El interés del fotógrafo granadino Javier Algarra por la huella y los signos del paso del hombre por la naturaleza se revela en sus paisajes, como el principal objeto de análisis estético, pero también ético e histórico, que ha atravesado su larga trayectoria creativa. Desde que finalizó sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Granada hasta ahora, Algarra ha documentado, unas veces por tierra y otras por aire desde un ultraligero, los territorios de la provincia de Granada, que ahora ha logrado reunir en una gran exposición en la Sala Alta del Palacio de los Condes de Gabia.
Desde 1989 a 2016 han transcurrido nada menos que 28 años, casi tres décadas de trabajo durante las cuales el fotógrafo Javier Algarra ha desarrollado una intensa trayectoria profesional y artística. Una parte de este trabajo ha consistido en “deambular por el paisaje rural” de la provincia de Granada, documentando las marcas y signos que muestran los procesos de apropiación económica del territorio y sus transformaciones.
La comisaria de la exposición, Isabel Tejeda, señala que “de la mano de Algarra abandonamos la ciudad de Granada y nos trasladamos al campo, al paisaje rural, en esta comprensión lingüística del territorio. Se trata de un territorio horadado y sobrescrito por la mano –y los intereses económicos– del ser humano, un espacio en el que hace ya cientos de años no hay naturaleza –la naturaleza, el bosque primigenio, ya no existe de facto en España–; y precisamente lo que inquieta al fotógrafo granadino es esa naturaleza manoseada e intervenida convertida en paisaje, cuya forma y fisicidad original hace tiempo que desaparecieron para dar paso a un territorio en continua transformación, un paisaje que es humano y por tanto social y económico”.
“La idea de esta exposición, basada en tres proyectos fotográficos guiados por un mismo hilo conductor, el paisaje, hace hincapié en la forma de percibir nuestra relación con el medio a través de imágenes en las que subyace la siempre presente idea del mito de la caverna platónica: realmente vemos las sombras de la realidad, sombras en las que cada uno proyecta sus experiencias particulares. De ahí que imágenes aparentemente dispares en cuanto a tema y aspectos formales posean esa coherencia conceptual” ha manifestado el propio artista en el catálogo de la muestra.
Tres proyectos en uno
El primer proyecto “Lenguaje de formas” muestra un conjunto de 38 fotografías aéreas de pequeño tamaño tomadas desde un ultraligero entre 1989 y 2012. Está conformado por tramas agrícolas creadas por la intervención del ser humano que guardan gran paralelismo con las generadas por la propia naturaleza en estado virgen, y que han sido producidas por los más variados motivos, desde la proyección social, la dinámica geomórfica del terreno, las necesidades de infraestructuras y las condiciones de trabajo.
En el segundo, “Entre dos mares”, compuesto de 36 fotografías tomadas entre 2009 y 2016, Algarra ironiza sobre la intervención humana en un espacio natural de indiscutible belleza, la costa granadina, y plantea una crítica sobre el mobiliario de las playas y sobre pretensiones estéticas que no se corresponden con la verdadera identidad del lugar. A partir de esa primera visión, elabora una colección de fotografías de primeros planos de mallas, plásticos, alambradas, pátinas, que van decantándose desde la fealdad hacia una particular belleza que queda descontextualizada respecto del entorno circundante.
Y el tercero, “La Vega de Granada” (2013-2016), es un acercamiento a la comarca mediante 8 fotografías de gran formato creadas a partir de elementos básicos estructurados en una primera visión por elementos verticales y composiciones esquemáticas.
Fotografía institucional y editorial
Javier Algarra (Granada, 1958) descubrió la fotografía mientras cursaba Medicina llevado por la tradición familiar, lo que le hizo cambiar de rumbo y completar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Granada. Desde entonces se ha dedicado a la fotografía por entero, hasta el punto de que no es fácil deslindar su actividad profesional de su actividad creativa, pues ambas generan campos de interés y de experimentación cuyos resultados se infiltran en los cuantiosos proyectos que jalonan una trayectoria de cuatro décadas.
Desde que en 1982 obtuviese una Beca Nacional de Artes Plásticas ha expuesto en muestras colectivas junto a grandes referentes de la fotografía en España y en individuales en diversas ciudades de la península. Pero su trayectoria artística trasciende con mucho los circuitos habituales, pues, como apasionado de la fotografía, puede decirse que su obra es inseparable de su modo de vida. De ahí que como piloto de ultraligeros se haya especializado en fotografía aérea, que haya viajado con su cámara por Europa, Rusia, Oriente Medio, norte de África o Estados Unidos.
Paralelamente ha desarrollado su labor profesional sobre todo en el ámbito institucional, como fotógrafo del Ayuntamiento de Granada y en numerosos trabajos de carácter cultural. Entre ellos es particularmente relevante su obra de documentación e ilustración editorial dedicada al arte contemporáneo, al urbanismo y al patrimonio artístico.
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