José Antonio Muñoz y Pablo Romero, Rafael Dueñas y Pepe Martín, la Asociación de Pintores las Eras de Armilla y Arte-Sur Almuñécar, son las exposiciones dobles o colectivas que se han podido contemplar en lo que va de año en el espacio de arte del Torreón de Cotilla, en Ogíjares. A ellos se suman ahora, Diego Canca y Andrés Rueda que estarán en Zócalo Arte hasta finales del mes de mayo. Como es habitual en el momento de su inauguración, el director de la sala y también pintor, Jacinto García presentó esta doble exposición que ha denominado, ‘Del hiperrealismo al iluminismo Fauvé’.
También ofreció detalles del ambos artistas, así de Andrés Rueda dijo que vive en Granada y es natural de Piedrahita (Ávila), así como que la mayor parte de la obra expuesta es producto de un viaje que realizó a Marrakech a principios de año. A ello añadió que raramente realiza exposiciones y que sus marchantes distribuyen sus cuadros por Alemania, Holanda, China, Singapur… «Antes de partir de viaje le dije que si hay algo que no puedes perderte como artista es, en la caída del sol, sentarte frente a la Koutoubia en la Plaza de Jamaa el Fna, pedirte un té y esperar. Marrakech es una ciudad tan llana llana que hace que la línea del horizonte quede muy baja y por ello la puesta del sol es realmente impresionante y si coincide con el canto del muecín que convoca de viva voz a la oración es algo inolvidable», comenta en referencia a la obra en la que ha querido detenerse.
También afirmó que esta es la exposición más internacional de las que se han celebrado en Zócalo Arte. E incluso, se atrevió a hablar de arte y política, pues «¿qué sería de Venecia, Roma, Florencia, de Milán, si los gobernantes y los mecenas no las hubiesen embellecido? Invertir en arte genera dinero. Ogíjares tiene una asignatura pendiente con convertir en valor la historia de este pueblo milenario, que cuenta con un torreón de alquería del siglo XV, una defensa del camino de los Pescaderos, que comunicaba Granada con la Costa y la Alpujarra, este camino deben convertirlo en patrimonio del pueblo». Así mismo, hizo una breve reseña de Diego Canca «que viene de Ceuta y se establece en Churriana y contó con unos políticos que entendieron el mensaje que él daba, para pasar a hablar de sus rotondas con esculturas, del Museo del pintor y de la sede de FIARTE. De este pintor eligió el cuadro ‘El día que nací yo’, en la que aparece un dibujo de Leonardo Da Vinci, prototipo del hombre del Renacimiento pues Diego también dibuja, pinta, hace esculturas y fotografías con marcos de luz. «La obra de Diego es tan imposible como la punta de los lápices que él dibuja», indica. También intervino el concejal de Cultura, Estéfano Polo y el escultor Yamal Din que dio lectura a un texto en el que calificó a Andrés como «incansable viajero en busca del color» y a Diego de «artista de la palabra y de obra visualmente perfecta».
Por su parte, Diego Canca agradeció la presencia del Delegado de Salud, Higinio Almagro y de los concejales y alcalde de Churriana, y aprovechó para comentar que «los méritos que tiene Churriana se deben al equipo de gobierno de este ayuntamiento. El arte se tiene que apoyar por encima de todo y hay que llevarlo a los colegios, pues es una forma de que el día de mañana amen el arte. Es un honor exponer con Andrés porque desde que vi su pintura me entusiasmó». Para terminar, este artista que ha traído a esta sala alrededor de 50 obras entre óleos, dibujos, grabados, esculturas y cajas de luces, resaltó la labor de mecenazgo de Jacinto García. Entre ellas dos esculturas en barro que simulan ser hierro y bronce mediante un delicado sistema y una talla de madera que realizó con 15 años con la que se dio cuenta de que era su punto de partida en la escultura, motivo por el que no ha querido venderla nunca. En el caso de Andrés Rueda, que también considera un honor exponer con Diego, muestra en la planta superior 15 obras realizadas al óleos con un toque especial a base de pigmentos de los que utilizan ellos para las alfombras más otros metalizados. Ante los rumores de que Zócalo Arte pueda cerrar sus puertas Rueda opina que «sería patético».