Distintas fuentes nos habían informado de que el propietario de la Farmacia Zambrano, en la granadina calle de Reyes Católicos, era un gran aficionado a los vehículos antiguos y que disponía de una pequeña colección. Gracias a uno de los organizadores de las concentraciones mensuales en El Fargue, Genaro Galisteo, pudimos contactar con Diego Zambrano, que ha heredado de su padre algunos de estos vehículos que antes fueron de su abuelo o de su bisabuelo, como es el caso del Chevrolet Capitol de 1927. Este joven de 30 años que estudió Automoción en el Instituto Politécnico Hermenegildo Lanz nos cuenta que su padre llegó a tener 22 coches, de los que conserva nueve, entre ellos el Chevrolet, un Seat 1400, otro Seat 1500, un 4 L, además de un Seat 124 Sport, un Seat 131, un Fura Crono, un 600 N, un Mini Cooper, entre otros.
«Mi padre tenía la farmacia, pero a mi lo que me gustaba eran los coches. El Chevrolet lo compró mi bisabuelo. A mi abuelo sí que le gustaban, de hecho, había un taller próximo al corral del Carbón, en los bajos del actual ‘Palacio de Abrantes’, cuyo mecánico era su amigo y a veces iba a por él a la farmacia, y le decía «tiene que venir que tengo un coche con ‘un ruidillo’ y no doy con la tecla». «Mi abuelo presumía de ‘sordo’, pero cuando se trataba de descubrir ‘ruidillos’ de coches»…..era otra cosa y la mayor de las veces lo arreglaba», nos cuenta mientras nos dirigimos desde el paseo del Salón de Granada donde realizamos el reportaje gráfico hasta el puente de los Vados donde nos espera su amigo Samuel Infantes. A continuación nos relata la historia de su singular vehículo ya que lleva la matrícula de Granada más antigua que conocemos (GR-1897) y es el único que circula en la provincia de Granada (al parecer Manuel Astorga tiene otro muy parecido). «El primer propietario fue mi bisabuelo Diego Zambrano García de Caravantes que lo compró nuevo en el año 1927. Vino desmontado en el interior de una caja hasta el puerto de Málaga y desde allí lo trajeron a un concesionario que había en Gran Vía. Y hasta el día de hoy», cuenta antes de añadir que «pasó la guerra simplemente porque era descapotable. Mi abuelo era chófer en la guerra y se ofreció con el coche pero para que no lo destrozaran le dijeron que lo guardara». También nos cuenta otra curiosidad y es que sus abuelos «fueron a Barcelona de viajes de novios en este coche y la anécdota es que se le rompió una ballesta».
Tras mostrarnos la placa donde van el nombre y apellidos, dirección postal del propietario, así como el número motor y de bastidor, nos comenta que se restauró a principios de los 80 en los talleres lojeños de Manuel y Paco Astorga. Este coche que se puede arrancar con manivela, mantiene la carburación mediante el efecto Venturi, es decir, «el colector de admisión va hacia abajo y la gasolina la chupa hacia arriba y tiene 6 voltios todavía». Así mismo, nos describe el salpicadero donde no tiene prácticamente nada: palanca del aire, mando de luces, el velocímetro con el cuentakilómetros, para mirar los amperios y la presión del aceite, en tanto que en el volante se incluye la regulación del gas y de las chispas de las bujías. También nos muestra el limpia parabrisas que funciona manualmente. Vehículo para cuatro viajeros, con capota nueva que se colocó en la restauración de 1985, siendo los asientos los originales. Del mismo modo nos cuenta que «normalmente estos coches traían la llanta de madera pero éste como extra las traía ya de chapa». Para terminar añade dos anécdotas: el diluvio que le cayó el día que aprendió a llevarlo que iba con sus amigos, Antonio Ortega y Rafael Tallón, y en otra ocasión cuando fue con él al MacAuto de McDonald´s y la muchacha que les atendía se quedó sorprendidísima.
El competidor victorioso del Ford T
Aunque Diego tiene conocimientos de mecánica, reconoce que en muchas ocasiones recurre a su gran amigo J.L. Fernández con el que también suele compartir las salidas y concentraciones. Desde el punto de vista técnico indica que es «un 2.700 cc, 4 cilindros y 17 caballos. Tiene tres velocidades, sin sincronizar, frenos de varilla en las ruedas traseras y suspensión de ballestas». Respecto al consumo manifiesta que en el trayecto Granada-Los Vados, de unos 10 kilómetros, se ha chupado un cuarto de depósito». Depósito que tiene una capacidad para 30 litros.
En 1927 la Chevrolet Motor Company presentó su modelo Capitol que llegó a competir con el Ford T, salido al mercado en mayo de este año. En concreto, en ese año se fabricaron 61.740 Chevrolet Capitol Touring en la planta de Oshawa, en la provincia de Ontario en Canadá. En el artículo que le dedica Roberto Nigrinis en www.carrosyclasicos.com afirma que «el Chevrolet Capitol era mucho más moderno que su rival el Ford T, con soluciones técnicas aún vigentes hoy, por lo que no sorprenden sus resultados en ventas, que casi duplicaron o cuadruplicaron las de sus competidores».
Próxima entrega: John Gonzalo Coluccia y su Bentley MkVI Saloon de 1950
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