Con este curso, llevamos tres participaciones en la modalidad KA1 del programa Erasmus+. Han sido tres cursos escolares trepidantes y llenos de retos y aventuras. Quién nos iba a decir a nosotros que, cuando nos pusimos a reflexionar sobre el impacto de los proyectos Erasmus+ a principios del año 2014, íbamos a imaginar que andaríamos tanto y tan lejos.
Nuestras propuestas siempre han sido proyectos de formación del profesorado (acción clave KA101) que han perseguido ser significativas para toda la Comunidad Educativa del centro. Han tenido un hilo conductor que nos han permitido establecer una acción continua de cada uno de los proyectos. Básicamente, cada proyecto ha nacido del anterior y se ha retroalimentado de las experiencias de cada uno de ellos y de las personas que hemos ido conociendo. La propuesta inicial nace de la experiencia previa de dos maestros del centro, los cuales atisbaban las oportunidades que se abrían… abriendo el colegio hacia Europa.
El primero de ellos, “ABP: proyectando futuro”, ansiaba poder abordar un cambio metodológico hacia propuestas didácticas más activas e innovadoras. De la mano, llegaron a nuestro centro el Aprendizaje Basado en Proyectos y los Entornos Personales de Aprendizaje, como parte de la mejora metodológica. Ambas nociones se complementaban y permitían darle al proceso de enseñanza-aprendizaje un “para qué”.
Puestos en marcha (curso 2014-2015) la aventura nos condujo a Finlandia para conocer de primera mano el secreto de su éxito. No sólo pudimos conocer los entresijos del sistema educativo finés, sino que supuso la apertura hacia otras realidades educativas y, sobre todo, la creación de una red de contactos con otros docentes europeos.
La reflexión de nuestra experiencia finesa nos indicaba que nuestro camino no estaba muy desencaminado y que nuestra apuesta por los proyectos Erasmus había sido muy acertada. Finlandia y Praga fueron dos entornos muy propicios para crecer y formar equipo.
A lo largo del desarrollo del proyecto, dos grandes pilares se fueron forjando. Por una parte, una nueva visión metodológica impregnaba nuestro Proyecto Educativo de Centro (el Aprendizaje Basado en Proyectos) y un modo distintos de enfocar las TICs en el aula. Concretamente, la autoformación en centros se articuló a partir de estos dos aspectos. Estuvimos formándonos y creciendo de la mano de las experiencias vividas en el desarrollo del proyecto. Tal fue el impacto del primer proyecto que, un año después, la Fundación Telefónica nos concedió el Premio Nacional de innovación educativa “Escuela para la Sociedad Digital”.
De esta primera experiencia nace nuestro segundo proyecto Erasmus+: Escenarios Educativos Innovadores. Una vez que habíamos comenzado con la implementación y mejora de los planteamiento metodológicos esenciales del centro, comprobamos el valor de las actividades de mejora del entorno, así como los proyectos que tomaban el “exterior” como parte del aula. Las movilidades del proyecto nos condujeron a dos zonas de Italia donde las actividades “outdoors” tenían y tienen un valor muy importante para la vida diaria de centros educativos. Así nace un proyecto de formación que nos permite emprender pequeños y no tan pequeños proyectos de mejora del entorno. Nos encanta destacar el Proyecto Capacitados, no tanto por su impacto mediático sino por lo significativo que ha sido para nuestro alumnado. Al igual, la participación en proyecto de mejora del entorno como Water Explorer nos permitió trasladar a nuestro alumnado a Londres representando a España en la final de un proyecto promovido por la propia ONU a través de su programa GAP o, incluso, las actividades que se desarrollaron dentro del marco del Programa de Junta de Andalucía “Vivir y sentir la Alhambra.
Pasados varios meses de la finalización del segundo proyecto Erasmus+ nos llegó uno de los mayores reconocimiento educativos que puede recibir un centro. Nos habían concedido el Premio Nacional Acción Magistral por la propuesta del Proyecto Capacitados. De manos de su Majestad la Reina de España, el centro fue galardonado con una distinción muy relevante. Al igual, se le concedió al centro la insignia de la Orden de Alfonso X el sabio.
Sin tiempo para reflexionar sobre los acontecimientos, comenzamos nuestro tercer proyecto Eramus+: Alumnado del siglo XXI. Orientado a la formación y mejora del profesorado en robótica escolar y las “TIC” (o mejor dicho, TAC). Así, nos trasladamos a Estonia para comprobar de primera mano cómo se organiza un centro educativo pionero en la implementación de la robótica en el currículo. La experiencia ha sido determinante para establecer las primeras líneas maestras de nuestra acción pedagógica en el centro en lo relacionado con la robótica escolar. Este curso escolar estamos enfrascados en una nueva aventura de la First Lego League donde pretendemos promocionar las vocaciones científicas en nuestro alumnado, focalizando la atención en las chicas del centro.
Actualmente, estamos preparando la segunda movilidad de nuestro actual proyecto europeo Erasmus+. Ésta nos conducirá a visitar un centro educativo danés con amplia experiencia en proyectos europeos. Hemos comenzado a crear lazos con ellos y pretendemos realizar un proyecto Etwinning para que nuestro alumnado pueda compartir sus experiencias y estrechar lazos de amistad transnacional.
Hemos vuelto a solicitar un nuevo proyecto Erasmus+ en la pasada convocatoria, con la esperanza de poder continuar aprovechando las oportunidades que brindan este tipo de proyectos europeos para el centro, con el anhelo de poder desarrollar en el futuro un proyecto KA2 para que nuestro alumnado pueda “vivir y sentir”, de primera mano, los beneficios de los proyectos Erasmus+.
Si queremos un futuro juntos en la Unión, Erasmus+ es la herramienta perfecta para contribuir a ese fin. Cuan acertada es la afirmación: Erasmus+ hace Europa.
Jose Alberto Martín y Esther Diánez