Cada semana, qué digo semana, cada día tenemos cientos de encuestas y debates sobre el futuro de España. Que si la formación tal está en primer lugar, que si el partido del fulanito cae, el del menganito sube y así mareando la perdiz uno y otro día también.
Hace unos años decían que estábamos en la Champions League, vaya adivino, ahora que si despuntan brotes verdes, otro listo; mientras todos estos gilipollas nos venden la burra y la paja que pudiera comerse la burra, tres millones de niños españoles son pobres, sí pobres y con riesgo de exclusión social, si no lo están ya.
Ahora parece ser que el tema prioritario del país, es la reforma de la Constitución, por puro interés territorial de unos y de lavado de cara de otros. Pero lo que habría que decirles a estos padres salvadores de la patria que los parió, que antes de reformar nada, que cumplan lo que hace tantos años está escrito y bien escrito.
“La sociedad actual en la que vivimos, es una sociedad enferma, de la que sale un individuo enfermo, que ha hecho de su bandera características sumamente negativas, el consumismo, el hedonismo, la permisividad y el pensar que todo es relativo y así nos va, a la deriva.” |
Cada niño tiene derecho a una vivienda, a una educación y a una alimentación adecuada. Como puede decir el Rajoy que estamos saliendo de la crisis y el señorito Sánchez que lo importante es la reforma y salir guapo en el telediario, váyanse al carajo los dos y miren el dato de los tres millones de niños pasando fatigas, no se les cae la cara de vergüenza.
Pero claro, como ya he escrito hasta la saciedad, tenemos el país de panderetas y pequeños Nicolás; que la prensa y los programas de televisión se pasen horas y horas hablando de cómo pasa el tiempo en prisión una folclórica o de cómo se fotografía el niñato ese, es para cogerlos a todos y echarlos a patadas.
Donde están los debates sobre temas sociales, estamos en una sociedad enferma, anestesiada, insensibilizada, que no sabe a dónde va. Mi padre era un hombre muy valiente, pues solo le temía a los imbéciles, un día le pregunté el motivo y me dijo que era porque son muchos y al ser tantos, incluso pueden decidir el futuro de un país. Como casi siempre, mi padre tenía razón, estamos rodeados de imbéciles por todas partes.
La sociedad actual en la que vivimos, es una sociedad enferma, de la que sale un individuo enfermo, que ha hecho de su bandera características sumamente negativas, el consumismo, el hedonismo, la permisividad y el pensar que todo es relativo y así nos va, a la deriva.
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