A la memoria de Don Bernabé Marín
y de Don Diego Cano, nombres propios
que dieron apellidos a la II República en Caniles.
Hablar de la II República, en los días que nos ha tocado vivir, es cuanto menos interesante. Sin lugar a dudas, estos años supusieron para la Historia de España la época más democrática que ha vivido nuestro país. Fueron muchos los logros y avances que se consiguieron en tan poco tiempo: plena libertad política y sindical, pluralidad de partidos, derecho de voto para las mujeres –auténtico sufragio universal−, verdaderas políticas educativas que pretendían paliar el analfabetismo en España… Unas más que considerables políticas sociales que se iniciaron con el gobierno presidido por Don Manuel Azaña en 1931, tras la proclamación de la II República Española. Sin embargo, no todo en el nuevo sistema republicano fue fácil y sencillo. La recién nacida República hubo de enfrentarse a la oposición de los caciques locales y señoritos de turno, de los poderes fácticos, que hasta pocos meses antes, habían estado rigiendo los designios de los vecinos, en este caso que nos ocupa, de la villa de Caniles, localidad fundamentalmente agrícola y ganadera situada en la zona nororiental de la provincia de Granada.
Claro ejemplo ésta de la supervivencia caciquil, que tuvo su máximo exponente durante los años que el país se vio gobernado por la dictadura de Primo de Rivera con el beneplácito del rey Don Alfonso XIII, cuyos “respetables” apellidos lograron permanecer y estar presentes en las respectivas concejalías republicanas. Para que no quedase ninguna duda de la adhesión, acatamiento y respeto por el actual, legal, legítimo y vigente régimen republicano, algunos concejales y munícipes, que provenían de la etapa monárquica anterior, hubieron de hacer declaraciones públicas al respecto. Es el caso de Don Bernabé Marín Sánchez: “A continuación, usó de la palabra el Concejal Sr. Marín Sánchez, Bernabé, que manifestó su inquebrantable adhesión al régimen republicano que hoy impera en España haciendo constar que es un ciudadano consciente de sus deberes que entiende, por tanto, que por encima de todas las ideologías hay que ponerse fervorosamente al lado del Gobierno para el mantenimiento del orden y la salvación del país, como él hace en efecto, manifestándolo así. – Hacen uso de la palabra varios Sres. Concejales en el mismo sentido y por unanimidad se acuerda adherirse a estas manifestaciones del Sr. Marín Sánchez, que el Ayuntamiento hace suyas.”
Dos alcaldes fueron los que tuvo Caniles, uno por cada bienio, los dos pertenecientes al partido derechista Acción Popular: Don Rafael Martínez Martínez y Don Joaquín Vidal García. A pesar de su ideología reaccionaria y conservadora, estos dos alcaldes intentaron hacer todo lo que estuvo al alcance de sus posibilidades para el bien de Caniles. Acometieron las obras de ampliación de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil con el consecuente aumento del número de guardias destacados en esta localidad. Hicieron todo lo que estuvo en sus manos para acabar con el analfabetismo predominante en el pueblo, para ello construyeron nuevas escuelas, tanto unitarias como mixtas –puesto que el sistema de instrucción pública que impulsaba la República practicaba la coeducación−, en el casco urbano de Caniles y en las aldeas situadas en la Sierra de Baza, que pertenecían a su término municipal y por aquellos años estaban muy pobladas: “Abierta la sesión, de orden de la Presidencia dio lectura a la Orden de primero de los Corrientes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por la que se conceden a este municipio las Escuelas que del mismo se tenían solicitadas y que son: Una de niñas y otra de niños en el Casco, otra de niños en Rejano desdoblándose la mixta existente y otra mixta para maestra de los Olmos…”
Uno de los asuntos que también nos llama poderosamente la atención, por su importancia social, es el de la creación de una cantina escolar: “Por el Sr. Presidente se dio cuenta de que habiendo en la Caja Municipal, mil quinientas pesetas, concedidas por el Gobierno de la República a este Ayuntamiento con destino a una Cantina Escolar (…) se originen obras de recuperación y reformas de la Casa del Agua, propiedad de este Municipio, situada en el Paseo de Felip, para que pueda instalarse en ella el comedor de esta Cantina escolar…”
Caniles contribuyó, de una forma significativa, con la elevación a categoría de Local a Nacional del Instituto de Bachillerato de Baza: “…Se da lectura a un oficio de la Alcaldía de Baza en que propone a esta Corporación la adhesión al acuerdo de aquel Ayuntamiento para recabar de los Poderes Públicos sea convertido el Instituto de 2ª Enseñanza del Partido sea convertido en Instituto Nacional; se acuerda quedar enterados y que se dirija instancia al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública haciendo tan justa petición”. Dicha contribución y apoyo se dio siempre en colaboración con el alcalde de Baza, Don José Martín López, y con el director de dicho Instituto, Don José Becerril Madueño.
Para complementar estas mejoras educativas, en 1932, se construyó en Caniles la primera biblioteca pública: “…Junta de intercambio y adquisición de libros para Bibliotecas públicas, y siendo propósito de esta Corporación dotar a Caniles de una biblioteca, aprovechando para ello el entusiasmo con que las Autoridades de la República estimulan el fomento de la cultura popular, se acuerda la fundación de una Biblioteca”.
Uno de los aspectos que más han desprestigiado a la II República, ha sido el anticlericalismo. En la villa de Caniles, durante la etapa republicana, barajamos la posibilidad de que no se diera ninguna acción anticlerical. Como ejemplo vamos a poner la fecha de publicación de las Reglas (19 de junio de 1932) de la Muy antigua y Venerable Hermandad Sacramental de Caniles o los preparativos para celebrar sus fiestas patronales en honor a San Antonio: “De conformidad con lo solicitado por los mayordomos de San Antonio se acuerda de concederles ciento cincuenta pesetas de aportación para ayuda de los Festejos que organizan por el carácter público de los mismos.”
Para intentar paliar los estragos que estaba ocasionando la situación de paro obrero en que se encontraba Caniles, los alcaldes republicanos lucharon por la consecución de algunas obras públicas, que serían realizadas por el Gobierno, unas se llegaron a materializar y otras fueron desestimadas: “A fin de poder dar trabajo a un buen nutrido número de obreros parados de esta población se acuerda oficiar a la Excma. Diputación Provincial en súplica sea construido el camino vecinal de Caniles a Rejano, que ya figura aprobado en los vecinales que lo están por esta Excma. Diputación (…) Se acuerda que cuando se trasladen a Granada activen la petición ante la Diputación Provincial, acerca de la pronta construcción al camino vecinal de la aldea de Rejano.” Al cabo de un tiempo, la respuesta llegó de la Diputación Provincial de Granada, evidentemente, no era la esperada pero no hubo más remedio que aceptar la determinación que el ente supramunicipal tomó al respecto: “…que es criterio firmísimo del Excmo. Sr. Ministro de obras Públicas el no construir caminos vecinales que como el solicitado para Rejano, no responden a una necesidad imprescindible y para cuya concesión se alega como motivo principal el paro obrero por lo que no es viable la construcción del mismo.”
En este contexto debemos de enmarcar el proyecto de construcción de la carretera Baza-Escúllar, conocida popularmente como la carretera de la Sierra: “…solicite del Ministerio de Obras Públicas (…) la construcción por el Estado, de una carretera que, partiendo del kilómetro seis de la carretera de Baza a Huércal Overa, entre en las calles céntricas del pueblo de Caniles denominadas “Rambla y Nueva” y cruce los anejos de este término municipal de Molineras, Mórax y Olmos (…) de Almería en cuyo término enlazaría con la carretera que se dirige desde dicha Villa hasta la estación ferroviaria de Abla, enlazando con la carretera general de Filabres a Almería, ya que con esta nueva vía de comunicación, se acortaría en distancia de esta Región al puerto de Almería en cien kilómetros aproximadamente, y los pueblos de la última provincia mencionada, adquirirían una fácil comunicación con esta zona industrial azucarera…”
Un gran proyecto para Caniles se venía pergeñando en la mente de varios ediles canileros, concretamente, en la del concejal y posterior alcalde, Don Joaquín Vidal García. Este proyecto consistía en la construcción de un gran pantano en el término municipal de Caniles, que se enmarcaría dentro de los prolegómenos que darían lugar, un año después, al Plan Nacional Obras Hidráulicas (1933) atribuido a la gestión del ministro de Obras Públicas, el socialista Don Indalecio Prieto. La información que nos encontramos en las actas capitulares es muy interesante: “…Ingenieros del Estado tienen estudios hechos acerca de la viabilidad de un pantano con destino al riego de todos los terrenos del Parral y dunas colindantes y que visto el inmejorable beneficio que la construcción de esta obra reporta a Caniles, no sólo en la actual crisis obrera sino para años venideros por el aumento de riqueza y producción de terrenos que al convertirse de riego aumentarían un valor y rendimiento en un mil por cierto…” Lamentablemente, y para el perjuicio de Caniles, esta obra nunca llegó a realizarse. Sí tenemos constancia –máxime porque esos terrenos son de mi propiedad particular− que algunas catas se llegaron a realizar, imaginamos que para realizar los estudios previos de una forma más satisfactoria.
La Sociedad Socialista de Oficios varios pretendió entrar a formar parte de la Comisión de Policía Rural: “…Ayuntamiento, pero estando animada la corporación del mejor espíritu de cordialidad, a fin de resolver armoniosamente las aspiraciones de la clase obrera, verá con sumo gusto que por dicha Sociedad Obrera Socialista le brinden iniciativas encaminadas a encauzar camino y aspiraciones de la comisión de referencia”. Lo que el señor alcalde denomina como “unas bases de trabajo exorbitantes”, no eran más que la aplicación y fiel cumplimiento de las leyes que se estaban aprobando en el Congreso de los Diputados a favor de los obreros y en aras de mejorar sus condiciones laborales y de vida. De una forma generalizada, los alcaldes socialistas o izquierdistas sí que aplicaron dichas leyes, lo que alcaldes derechistas –como era el caso de Don Rafael Martínez Martínez− hicieron todo lo que estuvo en sus manos para evitar que dichas leyes se aplicaran en sus respectivos municipios. Uno de los detalles que más nos llama poderosamente la atención es que este alcalde defina a la huelga, ese instrumento legítimo de los trabajadores, como “…amenazan con una huelga general y siendo de tener una grave alteración de orden público”.
El 17 de marzo de 1936, un mes después de las elecciones que dieron la victoria en España al Frente Popular, se forma el nuevo ayuntamiento de Caniles. Hubo de ser una comisión gestora la que lo presidiera y rigiera, siendo designado Alcalde-Presidente por aclamación: Don Pedro Molinero Aibar (PSOE). Y, de esta forma, llegamos al verano de 1936, concretamente al día 18 de julio, cuando los fracasados golpistas nunca pretendieron defender el orden republicano, sino todo lo contrario, acabar con él. Al fracasar el intento de golpe de Estado, llamado “Alzamiento Nacional”, Caniles, Granada, Andalucía y España entera entrarían en guerra, la Guerra Civil Española, objeto de estudio en la que, como ya hemos demostrado, cobra especial protagonismo el nombre propio del veterinario local, Don Diego Cano, ejemplo a seguir y modelo de ciudadano, en el que afloró el máximo exponente del Humanismo en Caniles, esa corriente de pensamiento en la que la República asentó muchas de sus bases.
Información relacionada: |
|
Ver otros artículos de:
Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino
|
|