Es su refugio. El lugar donde se ‘pierde’ cuando quiere que nadie le moleste. Allí ha ido atesorando recuerdos y objetos de otras épocas y donde guarda sus dos vehículos clásicos que saca de tarde en tarde. Nos referimos al garaje que Alfonso Fígares tiene al principio de la Avenida Cervantes al que llama su «minimuseo» en el que los móviles no tienen cobertura. El local, compuesto de varias plazas de garaje anexionadas, presenta las paredes repletas de carteles y pósters, también un árbol genealógico de su familia hasta el siglo XI y algunas curiosidades, en tanto que varios muebles muestran su colección de teléfonos, miniaturas de coche (Gordini, 2 CV, Seat1400, 127 y 1500, Volwagen, Mini,…), cintas cassettes, copas del Hotel Suizo, paquetes de tabaco de marcas desaparecidas, plancha de carbón con esvástica… y sus dos vehículos clásicos, un Buick de 1937 y un Mercedes 240D de 1973.
«Aquí está lo que ha ido reuniendo a lo largo de mi vida. Cosas que habitualmente se tiran, pero que uno ha ido guardando. Cuando vengo a mi pequeño museo disfruto de una tranquilidad que no podría encontrar en ningún otro lugar», cuenta Alfonso al que conocimos durante la celebración de la Ruta Reale, 2015, en la que según estima «el 50% de los que participan son gente relacionados con el motor: mecánicos, chapistas, concesionarios,…». A continuación nos comenta algunas de las piezas curiosas que guarda en este espacio como el billete de zeppelin que utilizó su padre para venir desde Berlín hasta Almería y que por un lado es una foto aérea de esta ciudad. También que su padre realizó, posiblemente, el primer viaje de un potro desde Larache hasta Armilla que tuvo que ser amamantado aquí por una cabra. Respecto al Buick Edge nos cuenta que lo trajo de EE.UU y que era una montón de chatarra. «Lo restauré en La Carolina donde lo han convertido en un bello coche del año 1937, aunque la fecha de matriculación es el 1 de enero de 1938». Es un Sedan 4, Especial, Serie 40, con motor de 8 cilindros en línea, potencia fiscal 26,89 y 78,60 CV. En cuanto a sus dimensiones son 1730 mm de altura, 1880 anchura y 5070 mm de longitud.
También nos cuenta otra anécdota pues la única vez que le han multado en su vida por exceso de velocidad fue precisamente con este automóvil. «Un día viajando hasta Darro para probarlo me fui por la A-44 y enfrente de la Nava me metí por la carretera de Iznalloz. Me encuentro a la Guardia Civil que me hace señales para que pare. Pensaba que podría ser para
pedirme la documentación de coche, la cual estaba en regla pues soy corredor de seguros, pero me dicen que el motivo es porque iba con exceso de velocidad ya que un poco más adelante había una señal de limitación a 60, y al parecer yo iba a 83 km/h. Lo curioso es que el Guardia Civil me explica que jamás ha multado a un coche tan antiguo y me pide permiso para hacerse una foto con el coche». Del Mercedes, matrícula GR-I nos cuenta que vino de Alemania, donde circuló unos 5 años, aquí lo compró un registrador que lo tuvo 10 ó 12 años, para luego pasar a un gran amigo suyo, Francisco de Córdoba Marín, de Alcalá la Real, que lo tuvo dos décadas. «Yo se lo compré hará unos 7 años. Está perfecto, es un diésel, 220 D, faros de lágrima, del año 1973, que no da ningún problema. Se puede ir con él donde haga falta. Es un distintivo de calidad y seguridad. He ido varias veces a Algeciras, Ceuta, Córdoba,… si tengo que circular de noche me llevo el Mercedes y si es de día el Buick pues como coche de los años 30, de 6 voltios, las luces que tiene son escasas y los pilotos de posición muy pequeños. Con los anteriores a los 50 no se debería circular por autovía pues son poco localizables visualmente».
Un museo del automóvil para Granada
Aprovechamos que Alfonso Fígares es corredor de seguros para que nos informe de este tema relacionado con los clásicos en la que están especializados a nivel nacional ya que actualmente cuentan con unos 25.000 asegurados. «No es posible asegurar si no se tiene la documentación en regla incluida la ITV. A veces reunirla a los propietarios les cuesta años», explica antes de indicar que, por ejemplo, sus coches pagan un seguro obligatorio, daños a terceros y defensa del conductor, de unos 13 euros anuales el Buick y 80 euros el Mercedes, «parece poco pero a lo mejor le hago 100 km al año, tirando a mucho». Respeto a la intención del ayuntamiento de gravar con impuestos estos vehículos opina que tendría que ser «todo lo contrario, se nos deberían otorgar algunas subvenciones pues somos coleccionistas y gracias a ello dentro de 50 año estarán en perfecto estado». También apoya la idea de un museo del automóvil en Granada al igual que lo tiene Turín, donde los propietarios lo ceden el para que lo vea el público y lo tienen a su disposición 15 días al año. «Si alguien me echa una mano lideraría la creación de ese museo. Dejo en manos del Ayuntamiento o Diputación la cesión del espacio. Nosotros nos buscaríamos la vida para llenarlo de coches».
Próxima entrega: Mari Macías y su 124 Sport Spider de 1969
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