La primera vez que lo vimos iba con su sombrero de cowboy y su Mercedes 200, al que ha puesto un potente claxon a modo de atracción de feria. Junto con otro grupo de aficionados de la Club Escudería Clásica Motril se reunían en Motril para iniciar una ruta que les llevaría hasta Órgiva y Pórtugos. Le pedimos algunos datos de contacto para un segundo encuentro que se produjo a las pocas semanas más tarde en la rotonda de Hercofrut, justo a la entrada de Almuñécar. Hasta allí se desplazó con su precioso Mercedes 200 de color gris y con el Seat 217 Samba descapotable conducido por su amigo y vecino de la Loma de la Pepina, Rafael Carbonell. Una vez acordado el lugar para la realización de las fotos nos dirigimos hasta el cercano Parque Mediterráneo, en Playa Cálida, de Almuñécar, desplazamiento que como viene siendo habitual se aprovechó para grabar el vídeo de ambos vehículos.
«Soy de Vélez de Benaudalla y durante 39 años he sido conductor de la Alsina Graells en la línea Granada-Almuñécar, por eso todo el mundo me conoce por Juan ‘el de la Alsina’, pero también por el apodo ‘Machine’», nos cuenta cuando le pedimos algunos datos biográficos. Al preguntarle por el origen del segundo mote indica que durante muchos años ha alternado su trabajo de chófer con un negocio de máquinas recreativas, pequeño al principio pero que fue creciendo con el tiempo que en la actualidad gestiona su hijo. Este hiperactivo prejubilado desde hace diez años (en la actualidad tiene 70) nos informa que también montó una empresa de autocares con tres vehículos a la que puso de nombre ‘Machine’. Fue durante su etapa laboral cuando le dio por comprar el Mercedes 200, que encontró en Torre del Mar (Málaga) siendo su propietario un maestro escuela. «Cada día que pasaba con el autobús lo veía y me decía a mi mismo: ese coche me gusta», hasta que en una ocasión quiso hacer realidad su deseo. Al principio le dijo que no pero finalmente se lo ofreció pagando por él 310.000 pesetas.
«Estaba bien pues el maestro lo había importado de Canarias donde fue matriculado en enero de 1966. Los dos coches los he hecho hsitóricos para no tener que pasar la ITV cada año. Ahora la pasa cada tres años y cuando pase de 50 años, que será en la próxima revisión, tendré que hacerlo solo cada cinco años», explica de acuerdo con el Real Decreto 1247/1995. También nos explica que próximamente tiene previsto pintarlo de color negro y que menos el motor, al que no ha tenido que tocar nada, le ha sustituido los amortiguadores, el techo y el enmoquetado del suelo a este coche también conocido popularmente como Mercedes Colas, que tiene un motor de 60 CV, cuatro cilindros en linea y 1800 cc., siendo sus dimensiones 1,560 m. de altura, 1,730 m de ancho y 4.500 de largo. Respecto al consumo, señala que gasta una media de 7,5 l/m y que hasta los 110 km/h va muy bien. En cuanto a su uso «solamente para disfrutarlo y salir en las concentraciones. En verano para darme una vuelta con él pues se luce mucho y para atender algunos compromisos de los amigos. Aquí han ido ya siete novias», nos dice al tiempo que añade una anécdota que le ocurrió a su hijo y nuera pues, cuando el día de la boda cuando se dirigían a Láchar, se calentó y se les ve en el vídeo con el traje echándole agua.
«El Seat 127 Samba ha estado durante 15 ó 16 años en un bancal»
El Seat 127 Samba llega a sus manos de forma parecida. Lo vio a la salida de Almuñécar, junto al Cuartel de la Guardia Civil, donde lo tenía el dueño del hotel Picadilly, con un letrero de ‘Se vende’ en el cristal. Un día se paró para coger el letrero y regresar por la noche para comprarlo. Señala que pagó por él 110.000 pesetas y que «durante 15 ó 16 años ha estado en un bancal junto a mi vivienda en el paraje en la Loma de la Pepina, tapado con telas y brozas». También que lleva un motor de otro 127 y los asientos son de un BMW. Así mismo que tuvo que cambiar las ruedas que le ha puesto «sacadas para los lados. Al prejubilarme toda la restauración se la he hecho yo con mis propias manos, a poquito a poco». Del interior conserva todo como estaba pues de otra forma no se lo hubieran homologado como histórico en 2014. Según la ficha técnica que nos muestra tiene
34 CV de potencia y 4 cilindros. «El dueño del hotel lo utilizaba para ir a hacer las compras, pues al ser descapotable es muy apropiado para esta zona. Aquí se ven muy pocos. Cuando se pongan grandes los cinco nietos se lo dejaré un ratillo a cada uno», comenta al tiempo que añade que tiene cuatro marchas es fácil de conducir y va muy bien a los 90-100 km/h. También indica que tiene un camión Barreiros que perteneció a su hermano y una moto Intruder 2,5.
Próxima entrega: Pedro José Padilla Lozano y su Renault 4L Super de 1964
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