Para mi amiga Salud D. L.,
que es pasajera en el tren de los sueños.
Amanecía bien temprano en la ciudad de Guadix, todo un día de fiesta se vaticinaba para aquel 27 de julio, cuando el verano se encontraba en su pleno apogeo, la canícula florecía como las amapolas en la primavera y lucía un sol que hacía justicia a su nombre como sólo él podía hacerlo. Corría el año de 1895 y a la ciudad mitrada hacía su llegada el tren. Los más viejos del lugar llamaban a ese tren, el tren de los sueños, y lo era, realmente, lo era.
Un proyecto ferroviario que fue tardío pero certero. La línea ferroviaria Linares-Almería fue proyectada mucho después que la Granada-Murcia; sin embargo, la llegada del tren a la comarca accitana sería antes por la primera que por la segunda. Evidentemente, esta línea tenía un eminente objetivo y no era otro que el de dar salida hacia el puerto almeriense a todos los productos mineros de Alquife y Linares: hierro y plomo. Al igual que el tramo ferroviario de Baza a Lorca, su construcción se justificaba por los negocios mineros de estas dos localidades, que solían estar en manos británicas.
En mayo de 1870, se incluyó el ferrocarril de Linares a Almería en el Plan General de Ferrocarriles. Inicialmente, este proyecto se le encargó al ingeniero José Trías Herraez pero no tardó mucho en encontrar una fuerte oposición por parte de los más importantes actores políticos en materia ferroviaria de la España de la época.
Tras varias subastas fallidas, fue la Compañía de Caminos de Hierro del Sur de España la que en 1889 consiguió la concesión de construcción de la misma. Para la ejecución de esta obra, la empresa concesionaria contrató a la sociedad francesa Fives Lille para que llevara a cabo su construcción.
Lo primero que hizo la compañía fue el estudio de otro trazado alternativo al que se tenía presentado bajo la firma de Herraez. Por supuesto, los intereses accitanos y las personas notables de Guadix no estaban dispuestos a permitir que la estación de tren se construyera en Hernán Valle, situada ésta a una distancia de 11’5 Kms. a Guadix, como se establecía en el proyecto de Herraez. En estudios anteriores la distancia, se contemplaba a un kilómetro y medio como máximo.
La prensa nacional de la época se hizo eco de las reivindicaciones accitanas, concretamente: El Pabellón Nacional, La Lealtad Española y El Constitucional. Incluso, el mismísimo Pedro Antonio de Alarcón, natural de Guadix y accitano de pro, en su etapa como senador de España, se pronunció al respecto en los siguientes términos: “…que cuando la línea se subaste, ponga como condición a la empresa concesionaria el que la estación de Guadix se halle lo más cerca posible de la ciudad, que en mi concepto puede ser a sus mismas puertas”. La posición del Senado acerca de esta cuestión siempre fue favorable a las reivindicaciones accitanas, transmitidas éstas a través de la voz de su muy ilustre senador e insigne hijo.
No obstante, los apoyos ferroviarios a la construcción de esta línea se mostraron en muchos municipios de las comarcas de Guadix y Baza. Por ejemplo, las pretensiones ferroviarios de Caniles no se limitaron sólo a la construcción de la línea Guadix-Baza-Lorca, que era la que pasaba por esta villa, sino que mostró también su apoyo a la línea Linares-Almería: “…Que para las Poblaciones que atraviesa la línea de la vía férrea de Linares a Almería, sería su construcción de grande utilidad y hasta para la provincia en general, porque estas localidades se encuentran solamente con la comunicación de penosos caminos, y habían de entrar en el movimiento y aumento de riqueza que permiten los fáciles y rápidos medios de comunicación…”
Por todas estas razones, el primer proyecto realizado en 1877 fue modificado prácticamente en su totalidad en 1891. El nuevo proyecto dividía el trazado de la línea en tres secciones: Linares−Picos de Guadiana, Picos de Guadiana−Huéneja y Huéneja−Amería. No obstante, Sur de España siempre hizo todo lo que estuvo en su mano para que el trazado de la línea se acercara todo lo posible a Moreda puesto que se convertiría en un importante nudo de enlace ferroviario. Lógicamente, es en la segunda sección por donde discurre mayormente el tramo accitano.
En cuanto a las obras que se llevaron a cabo para su construcción, debemos de decir que presentó sus ciertas dificultades y avatares, pero nunca llegaron a superar todas las que tuvo la construcción del tramo Guadix-Baza. Dichas obras de la línea Linares-Almería se iniciaron en las secciones primera y tercera, que avanzaron muy rápidamente, mientras que la segunda no iba a tan buen ritmo. Este retraso fue causado por el cambio de trazado. Finalmente, el 27 de julio de 1895, se abrió al tráfico ferroviario el tramo entre Guadix y Almería. Una vez terminada de construir la segunda sección, quedó tan sólo un pequeño tramo, el de Linares a Baeza (7 Kms.), que sufrió un retraso y no pudo abrirse al tráfico ferroviario hasta el 15 de octubre de 1904.
Dentro de esta línea ferroviaria hemos de destacar las impresionantes obras de ingeniería, concretamente en materia de viaductos, que se llevaron a cabo para salvar los más que considerables accidentes geográficos, que presentaba esta línea a lo largo de su trazado. Principalmente, cabe destacar el puente de lata de Alamedilla, también llamado puente del “Hacho”, el más largo de todo el Sur de España, que fue construido por discípulos de la escuela de Eiffel, con 623 metros de longitud. Este puente fue salvado in extremis por don Vicente González Barberán, siendo Consejero Provincial de Bellas Artes, de ser dinamitado y vendido para chatarra por RENFE.
Aunque ya se han cerrado bastantes estaciones y apeaderos de esta línea, afortunadamente para la comarca de Guadix y, las provincias de Jaén y Almería, el tren sigue pasando por esta línea de ferrocarril. Suerte muy distinta fue la que sufrió la Guadix-Baza-Lorca, tras la deleznable actuación del gobierno de turno, fue cerrada el 31 de diciembre de 1984. Ahora se está debatiendo otra vez la reapertura de la misma, ojalá nuestros políticos, los que son naturales de esta tierra, tengan la misma altura de miras que el ilustre Pedro Antonio de Alarcón y luchen por lo nuestro como en su momento hizo él. Sirva el presente artículo como homenaje y reconocimiento a don Antonio Lara Ramos, ilustre profesor que estudió magistralmente estas cuestiones y en cuya obra está basado el mismo.