«Enrique Fuster Bonín, protagonista de Ashaverus el libidinoso, vuelve con su esposa, Ana Sefamí, a Barcelona en el año 76 por la curiosidad de averiguar lo que pasa en la España de la Transición. La misma curiosidad que lo llevó a las aventuras narradas en la mencionada anterior novela. Se integra en la familia Sefamí con sus suegros, cuñados y sobrinos. Intenta contactar con gente que esté viviendo ese proceso político y lo consigue con un antiguo sindicalista en la clandestinidad, con su viejo amigo el falangista Luys Santa Marina, poeta y director de La Solidaridad Nacional, el músico Federico Mompou, y con el político Jordi Solé Tura, con quien se entrevista. Finalmente conoce también a Pepe Ribas, anarquista fundador de la revista Ajoblanco». Esta es la historia que Miguel Arnas Coronado cuenta en su nuevo libro, ‘Ashaverus el creador’, (Ed. Port Royal) y que será presentado el 20 de marzo, martes, a las 20 horas, en el Centro Artístico de Granada. En este acto el escritor Fernando de Villena hará una medio entrevista y medio presentación que esperamos sirva para esclarecer quién fue la auténtica autora del manuscrito encontrado en Amsterdam.
– ¿Qué tal Miguel? ¿Puedes darnos algún detalle más del acto?
– Estupendamente. Fernando dice que ha inventado un nuevo género, la presentrevista, pero en realidad lo es de José Luis Gart que yo he copiado.
– Hablemos pues de la novela, ¿segunda parte, continuación, obra independiente,…?
– Es todo eso a la vez. Es un libro que se puede leer independiente de Ashaverus el libidinoso. No es necesario haber leído esa parte, pero sí retomo a sus personajes, a sus protagonistas, especialmente a Enrique Fuster Bonín.
– El título recuerda a tu anterior novela Ashaverus el libidinoso. ¿Tiene algo que ver?
– Ashaverus es el judío errante que pateó a Jesucristo cuando subía hacia al Gólgota, porque se paró delante de su tienda y que fue condenado a no morir hasta el fin de los tiempos. Es una especie de vagabundo que va de un lado para otro sin morir nunca. Al no morir levanta sospechas y se tiene que cambiar obligatoriamente de lugar. Yo utilicé esta imagen para representar a alguien que sería Enrique, un hombre que no puede estar quieto y cuya curiosidad le lleva de acá para allá. En esta novela vuelve a Barcelona por curiosidad. Y el creador porque Enrique y todos los personajes de esta novela están creando futuro.
– ¿Cómo tuviste la idea de este nuevo argumento con esos mismos personajes?
– La transición fue para mi muy importante a nivel personal pero también a nivel político. Ha sido denostada porque no se consiguió todo lo que queríamos pero hay que reconocer que cuando se negocia no se puede conseguir todo lo que uno pide. Fui sindicalista y cuando se trataba de negociar un convenio colectivo pedíamos un aumento de 5.000 cuando sabíamos que sólo se iban a conseguir un aumento de 2.000. Por eso se ponía el listón alto.
– El tema de la Transición española tras la muerte del dictador te motiva mucho porque también en tu novela ‘Nos’ lo sacabas.
– ‘Nos’ es la transición al menos en la enseñanza, en un momento en el que se creía que todo era posible y no lo era.
-¿Crees que la Transición fue un éxito?, ¿Crees que hoy se ha desvirtuado o se mantiene aquello?
– Creo que fue un éxito entendiendo que no es conseguir todo lo que se quiere. Como bien dice María Zambrano todo lo humano es efímero. Fue un éxito porque se consiguió de una forma eficaz pasar de un régimen de dictadura a otro democrático que no es el mejor de los sistemas pero sí el único sistema en el que a mi no me fusilan que ya es de agradecer.
– Barcelona como ciudad es para ti un tema novelesco que no evitas, ¿por qué?
– El judío-alemán Max Aub que escribía en español vivió su juventud en Valencia aunque luego tuvo que emigrar a México, decía que uno es de donde hace el bachillerato y yo lo hice en Barcelona. Siendo Max Aub uno de los personajes de ambas novelas yo sigo ese principio y por eso Barcelona es el tema de muchas de mis novelas aunque también es cierto que el lugar donde estoy asentado y donde estoy a gusto es Granada.
-Su personaje quiere como sea conocer a alguien que estuviera en la clandestinidad opositora al franquismo, y lo consigue con el sindicalista Julio. ¿Es interesante la clandestinidad?
– La clandestinidad fue un fenómeno muy curioso en España que nos obligó a una forma de vida que no era la adecuada pero no quedaba más remedio porque el sindicato único vertical era lo único que se aceptaba y el partido único que era Falange, todo lo demás estaba fuera de la ley. Por otra parte, la clandestinidad tiene un cierto encanto de la misma manera que la tiene la vida de un espía. El clandestino es un espía en pequeñito.
– Otra vez a vueltas con la música, porque el personaje de Adrián es pianista y su sobrino Aarón quiere serlo, ¿qué tiene Miguel Arnas con la música?
– En mi discurso de entrada a la Academia de las Buenas Letras ya conté que mi padre quería que yo fuera músico. De hecho estudié música pero por una enfermedad no pude terminar pero me quedó ese gusto por lo musical. De alguna manera creo que cualquier tipo de música que sea buena, de calidad, es absolutamente necesaria para un escritor. Se dice mucho que tanto la poesía como la prosa debe tener un ritmo musical. No sé si lo consigo pero lo intento desde luego. Ese influjo es lo que me hace meter la música en todas mis novelas.
– Llama la atención la portada del libro, ¿por qué ese cuadro? ¿Fue propuesta del autor o del editor?
– Son las dos cosas porque a Ángel Moyano, propietario de Port Royal, le ofrecí varias posibilidades y él escogió Ashaverus el creador lo que no me pareció mal. Discutiendo con él que portada le podríamos poner se me ocurrió de pronto una obra que tenía que obligatoriedad que ser, en concreto, la novia judía de Rembrandt? en el libro los protagonistas, Enrique Fuster, y toda la familia Sefamí encuentran un manuscrito en Amsterdam que es la autobiografía apócrifa de una persona que existió de verdad, la española sefardí nacida en Lisboa que vivió en Amsterdam entre 1655 y 1690 o 1700. Esta mujer tuvo una vida muy interesante y se trató con judíos sefardíes de Amsterdam, entre otros, creo yo, con Spinoza, el filósofo. Dentro de esta comunidad ella formó parte, junto a su marido, Nicolás Soler Soriano formó parte de la Academia de los Floridos, tertulia en la que se reunían para leer poemas, discutir de temas de religión hebrea, etc. Dos de los personajes que acudían a esta academia fueron Miguel de Barrios y Abigail de Pina que son los que salen en este cuadro de Rembrandt
-¿Es la suya una novela histórica?
– Bueno, las clasificaciones novelísticas no me gustan nada. Hay un ejemplo clarísimo, el del escritor norteamericano posmoderno, Thomas Pinchon, autor de la novela ‘El arco iris de la gravedad’ situada en la segunda guerra mundial. No tiene nada de lo que hoy entendemos como novela histórica como las que se venden en las grandes superficies y que ahora son del gusto del lector. Toda novela es histórica desde el momento en el que coge un momento histórico, incluido el presente, de aquí a los años será histórico.
Personajes reales
-¿De veras existió esa Isabel Rebeca Correa de la que hablas?
– Sí, existió, hay constancia de ella, compuso poemas auqneu no queda ni uno. Está en las actas de los Floridos y hay una traducción del italiano al español maravilloso, ladino, del siglo XVII, en los que se basó Vivaldi para una serie de conciertos.
– Los personajes reales le atraen y los convierte en novelísticos. Aquí saca de nuevo al músico Federico Mompou, a los escritores Max Aub, Ernst Jünger, Julio Ramón Ribeyro, al político Solé Tura, y al fundador de la revista Ajoblanco, Pepe Ribas, ¿tanto juego dan?
– Creo que sí. He intentado sin abusar, que mi personaje conociera a tres personas que podían significar una forma de pensar bastante radical o al menos moderadamente radical, como por ejemplo el poeta Luys Santamarina, jefe de Falange en Barcelona y director del diario Solidaridad Nacional. Luego está Jordi Solé Tura, que participó en la Constitución, con un enfoque moderado dentro del comunismo y Pepe Ribas, del que encontré sus memorias ‘Los setenta a destajo’, que me resultaron francamente estupendas, que aún vive, hace una crítica a la Transición desde el más puro anarquismo y antipujolismo, desde ese catalismo que se basó en la lengua como característica separatoria y el autogobierno.
– La familia Sefamí es toda una saga. Judíos españoles, todos con carreras universitarias y muy inteligentes. ¿Por qué te gusta tanto ese mundo judío?
– El español que no es judío ni árabe es que es alemán. Ninguno de nosotros podemos decir que no somos judíos o árabes porque alguna gotilla de sangre de ese origen tenemos. Mi afición me vino por mi afición desde hace muchísimos años a la cábala luego, empecé a estudiar el mundo judío y para escribir Ashaverus el libidinoso me documenté bastante en ese mundo y llegué a amarlo.
– Tienes dos novelas sobre esa saga familiar, ¿habrá una tercera?
– No, se van a quedar en estas dos. He descubierto una vena que me hace sacar personajes de estas novela y de otras en futuras novelas. En la que estoy escribiendo aparece Aarón Cardoso Sefamí, sobrino de Enrique Fuster, me la ha dado Fernando cuando me pedía la tercera parte, yo sacaré a este personaje que ahora tiene 11 años lo sacaré como pianista y compositor consagrado.
– ¿Es fácil publicar para usted?
– Cada vez quedan menos editoriales que apuesten por un escritor y además cada vez son más pequeñas lo que redunda en los problemas de la distribución. Las grandes editoriales no tiene problema de colocar un libro, por ejemplo, en el Corte Inglés. Además las pequeñas suelen distribuir en la provincia en las que trabajan. No hay problema hoy con internet se puede pedir desde cualqueir librería. Por suerte no tengo problema de editar aqui en Granada pero sí en editoriales importantes de Madrid o Barcelona.
– Para finalizar ¿Desesa añadir algo más?
– En cuanto al acto de presentación sé que Fernando de Villena hará una maravilla a la que yo trataré de responder y estar a su altura. Respecto al libro tengo una anécdota graciosa. En la pasada Feria del Libro se acercaron unas amigas y me preguntaron si el Ashaverus el libidinoso merecía la pena a lo que yo les contesté la siguiente burrada: comparado este con ‘Las cincuenta sombras de Grey’ estas se quedan en un asunto de aprendizas. Si es cierto que ambas novelas que a pesar de tener de protagonista a un hombre, Enrique Fuster Bonín, son novelas de mujeres pues tienen un papel muy importante, son mujeres con una fuerza enorme, capaces de estar a la altura de los hombres que tienen al lado.
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