Visto y comprobado. En todos los pueblos, por pequeños que sean, siempre hay alguien a quien le gustan los coches clásicos. En el caso de Santa Cruz del Comercio, en la comarca de Alhama de Granada, un buen ejemplo de esta afirmación sería la familia Arias Trescastro que en los últimos años han restaurando un Citroën Break de 1970 y un Seat 600D de 1969 de los que disfrutan, siempre que su actividad profesional se lo permite. Afición que ha pasado del padre, a su esposa, a sus hijos y nieto. De cualquier forma ya teníamos conocimiento pues nos los encontramos en una concentración celebrada en Ventas de Zafar raya, en diciembre de 2015.
«Hola mi nombre es José y mi padre es propietario de dos vehículos clásicos. Somos de Sta Cruz del Comercio», este breve mensaje acompañado con un teléfono de contacto y siete preciosas fotos de los vehículos nos decidió incluir a esta familia en esta serie. Días después nos reuníamos con José Arias, panadero-pastelero de profesión que junto con su hermano fundaron en 1978 la empresa ‘Alberto y Arias’ que abastece de pan y bollería buena parte de la comarca de Alhama, bien con el reparto diario o en los dos establecimientos ‘La Crème’ de Alhama de Granada. «Cuando el trabajo me deja tiempo me gusta asistir a todas las concentraciones que podemos», afirma José al tiempo que añade que «también hemos asistido a otras en Jaén y en la capital granadina. Mi otro hijo ha venido otras veces. Este – en referencia a José, que nos acompaña- es muy grande (supera el 1,80 m) y no coge ni en el 600 ni en el Breack».
Un Seat 600 de autoescuela
Del Seat 600D de 1969, con matricula de Granada, nos dice que es «de los antiguos pues las puertas abren hacia atrás y por eso se les llamaba los ‘enseña bragas’, o los ‘mira bragas’». También nos explica que se lo compró su padre cuando tenía 16 años, procedente de la Autoescuela de Alhama que cuando cambió la flota se lo ofreció por 65.000 ptas. «Lo tuve un tiempo y cuando me fui a la mili lo dejé en la cochera y a la vuelta me puse a restaurarlo. Este 600 ha dado muchos carnés y también muchas calabazas», comenta. También destaca la «gran labor» realizada por su mujer con el tapizado, a fuerza de muchos ratos libres, incluido el bordado del logotipo de Seat 600 D. Presume y con razón, tener «prácticamente todo original pues no me gusta modificarlo». En el salpicadero se aprecia el típico portafotos con retratos de la familia y el clásico San Cristóbal. De los 7.427 km, que marca el cuentakilómetros nos explica que lo puso a cero cuando lo restauró. También señala que en alguna ocasión lo ha puesto a 120 km, «en un trocillo de autovía y parecía que iba a echar a volar o a explotar». Según sus propias estimaciones el consumo medio es de unos 8 litros a lso 100 km/h por lo «que no es tan económico como cabria pensar». El motor de 36 CV no lo ha rectificado, pero sí ha tenido que sustituir las bomba de agua y gasolina. Respecto a hacerlo histórico afirma que «no me dice mucho un coche con matrícula histórica y prefiero mantener la original».
De Baza a Santa Cruz del Comercio
Del Citroën Break de 1970 nos explica que se lo compró a Rosendo Sánchez, propietario de una carnicería en Baza. «Lo vi en una revista y me interesé por él pues cuando empecé con la panadería tuvimos uno igual que este para repartir el pan. Como era el mismo modelo traspuse a Baza por el coche. Me lo vendió con la ITV pasada, aunque hubo que ponerle nueva la caja de cambios. Lo traje en una grúa pues por el mismo precio me ofreció otro para piezas, y me traje los dos», nos explica de este automóvil que llama la atención por la rejilla protectora de los faros, así como por contar con asientos traseros abatibles, lo que le permite quedar tipo furgón». Respecto a las reparaciones que necesitó indica que fueron «muchas» desde ponerle esponjas y tapicería nueva a los asientos, cantoneras nuevas, el techo, el frontal, «que ha sido fabricación propia, sobre todo de mi mujer». En cuanto a los datos técnicos aclara que «el motor es el mismo del 2 CV, pesa 720 kg, cuenta con motor de cuatro tiempos y dos pistones, 602 cc». Antes de despedirnos José nos explica que un primo suyo, carpintero de profesión, comparte su afición por los coches clásicos y tiene varios modelos, (Citroën AK, Citroën 8, Seat 1500). Por su parte, su nieto Alejandro nos comenta que de los coches prefiere «el rojo, pues es pequeño». Mª Angustias, indica que comparte afición con su marido y recuerda que no hace mucho subieron con el Break a Sierra Nevada, en tanto que el hijo, reconoce que, además de conseguir las esterillas y las matrículas de relieve por Internet, debido a su estatura le rozan las piernas con el volante por lo que preferiría un Mustang o un Cadillac para entrar más cómodo.
Próxima entrega: José Antonio Escudero Vicente y la BSA A7 de 1947
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