El primer volumen de la saga ‘Exomundos’ (Dialéctica) del cordobés afincado en Granada, Rafael Díaz Gaztelu, ya está en las principales librerías. Una novela de 556 páginas que arranca en junio de 2518 cuando la astronave Draco llega al sistema de Próxima Centauri donde se encuentra Liberys un exomundo donde la especie humana espera perpetuarse para lo que tendrán que vencer a los elementos naturales y a ellos mismos. Nacido en un año muy orweliano, 1984, y licenciado en Físicas con un máster en Geofísica en la Universidad de Utrech, gran amante de la literatura de ciencia-ficción desde que en el colegio leyese ‘2001: Una odisea del espacio’ parecía predestinado para este género, dada su afición a autores como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke o Frank Herbert. La presenta el lunes 17 de abril, a las 19 horas, en la Biblioteca de Andalucía donde intervendrán Arturo Quirantes, profesor de Física de la UGR y el editor, Víctor Miguel Gallardo.
«El germen de esta novela surgió durante un buceo en las playas de Almería.Mientras veía una especie de banco de algas que se movían al compás de las olas me sugirió cómo se vería un planeta al que acabas de llegar, donde vería cosas que no son exactamente lo que has visto antes y que se mueven de una manera que no esperas», cuenta el joven escritor antes de relatar varias curiosidades relacionadas con la gestión de la novela que iniciaría posteriormente cuando estudiaba en Holanda. Por entonces viajaba hasta cuatro horas diarias en tren, en torno a dos horas de ida y otras dos de vuelta y «fue ahí donde comencé a escribirla y a diseñar las naves pues me gusta mucho un programa que sirve para diseñar en tres dimensiones que es el que he usado para las imágenes y diagramas que aparecen en el libro. Fue una aventura, pues me robaron el portátil y perdí todo lo que había escrito lo que me obligó a reescribirla en una libreta. O sea que hay por ahí una versión robada de ‘Exomundos’ y ésta que digamos es la versión resucitada escrita en el tren».
Una obra que cuenta con cuatro o cinco personajes principales pero en la que desfilan por sus páginas hasta cerca de 300 personajes lo que considera normal al tratarse de una novela en la que se describe una llegada a un planeta nuevo en el que hay otros habitantes. Precisamente por ello decidió poner al final una guía de personajes completada con otros apéndices de mapas estelares, planetarios y diagramas para ayudar al lector. Respecto a la fecha indica que «es fruto de un proceso de estudio ya que como sucedió con ‘1984’ o ‘2001:…’ que son unas novelas muy especiales para mi, hice unas líneas del tiempo pesimistas, en la cual para 2020 se acaba la crisis que nos acosa desde 2008, en 2100 comenzamos a pensar en la colonización de otros planetas del Sistema Solar, y fui añadiendo años e hitos de la historia de la Humanidad y por extrapolación, con mis conocimientos de científico y lecturas, llegué a la conclusión de que, a lo mejor, en el 2518, es el año en el que podemos estar pisando el primer exoplaneta».
Rafael Díaz, al igual que los buenos autores de ciencia-ficción ha intentado que su novela sea creíble para ello «tenía claro que debía estar basada en hechos científicos». Como ejemplo indica que los motores de las naves están basados en prototipos que se pueden ver en artículos científicos . «Una cosa muy curiosa es que el planeta Liberys cuando lo puse ahí en 2012, calculé su órbita y periodos de rotación. Todos los artículos de la época afirmaban que no podía haber un planeta tan cerca de la estrella Próxima Centauri. El día que me llamó el editor para decirme que estaban interesados en publicar la novela se descubrió que había un planeta cerca donde yo lo había puesta y que pudiera tener agua en estado líquido», añade como curiosidad. Novela estructurada en seis partes con un interludio cada una que sirve para explicar lo que ocurre mientras tanto en la Tierra gracias a una narración más ligera y distendida que espera ya a lectores curiosos a los que les guste la divulgación científica y que le apetezca pasar un buen rato.
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