En primera página y a toda vela, así me gustaría ver siempre a mi pueblo, pero que sea para noticias alegres y sobre todo si es para enamorar a todo el mundo que quiera conocer este rincón bañado por el mar Mediterráneo y dotado de un clima privilegiado.
Sin embargo, años, lustros, décadas han pasado y creo hemos perdido ese tren llamado modernidad, turismo, infraestructuras, que tanto atraen al viajero de fuera y que hace que un pueblo se desarrolle más y mejor.
Durante todo ese tiempo transcurrido, provincias como Málaga o Almería se engancharon pronto a dicho tren y desarrollaron carreteras, autovías, restaurantes, campos de golf, puertos deportivos, hoteles, etc. Que hicieron que tanto la Costa del Sol como la Costa de Almería despegaran a velocidad de vértigo, mientras en Granada íbamos en borrico y en Salobreña incluso parados, muy parados.
Qué pasó en la llamada Costa Tropical para hacer tan visible la diferencia abismal entre unas costas u otras. Pues que nos conformamos con ese turismo de segunda vivienda, que solo compra en supermercados y pasea comiendo pipas por el paseo marítimo, mientras que el turismo extranjero y adinerado tomó otros rumbos buscando calidad, atención, profesionalidad y, por encima de todo, amabilidad y trato cercano y exquisito.
Si nuestros Gobernantes tienen iniciativas, para revitalizar el casco histórico, arreglar el Castillo, poner guapo el pueblo, entonces surgen todo tipo de controversias, discrepancias y zancadillas que a lo único que conducen es a retrasar otro lustro más nuestro despertar.
Donde radica el problema, quien es el culpable de toda esta desidia que nos acogota y nos hace estar a la cola de toda evolución turística, incluso nos han llevado hasta Lobres para incorporarnos a la añorada autovía. ¿Dónde están el famoso TH2, el POTA y todas esas siglas que más que planes de desarrollo, parecen formulaciones de profesor chiflado? ¿Dónde el puerto deportivo de la Caleta, dónde los hoteles en primera línea de playa, dónde ese renacer del caso histórico, dónde ese castillo dinamizador de lo que acontece?
Y lo digo yo, que soy un nostálgico y romántico, que tanto añora esa maravilla de vega de los años 60, pero hay vega para todo, para cooperativas que optimicen los productos agrarios y vega para desarrollo sostenido y sostenible que haga explotar ese turismo tan necesario que nos haga vivir doce meses al año y no solo el turismo de chiringuito en julio y agosto.
Seamos de una vez por todos los primeros, arrimemos el hombro el uno con el otro y el otro con aquel, sin importar ideología política, sin rencillas, sin rencores, sin zancadillas, todos a una y en beneficio de Salobreña.
Ya habrá tiempo de pedir explicaciones, de exigir responsabilidades, de votar otras opciones; pero mientras tanto arropemos a toda aquella iniciativa que haga prosperar esta bendita tierra nuestra que tanto espera y tanto desea como buena enamorada.
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