Luis de la Rosa nació en Galera en 1948 y estudio en Granada la licenciatura en Filología Románica. Ha sido profesor en distintos institutos de Granada, desde que en 1972 empezara su actividad en el Virgen de la Caridad de Loja hasta 2008 en el IES Padre Manjón donde se jubiló. Es autor de artículos lingüísticos y literarios y de un manual de gramática española. ‘No quedan ruiseñores junto al río’ (Ed. Rilke) es su segundo poemario tras ‘Si acaso me leyeras algún día’. También es autor de una propuesta de letra para el himno nacional de España que aunque reconoce no son buenos tiempos para este tipo de propuestas, tiene confianza en su letra pues es «neutral que reivindica, aparte de la unidad de España, igualdad, justicia, libertad y paz». Esta tarde estará en el salón de plenos del ayuntamiento de Granada para presentar su segundo poemario donde también intervendrán Antonio Martínez, catedrático emérito de UGR y Antonio Fernández Juárez, catedrático jubilado y exdirector del IES Padre Manjón (19:30 h).
«Este libro ha sido el resultado de una selección de una serie de poemas que he ido escribiendo a lo largo del tiempo. He pretendido darle variedad para lo que lo he dividido en cuatro partes según las temáticas. La primera parte recoge poemas de carácter existencial, le sifue otra parte sobre la naturaleza, otra sobre el amor y otra de protesta», explica Luis de este poemario para el que eligió un poético título surgido en uno de sus habituales paseos por el camino del Avellano que discurre junto al Darro donde hace unos años ser podían ver y oír a los ruiseñores. «Hace unos años el trino de estos pájaros era frecuente. En los últimos años encuentro la ausencia de ese canto. Hace un tiempo me encontré dos ruiseñores muertos. Quizás se deba a las fumigaciones en los bosques de la Alhambra o por otras circunstancias, no lo sé. El caso es que es un endecasílabo perfecto a partir del cual hice el soneto que da titulo al libro. Aparte, me parecía enormemente sugerente por el significado que puede tener, la añoranza de tiempos pasados, de una naturaleza más virginal que estamos matando. Por es, detrás hay un grito de protesta ante una situación dolorosa», explica con la vehemencia que le caracteriza.
Poemario que firma Luis pero en el que agradece la colaboración, en especial de su esposa, Manoli Romero, «confidente y consejera» que le ha orientado con su buen criterio y sensibilidad. También a su amigo Antonio Martínez González que le ha ayudado muchísimo y que señala le sirve a modo de control de calidad. Las primeras páginas están ocupadas por una ‘Carta al lector’ que en realidad es una introducción aclaratoria sobre su contenido y una justificación acerca de sus preferencias por las formas estróficas clásicas, pues de los 50 poemas que lo compone la gran mayoría son sonetos, también contiene algunas silvas y unos pocos poemas en verso libre. Todos ellos les sirven para hacer un recorrido por la intimidad de su alma, mostrar su sensibilidad ante la naturaleza, rememorar sus amores e incluso para lanzar sus gritos de protesta y críticas con aquellas situaciones que no terminan de agradarle. Y añade: «sigo luchando por el soneto pues para mi es la herramienta más perfecta que se ha inventado para expresar la emoción humana como se puede comprobar en magníficos sonetistas de todas las épocas, ¿por qué vamos a renegar de una rima, de un ritmo, de una melodía? Lo que ocurre es que entraña muchísimas dificultades. Por lo que me toca voy a intentar ponerlo de moda pues siempre aspiro a un nuevo clasicismo».
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