Hace un mes cumplí 62 años, pero me suena mejor decir que tengo dos veces 30 más dos, pues lo de sesentón me suena fatal. Y la verdad, han pasado ya unas semanas y me encuentro igual que si tuviera 59, luego nada ha cambiado o tal vez sí. Cuando llegamos a los 60 nos damos cuenta de la cantidad de cosas que “ya no valen la pena”, ya no es necesario agradar, ni angustiarse, ni estar a la última, ni saber cómo funciona el último móvil, entre otras cosas, porque nunca supe cómo funcionaba el primero.
Me ha tocado vivir en un tiempo difícil y al mismo cómodo en cuanto aparatos que te hagan la vida más fácil, pero sin embargo nadie te enseña a vivir, a reír, a llorar, ni a saber decir adiós ni ser feliz, para todo eso las compañías farmacéuticas aun no tienen la píldora milagrosa.
La alegría y el amor son los motivos para seguir viviendo. Cuidarse de uno mismo y cuidar de los míos. Ir aprendiendo de la vida porque, por lo menos yo, todavía estoy de ida, aún no estoy de vuelta. Intentar que este mundo sea algo mejor. Los tiempos que vivimos son difíciles y no permiten grandes esperanzas. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.
Ya no me callo ni una, pues para qué, si todos esos embaucadores que dicen llamarse políticos y que lo único que hacen es pensar en su yo y se olvidan del dolor y la necesidad del prójimo. |
Ya no me callo ni una, pues para qué, si todos esos embaucadores que dicen llamarse políticos y que lo único que hacen es pensar en su yo y se olvidan del dolor y la necesidad del prójimo. A todos esos, he de reconocer que le tengo declarada la guerra dialéctica claro, pero si se tercia a hostias, pues merecidas las tienen.
No sé quién dijo que la experiencia no la da la edad sino las vivencias. Cada día aprendo cosas nuevas, hace cinco años me matriculé en la Universidad para mayores y he de reconocer que he aprendido cosas interesantísimas, me implico en la Asociación contra el cáncer, ahora estoy totalmente volcado con mi querida Residencia “Huerta del Rasillo” y así cada día intentar ir cumpliendo sueños.
Si alguien me dice que ahora yo no hago nada de importancia, no me preocupo. Lo más importante ya fue hecho, yo y mi historia, buena o mala, ya sucedió. Y en palabras de mi buen consejero Benedetti…“No te rindas, por favor no cedas aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento. Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento”.
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