Desde sus orígenes tener un Rolls Royce ha sido sinónimo de exclusividad, elegancia y buen gusto. Por eso, cuando visitamos La Hortalanca, finca de Francisco Abril Fernández-Figares en Vilches (Jaén) para hacer un reportaje a su Essex Super Six de 1929, y nos enseñó su flamante Rolls Royce 20/25 de 1933, decidimos que no se podía perder la oportunidad para dedicar otro a este precioso vehículo, teniendo en cuenta, además, que Francisco, tiene entre sus descendientes otros grandes aficionados al mundo del coche antiguo y clásico. Dado que en esos días, su hijo Francisco Abril Durán, pasaba unos días de vacaciones en la finca familiar le pedimos que se pusiera al volante y nos contara detalles que luego completaría su padre. Por nuestra parte, también hemos añadido más información de este vehículo salido de la compañía británica de automóviles y aeronáutica fundada en 1906 por Henry Royce, ingeniero autodidacta y Charles Stewart Rolls, aristócrata inglés piloto de carreras y aviador, a cuyos apellidos le deben la denominación. «Este coche lleva el volante a la derecha como es habitual en los Rolls Royce hasta el año 60, como ven está en perfecto estado tanto de motor como de pintura y con la carrocería original», comienza a contarnos el hijo de Francisco Abril, malagueño de nacimiento, aunque sólo vivió un año, ya que después la familia se trasladó a Madrid, donde actualmente es directivo de una empresa de tecnología que fabrica software para móviles que venden a otras empresas.
Tras un breve recorrido al que se apuntan sus hijas mellizas de 9 años, Menchu y Olga, para que les dé un paseo, nos cuenta que el Rolls Royce fue un encargo de su padre que quería un vehículo de esta marca pues «buscaba algo especial». De eso hace unos 20 años y ha requerido algunas mejoras, pues tenía el defecto típico de culata de estos coches. «Me cogió con muchas ganas y tomé el avión a Londres para conseguir una culata y desde entonces marcha espléndidamente», comenta el padre. Mientras vamos dando una vuelta en torno al coche nos ofrece pistas sobre otras singularidades. Así llama nuestra atención acerca de los parasoles que se extienden y hacen su efecto como los modernos. También que como no tiene un sitio para llevar el gato hidráulico cada rueda lleva uno que se activa con una manivela que permite levantarla. Tras mostrarnos el salpicadero de madera, también nos explica el sistema de ‘aire acondicionado’, que no es otro que la posibilidad de levantar el parabrisas para que entre el aire fresco.
Respecto a la conducción nos dice que «es magnífica» y que desde el primer momento se adaptó a conducir con el volante a la derecha. De la tapicería señala que es la original y aunque está deteriorada por el paso de los años no ha querido tocarla ya que va a probar con un sistema que se tinta, se le da un poco de cera y que de esta forma se evita vaya a peor. También resalta que todos los relojes del salpicadero son originales y que «el indicador de combustible es un verdadero instrumento de laboratorio que mide en galones». Admite que la localización de la palanca de cambios es bastante incómoda pues le da en la pierna cada vez que cambia de marcha. Asimismo, señala que este coche no tiene parachoques delantero ni trasero, según diseño del carrocero Barker, pues parece que no le gustaba y que en su época no eran necesarios. Por este motivo, su propietario actual le habilitado para llevar en la parte posterior un baúl, con él ánimo de proteger cualquier maniobra de marcha atrás.
Entre 1929 y1936 se fabricaron 3.827 unidades de este modelo
También nos cuenta como la boca de gasolina está bastante escondida y que no tiene llave, como tampoco la tiene de contacto y que en su lugar «tiene una especie de oreja que se activa y da el contacto. En medio sí tiene una llave de bloqueo. De la parte trasera interior que en otros coches está separados mediante una mampara nos muestra las luces para leer y lo tiradores de sujeción que en realidad son un trozo de cuerda, así como el reposa pies extraíble y la tablero que se levanta y convierte en mesa. Cuando volvemos al exterior nos llama la atención sobre la persiana del radiador que se activa mecánicamente y que si el motor está caliente estarán abiertas. Precisamente en el radiador observamos el escudo del Real Automóvil de Inglaterra y en la parte superior las dos erres negras, que originariamente eran rojas pero que pasaron a negro, primero una y luego la otra, tras el fallecimiento de los fundadores.
Concretamente Charles Rolls muere en un accidente de aviación en 1910 y en 1933, fallece Henry Royce por lo que desde entonces las dos erres pasarán a ser negras. Para terminar nos hacer observar la posición invertida de las bombillas de los faros, una idea para eliminar los reflejos, aunque sin mucho éxito y la matricula que a la VH de Vehículo Histórico le sigue la M de Madrid y un número. Entre 1929 y1936 se fabricaron 3.827 unidades de este modelo que tendría como sucesor el 25/30. Dotado de un motor 3699 cc y con una caja de cambios de cuatro velocidades. Este coche ha aparecido en varias películas como ‘Objetivo: Banco de Inglaterra’ (1959), Las 13 novias de Fu Manchu (1966), Ser o no ser (1983), Indiana Jones y la última cruzada (1989), Enigma (2001), etc.
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