«Como dice la canción, ni contigo, ni sin ti tienen mis males remedios, contigo porque me matas y sin ti porque me muero»; eso me pasa a mí con mi pueblo, Salobreña. Años, todos los que tengo y recuerdo he alabado, ensalzado y vitoreado su nombre y hermosura por todo el mundo, hasta el punto de perder mi apellido y conocerme más, por Antonio Luis, el de Salobreña.
Pero quiero hacer una confesión, estoy cansado, casi harto de tanta desidia, abandono y parsimonia con que los habitantes del pueblo tratamos los asuntos que nos afectan a todos. He llegado a pensar, que quizás, por vivir fuera del pueblo, los sentimientos son más fuertes y exagerados, pues todo lo tengo idealizado y los recuerdos y sentimientos están más a flor de piel que mis paisanos que viven el día a día.
Nada, absolutamente nada se puede hacer, sin que cada habitante tenga una opinión distinta al vecino y opiniones como vecinos hay, son muchas y difíciles de llevar a cabo, nadie piensa ni siente en el bien de todos, si no que hace la guerra por su parte.
“nada hay que nos haga ver lo bueno y hermoso que se puede conseguir estando todos unidos en algo tan elemental como el bien del pueblo.”. |
No exagero, si digo que somos como la gata Flora, que «cuando se la meten chilla y cuando se la sacan llora», nada hay que nos haga ver lo bueno y hermoso que se puede conseguir estando todos unidos en algo tan elemental como el bien del pueblo.
Este verano, el colmo fue, cuando alguien escribía en el periódico despotricando del pueblo y poniéndonos a parir, que si el paseo marítimo, que si el castillo; alguien salió a protestar o quejarse de tal infamia?, pues nadie, absolutamente nadie. Ni las fuerzas políticas, ni sociales, ni culturales, nadie dijo ni mu.
Perdimos las azucareras, perdimos la vega, perderemos los hoteles, perdimos el puerto deportivo, perdimos la autovía, perdimos los campos de golf, perdimos hasta la decencia de decir ¡basta ya! Estoy hasta los cojones de tanto abandono y deterioro del mejor pueblo de la costa tropical.
Es por ello, que solicito vuestra ayuda, para que de una vez por todas empecemos a darnos cuenta de lo que realmente nos interesa, que no es otra cosa que el engrandecimiento de Salobreña, para que sus ciudadanos se sientan orgullosos y felices de llevar ese apellido.
Apoyemos todas aquellas iniciativas públicas o privadas que vayan encaminadas a realizar una mejor calidad de vida para todos los habitantes. Dejemos ya de una vez los celos, envidias, rencillas y no mirarnos tanto el ombligo, si no tener miras más amplias y abiertas, de verdad, Salobreña se lo merece.
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