José María Mata Álvarez y su Renault 8 Monaquatre de 1932 en la plaza de la ermita de Churriana de la Vega 31/08/2017 FOTO: ANTONIO ARENAS

Vehículos singulares, 130: José María Mata Álvarez y su Renault 8 Monaquatre de 1932

José María Mata Álvarez nació en Montefrío hace 74 años. Durante su vida laboral ha trabajado como agente comercial y presume que su interés por los coches y los camiones arrancó desde muy pequeño, alrededor de los 6 años. «Mi padre compró el primer coche, un Monoquatre como este, en el año 1951. Lo lavaba y practicaba con él siendo un niño. En cuanto que pude y mi padre se ausentaba, le metía el gato, lo arrancaba, le ponía primera y segunda y ahí practicaba yo con el riesgo que eso conllevaba, pero con 10 u 11 años no era consciente de ello. Siendo un poquito mayor, un día que fui al campo le robé el coche. En aquella época mucha gente circulaba con consentimiento paterno, sin carné de conducir. Había que tener el carné pero no era tan imprescindible como hoy», cuenta de sus inicios. También aclara que en lugar de jugar al fútbol se iba a un taller mecánico y metía la cabeza dentro de los coches por lo que llegaba a su casa con grasa por todos los lados. Con 18 años se sacó el carné en Priego de Córdoba.

Del Renault 8 Monaquatre de 1932 nos cuenta que tiene «una historia larga» que se inicia en Bilbao, donde pasó a un segundo dueño y posteriormente a un señor de Jaén, de este a otro jienense y al final, en 1961, a uno de Mengíbar. «Este hombre se lo vendió a Carrillo, el de Chauchina, que lo tuvo un tiempo en el patio hasta que se lo vendió a Fabián, el concesionario de Renault de Santa Fe. Un día que fui a su casa al oscurecer lo vi a lo lejos y le propuse que me lo vendiera pero me dijo que no, que lo estaba reparando porque lo quería para la exposición y ahí quedó el tema». Pasado el tiempo, un día en el Club de Automóviles Veteranos llega un socio muy conocido en este mundillo, Guillermo Pérez Hidalgo, que comenta que lo había comprado. Se lo quise comprar pero también se negó. Pasaron otro par de años y estaba muy deteriorado. No tenía el motor arreglado como decia Fabián, no obstante lo compré sin saber quién me lo iba a arreglar. Estamos hablando del año 86, lo tuve como un año en el Castillo de Tajarja en una nave hasta conseguir encontrar un taller que me lo arreglara». Tuvo la precaución de decirle al mecánico que era para los frenos pero una vez que entró en el taller se lo arreglaron todo, para lo que estuvo 4 ó 5 años en el taller pues le dedicaba el tiempo cuando podía.

Salpicadero del Renault 8 Monaquatre de 1932  de José María Mata Álvarez :: A. ARENAS

Otro problema fue la pintura de la chapa, pues aunque no tenía bollos, la pintura estaba muy estropeada. «Me lo hizo uno de Chauchina que me cobró un ojo de la cara y no quedé satisfecho pero es lo que había. De ahí lo pasé a las mejores manos que ha tenido este coche que fue el Paco, El Tapicero, que vívía en La Chana, y con cerca de 80 años me hizo una obra de arte. Para superar el problema de la documentación se desplazó a Mengíbar pero no encontró al último propietario y tuvo que empezar de notarios y gestiones en la Jefatura de Tráfico que le solicitaron la documentación a Bilbao y mediante una declaración jurada y otros documentos, por fin lo consiguió y en el año 1991 le llegó el turno de poderlo disfrutar. Explica que el consumo medio suele oscilar entre los 8,5-10 litros a los 100 kilómetros «como mucho». También nos muestra el sistema para refrigerar el interior, consistentes en unas trampillas que se levantan para que entre aire fresco a los pies y otras levantado el parabrisas hacia adelante. Ahora, José María al contar con más tiempo, tiene en proyecto escribir la historia de Club de Automóviles Veteranos de Granada y de la Escudería 49.9. Antes de terminar nos informa que con el Monaquatre habrá realizado entre 50 y 60 bodas de hijos y conocidos, y que con él participó en una subida a Sierra Nevada, el 30 de abril de 1995.

Motor del Renault 8 Monaquatre de 1932 ::A. ARENAS

Un corto período de fabricación: de 1931 a 1935

La fabricación del Renault Monaquatre se inició en Boulogne-Billancourt (Francia), en octubre de 1931 como continuación del Primaquatre del que toma su carrocería con ligeras modificaciones. En el salón de 1932 aparece la versión YN1 con un motor más potente al pasar de 1300 c.c. a 1460 c.c. Un año después se presenta otra versión, la YN2, que presenta una inclinación en el capó delantero, que se fabrica solo durante tres meses hasta final del año y es precursora de lo que seria el YN3 con una carrocería nueva más aerodinámica. Finalizó su producción en septiembre de 1935. Contaba con un motor de gasolina con 4 cilindros en línea, cilindrada: 1463 c.c. y una potencia de 30 CV. Para su alimentación disponía de un carburador invertido Solex, encendido Delco, dinamo y batería de 6 V. La refrigeración es por agua, caja de cambios con palanca al suelo de tres velocidades (2ª y 3ª sincronizadas) y marcha atrás. Sus dimensiones son 3900 mm de largo, 1570 mm de ancho y 1590 mm de alto siendo la distancia entre ejes de 2650 mm y su peso de 1350 kg. El Monaquatre fue reemplazado por el Renault Celtaquatre.

Próxima entrega: Antonio Trabalón Rodríguez y su Lancia Beta 2000 de 1981

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