Pasados algunos años, quizás incluso cuando uno ya está jubilosamente jubilado, te llegan comentarios de todo tipo… cómo debes cuidarte, alimentarte, usar tu tiempo libre y otra serie de consejos que todo el mundo te da sin tú pedir nada.
Pero nadie se da cuenta, que precisamente por haber llegado a esta etapa de la vida, sé perfectamente lo que pienso en todo momento y para cada ocasión. Incluso a veces, muchas veces equivocándome y volviendo a caer en la misma piedra.
Sé a ciencia cierta lo que quiero decir, lo que creo decir y lo que digo; pero no, la gente que te rodea quiere oír otras cosas, aquellas que a ellos realmente les reconfortan y les hacen felices, sin mirar para ello si a ti te repatea todo eso, nadie es tolerante con tu pensamiento.
Incluso se suele dar la paradoja, de aquellas cosas que tus amigos y familia creen entender, lo que quieran entender y lo que realmente entienden, creando eso sí un gran follón entre mis palabras simples y creo que sencillas y buscar los cuatro pies al gato.
Un verdadero amigo no te juzga, solo comprende todos tus procesos de adaptación a los tiempos y por supuesto acepta tus errores como algo normal. La comprensión es el primer paso para la aceptación, no quiero gente perfecta, quiero gente que me acepte como soy.
Las palabras demuestran quien quieres ser en realidad, mientras que tus acciones a lo largo de tu vida, demuestran quien eres en verdad.. |
La vida se vuelve interesante cuando ya has aprendido de las mentiras de los demás, viendo que siempre dicen cosas distintas de lo que piensan, de lo que quieren en realidad; por eso decía que con los años se acepta uno tal como es y ahí comienza un período de búsqueda de la felicidad.
Las palabras demuestran quien quieres ser en realidad, mientras que tus acciones a lo largo de tu vida, demuestran quien eres en verdad.
Por eso como decía El Principito «tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas».
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