El tiempo acompañó y todo salió tal y como estaba programado por los organizadores, en este caso la Escudería 49.9 que por séptimo año ofrecía a los aficionados del mundo de motor unas horas de disfrute, en especial a los más pequeños con síndrome de Down o afectados de alguna enfermedad que pudieron viajar por el centro de Granada en moto, sobre todo Harley Davidson o en coches clásicos o de competición. Desde la primera horas del domingo se fueron congregando en el paseo del Salón distintos modelos de las marcas más conocidas, tales como Renault (131, 5 GTL), dos Corvettes C3, Seat (600, Ibiza, 127 LS), Opel, BMW, Ferraris, siendo los más abundantes los Mercedes y los Porsches. También pudimos ver un Chrysler 150 GT, un 2 CV Charleston, un Mustang, un Citroën Pallas DS23 y dos Hurtan granadinos. En total, tal y como nos dijo el presidente de la Escudería, Fernando Parra, sobre 60 coches y una veintena de motos. Sin lugar a dudas, al éxito de esta edición volvieron a contribuir la Unidad Canina de la Policía Local y los Bomberos que hicieron las delicias de todo el público que en esos momentos pasaba por este céntrico paseo.
«La competición del automóvil al servicio de los niños», de esta forma fue calentando motores en las semanas previas para animar a la participación a todos los propietarios de vehículos singulares. A esta llamada con la que buscaban ponerse al servicio de niños y adolescentes con algún tipo de enfermedad para que pudieran subirse y dar un pequeño paseo, respondieron el Club de Veteranos de Granada, Club Mercedes Clásicos de Granada, Club Porsche Granada SPM y el Club Chapter Harley Granada. Para que esta actividad fuera posible se contó con la colaboración de la Junta Provincial de Granada de la Asociación Española Contra el Cáncer y la Asociación Síndrome de Down Granada, además del apoyo de Fundación Diversos. También hay que destacar la colaboración del Ayuntamiento de Granada, Diputación, Junta de Andalucía, además de empresas y entidades como Grupo Cariño, Mica Motor, AJE Granada o BNI Granada, entre otras.
Tras la entrega de unas placas de agradecimiento por parte de los organizadores a bomberos y policía se iniciaba, en torno a una de la tarde, escoltados por la Policía Local, el recorrido precedidos por un Jeep rojo de los bomberos que por su matrícula granadina calculamos tiene más de medio siglo. Primero las motos y después los vehículos antiguos y clásicos -para participar habían de tener como mínimo 25 años de antigüedad- y por último los de competición. Fue en ese momento cuando pudimos comprobar la cara de felicidad de muchos de los niños y niñas que ese día se dieron cita en el Salón. Poco a poco se fueron alejando hacia el Puente Blanco, para llevar a cabo el recorrido previsto por el Paseo del Violón, Glorieta Rotary, Plaza de las Américas, Paseo Jardín de la Reina, Arabial, Méndez Núñez, Severo Ochoa, Avenida de la Constitución, Gran Vía de Colón, Reyes Católicos, Acera de Darro, Puente Blanco, Paseo del Violón, Glorieta Rotary, Paseo del Violón, Puente Blanco y vuelta al punto de salida para hacer la foto de familia.
Muy emotivo y emocionante
«Mi valoración es que la VII edición del Festival por la Vida, es la consolidación del mismo. Un evento que ha sido visitado por 5.000 personas y unos 60 coches y 22 Harleys, con el respaldo total de las instituciones: Ayuntamiento Granada, Diputación, Junta de Andalucia», afirma satisfecho Fernando Parra. También nos cuenta que se debe continuar «para que todos clubs del motor granadinos nos unamos en armonía con un fin común acercar este maravilloso mundo a los más pequeños de la AECC y Down Granada».
Igualmente este piloto que tiene como frase favorita «No hay mejor futuro, que un magnífico presente» señala que «fue muy emotivo y emocionante». Entre los participantes muchos amigos de esta serie, algunos de los cuales hemos tenido la oportunidad de conocer en más profundidad pues han sido objeto de reportajes como es el caso de José María Mata que asistió con su Renault 8 Monaquatre de 1932. Al igual que Juan Hurtado, el creador de la marca granadina Hurtan, que este año vino acompañado de su hijo Francisco y su nieto Curro, y que tiene su pasajera cada año. «Llevo participando unos cinco años, y siempre he llevado a la misma niña. Como anécdota este año la madre me decía que estaba muy nerviosa, hasta que me vio, porque pensaba que no iba a estar o que ya me había comprometido con otro niño o niña», comenta con su buen humor de siempre. Propietarios y familiares de los niños indican que para ellos es «una experiencia inolvidable por el cariño y el afecto que derrochan». La prueba es que la mayoría de ellos repiten.
Próxima entrega: Tomás Márquez y su moto MV Agusta 150 Sella de 1962
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