«Me habría gustado que hubieras sido calor tangible/ y no este recuerdo de humo,/ para hacer más acogedora mi poesía: la otra casa en la que te espero», escribe la cordobesa residente en Granada, Alicia Choín Malagón (1975). Último poemario que lleva por título ‘La otra casa en la que te espero’ (Esdrújula Ed.) con el que intenta hacer ver al lector que la poesía «puede ofrecer una catarsis de los problemas, en este caso, de los sentimientos amorosos opresores que encuentran su superación y salvación en ella». Lo presenta en la tarde del viernes, en el Cuarto Real, donde contará con la compañía de la poeta Mónica Doña y del editor, Víctor Miguel Gallardo Barragán (19:30 h).
Entrevistamos por primera vez a Alicia Choín en 2012 con motivo de la presentación de su poemario ‘Versos desabrochados’. Entonces nos contaba que podría «seguir existiendo, pero con arritmia pues la poesía me da ese latido que tantas veces sentimos que nos falta». El caso es que cuatro años más tarde volvimos a encontrarnos con esta escritora pues sacaba nuevo libro, en este caso de relatos. Llevaba por título ‘Se hipotecan sueños’ y estaba compuesto por 24 relatos en los que mostraba «la letra pequeña de nuestra lucha diaria en un mundo que no para de hablar, pero que no se escucha». Ahora vuelve al territorio de la poesía con este nuevo poemario, con el que, en palabras de Mónica Doña, «nos propone un recorrido por las pasiones amorosas en todas sus fases. Desde un erotismo explícito pero delicado, pasando por un tiempo de dudas y sospechas, hasta conseguir emprender el largo camino del olvido a la manera cernudiana».
Al principio del libro, la propia autora aclara que este libro está escrito en voz femenina, pero también podría leerse desde la otra cara de la moneda. «El amor y el sufrimiento amoroso no entienden de sexo. Aunque este libro es fruto de la ficción de mi mente, podría escribir la historia de amores que se sufrieron en el pasado, se sufren en el presente y se sufrirán en el futuro», explica la poeta y traductora que entiende que, pese al paso del tiempo, los sentimientos como el amor y el odio, siguen siendo igual. Quizás por ello considera que, aunque desarrollado en la época actual, en algunos poemas, se cuentan historias de amores tempestuosos atemporales. «Muchos de estos versos podrían aplicarse probablemente a las expectativas de una joven muchacha, Juliana, objeto sexual del prestigioso hispanista Gerald Brenan. Ángel Ganivet sucumbió a los encantos de Mascha -precisamente el libro se inicia con unos versos de Ganivet a Marie Sophie Diakovsky-, su profesora de sueco, desatando la ira de su otra amante, Amelia Roldán. La gran María Callas no superó el amor de Onassis por Jackie Kennedy», cita a modo de ejemplos. Libro que finaliza con unos versos a los poetas-compañeros que han sido sus primeros lectores, a Miguel Ángel Angulo, Javier Gilabert y Fernando María Gracia, así como a Juanjo Aguilar que le ha aportado «acertadas correcciones» y a su compañera de mesa «la maravillosa sinopsis» de la contraportada.