Mucho amor, mucha sensibilidad y muchas lecturas es lo que se adivina tras la lectura del poemario ‘Con la misma piedra’ de Teresa Ariza, publicado en Dialéctica Ediciones que se presenta el martes, 29 de noviembre, en el Ayuntamiento de Granada (19:30 h). En este acto la autora estará acompañada por el escritor Fernando Rubio; el director general de Cultura, José Vallejo y el editor Víctor Miguel Gallardo. También lo hará Ismael Ramos, un exalumno y actualmente profesor universitario que representará a todos sus alumnos porque Teresa ha dedicado toda su vida a la enseñanza,«a la que le debo mucho de lo que tengo y de lo que soy». La nota musical la pondrá el pianista, director de orquesta y coro, Algis Zaboras.
«’Con la misma piedra’ es una continuación de mi primer poemario, ‘Cantos rodados’, donde reflexionaba sobre la evolución de los seres humanos y el amor. En esta segunda parte se repite una experiencia amorosa con los mismos protagonistas y es porque el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra», explica acerca del título y contenido de su libro. Considera que a veces se repiten los fallos y los errores, pero también se renuevan las ilusiones por eso lo considera una segunda parte pues «la protagonista es la misma mujer que se siente, a veces en las nubes y otras abandonada». Poemario dividido en tres partes con un total de 70 poemas y un epílogo, que van precedidos por citas de Rosalía de Castro, Cervantes (afirma haber leído El Quijote en dos ocasiones), Quevedo, «por sus sorprendentes poemas de amor» y Bécquer que le leía en su época de Bachiller. «Son autores que me han gustado mucho al igual que Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Lorca, o Miguel Hernández. También algunas poetas contemporáneas como la cubana Fina García Marruz o Ángeles Mora», explica. Igualmente demuestra su devoción por el griego Konstantinos Kavafis, Luis García Montero, siendo sus «favoritos» Rafael Guillén y Antonio Carvajal «que representan el genio poético más sublime. Es un lujo leerlos y escucharlos».
También comenta que tres años es el tiempo de trabajo empleado en la escritura de este poemario al que se ha dedicado «de una manera íntima y solitaria», haciendo lo que han hecho muchas mujeres antes que ella, ocultando lo que escribía, sin querer que nadie lo supiese, tal vez por cortedad o por vergüenza, o por ese miedo a mostrar y desnudar el interior a los demás. Así mismo, explica que «estoy siempre muy activa y llevo conmigo siempre mi libretilla para anotar las ideas que me vienen, luego lo reviso y lo completo y así nacen mis poemas. Mi poesía es un encuentro conmigo misma y es una poesía intimista». Considera la pregunta del millón el saber el motivo por el que a los poetas les gusta llenar la hoja en blanco con sus sentimientos más íntimos pero, en su caso aclara que «la que sufre es mi heroína, no soy yo» y lo apostilla con una sentencia de Óscar Wilde: el placer más inmenso de la literatura es inventar lo que no existe.
En cuanto a sus preferencias estróficas indica que «los endecasílabos me salen solos, aunque otras veces hago octosílabos, heptasílabos y pentasílabos o los combino, pero mi forma natural de versificar es el endecasílabo». Así mismo, destaca que algunos de sus poemas reinvidican la condición femenina y defienden los derechos y la libertad de la mujer. Además de a los integrantes de la mesa quiere mostrar públicamente su agradecimiento a sus compañeros y compañeras de la Tertulia Literaria Continental, a quienes está dedicado el poemario, además de a sus lectores y cualquier persona que se identifique o le inspire sus poemas, a su prologuista y fiel lector, Fernando Rubio, a Víctor y Mariana, editores vocacionales con una gran preparación, al fotógrafo José Antonio Ramos por las foto de la solapa y a PerroRaro, diseñador de la portada.
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