Jorge Sierra es un coruñés de 35 años, ingeniero técnico de telecomunicaciones y fotógrafo de profesión, que un día los pájaros de su cabeza le llevaron a dejarlo todo y emprender un largo viaje «a lomos de ‘Naranjito’, un Citroen 2cv de 1981». Al principio, en compañía de otros tres amigos, que, sin embargo, decidieron abandonar a las pocas semanas de iniciado el viaje. Sin embargo, Jorge consciente de que era la oportunidad de cumplir su sueño decidió continuar. Y el periplo de un año y medio se transformó en otro de casi cuatro, con un total de 115.000 kilómetros y 56 países de cuatro continentes. Ahora, parte de esa experiencia está en una serie documental de 16 episodios y también en un libro publicado en la Editorial Tempore, cuya colección ‘Sin collar ni dueño’, dirige el granadino, Mario Montoro’. Se titula ‘Los pájaros de mi cabeza. Textos e ilustraciones de una vuelta al mundo en 2CV’ y lo presentarán, junto a Rafael Villegas, presidente 2CV Club Granada, en el Cuarto Real, el domingo 27 de mayo, a las 11 horas.
Un libro con 136 páginas llenas de aventuras y muchas reflexiones, impreso a dos tintas (rojo y negro) que trata de dar un paso más allá respecto a los clásicos libros de temática viajera y de aventuras. Con prólogo de Carlos G.Portal, Charly Sinewan, un motero que desde el año 2009 está dando la vuelta al mundo en moto por etapas al que Jorge conoció en la embajada de Irán, en Teherán, aunque «fue un encuentro casual que pudimos disfrutar de muy poquito tiempo, de unos 15 minutos, pero el viajar une y crea unas fantásticas amistades». Quizás por ello tiene claro cuando le preguntamos por los rincones del planeta a los que le gustaría regresar que «volvería a todos los lugares donde hice un amigo. Para mi las cataratas, los ríos, los mares, los bosques, los miradores, se olvidan con los siguientes, la magia del viaje está en los nuevos amigos, que no esperabas encontrar y que terminan formando parte de tu familia. Volvería a Colombia, y por los bien que me trataron a Irán, Turquía y a cientos de ciudades, pueblos y aldeas donde me recibieron con los brazos abiertos». De hecho salió de España con un pasaporte nuevo, recién estrenado, y ha gastado tres pasaportes completos, visitando 56 países de cuatro continentes (Europa, Asia, Oceanía y América) y cruzando unas 200 fronteras.
En el libro se advierte que no es el clásico diario de viajes pues para empezar no tiene ni una sola foto, lo que le convierte en un rara avis y sí muchas reflexiones. Lo que sí lleva son las ilustraciones del propio autor que «se escurrieron entre los dedos mientras viajaba». Jorge reconoce que desde pequeño siempre quiso viajar y descubrir que había más allá del decorado donde le había tocado nacer. «Era consciente de que había miles de vidas, paisajes y lugares que merecían la pena ser conocidos», indica este viajero que en su época universitaria comenzó a viajar con sus amigos a Francia, Italia o Inglaterra pero que siempre quería más. «Cuando estaba terminando la carrera, un amigo me regaló un libro , ‘La terre est ronde’ de Jean-Claude Baudot y Jacques Séguéla que podríamos decir fue el desencadenante de esta aventura. Ellos narran lo que les ocurre a lo largo y ancho del planeta a lomos de un Citroen 2CV, con el que dan la vuelta al mundo», explica. También nos comenta que su viaje duró cuatro años y «la verdad es que mereció la pena. Por supuesto, que tuve dudas, miedos,… pero cuando empiezas a viajar te das cuenta de que el mundo es enorme y maravilloso».
A la pregunta de cómo se ha financiado el viajes responde que «siempre digo que es mucho más importante gastar poco que tener mucho. De todas formas hay que tener un buen colchón económico». Trabajando en lo suyo consiguió la financiación necesaria para poder dar la vuelta al mundo, o al menos así lo creía pues en este caso le salió el tiro por la culata y se quedó sin dinero, entre Chile y Argentina. No obstante, «siempre digo que la magia de la carretera hace que cada problema venga con su solución. Y con dos años ya de viaje tenía suficiente experiencia como para no tener miedo e improvisar. Trabajé en México, Colombia, Chile, Argetina,… lo que me permitió vivir de lo que mis manos me daban. Siempre dibujé y eso me echó una mano enorme porque fui vendiendo ilustraciones, haciendo murales en bares y hoteles a cambio de alojamiento o comida. De esta forma conseguí concluir el viaje».
Uno de sus eslóganes preferidos es ‘tan lejos de todo, tan solo, tan bien’ y es que considera que hay una forma de viajar por cada viajero y que todas son «igual de válidas y correctas, buenas y bonitas. La mía es así, viajar solo sin GPS, mirando mapas y viajar improvisando». Eso no quita que durante su viaje le hayan asaltado las dudas sobre todo en momentos «de vacas flacas y tiempos de penurias» cuando se preguntaba «qué hago yo aquí con un 2CV en mitad de ninguna parte». Opina que el mundo está aquí para que lo conozcamos y lo disfrutemos y que «si alguien quiere disfrutar de un país yo no soy nadie para decirle que no vaya, de la misma forma que yo no me dejé influenciar cuando me dijeron que no debería ir a Pakistán, Irán, Irak, Siria,… Fui e hice grandes amigos y disfruté de cada momento». También ha habido momentos en los que ha temido por tu vida y, sin embargo, lo que considera más duro del viaje es el aterrizaje, la vuelta a la vida normal. «Para que exista el viaje tienes que volver a casa, si no no es viaje. La vuelta a casa es tremenda, durísima. Después de los casi cuatro años viajando tengo que decir que me sentí enfermo, deprimido y sin ganas. Intuyo que los seres humanos tenemos mucho nómadas y poco de sendentarios». Además Jorge considera viajar como la mejor universidad del mundo pues durante su viaje ha aprendido «muchísimo de idiomas, historia, geografía y culturas».
OÍR AUDIO DE LA ENTREVISTA TELEFÓNICA: