Aparecen los nervios, la desazón; ansiedad y miedo ante la vuelta a la escuela, a nuevas etapas educativas, en definitiva a los cambios que se aproximan. También rechazo ante las reglas y horarios después de vivir un verano en “plena libertad” alejados/as de la organización escolar. Nuestros hijos/as y nosotros/as mismos/as, nos enfrentamos a la tarea de volver a la rutina, a la cotidianidad, a la cuadratura de horarios, intentando conciliar nuestra vida laboral y doméstica con la propia vida escolar. La gravedad de este estado de “crisis” va a depender de la etapa educativa que emprendan nuestros/as hijos/as.
Ante la incorporación a Segundo Ciclo de Educación Infantil, vemos como nuestros pequeños ya se incorporan a un “cole de mayores”, aparece miedo ante la separación, preocupación por el control de esfínteres; aparece una ansiedad ante situaciones que en estos momentos, sobredimensionamos y nos angustian. Además, se une la preocupación de cómo nuestros/as pequeños/as van a afrontar esta nueva dimensión vital.
Si se incorpora a una misma etapa, la angustia es menor, sabemos que pasa de curso, pero el conocimiento del centro escolar, del profesorado, de los amigos/as de nuestros/as hijos/as, disminuye nuestra incertidumbre. Aparece la lógica preocupación sobre el material escolar, los libros de textos, la adaptación de los horarios, y la propia vuelta a la “vida normal”.
Y si nuestros hijos/as, ya en esa edad preadolescente en la que se incorporan a la ESO, hecho que conlleva un cambio de centro en la mayoría de los casos, la situación se asemeja a cuando estos/as tenían tres años y emprendían el vuelo hacia el fascinante mundo de la educación. Miedos ante esa nueva etapa que puede marcar su personalidad, donde nos preocupamos de cómo afrontarán este cambio en sus vidas, del peligro que les puede atenazar en un centro donde conviven con adolescentes. Y otros más que añadimos como previsores y miedosos padres y madres.
¿Y por qué me sitúo primero en los padres y madres, antes de citar por ejemplo, unas rápidas recetas enumeradas en pasos, que me parecen demasiado generalistas y poco prácticas para afrontar la vuelta al cole?
“Nuestro papel en la incorporación normalizada a la escuela, es la clave, es esencial para poder ayudar a nuestros hijos/as, para poder hablar de lo que sienten: de sus miedos, de sus preocupaciones, de sus expectativas, de sus emociones.” |
Sencillamente porque nuestro papel en la incorporación normalizada a la escuela, es la clave, es esencial para poder ayudar a nuestros hijos/as, para poder hablar de lo que sienten: de sus miedos, de sus preocupaciones, de sus expectativas, de sus emociones.
Para ello, primero tenemos que identificar cuáles son las nuestras para no trasladar todo nuestro nerviosismo, ansiedad y miedo a nuestros hijos/as. Si reconocemos nuestras propias emociones, si podemos observar nuestros miedos, si podemos darnos cuenta de cómo, quizá, estamos pintando un paisaje más complicado de lo que realmente es y darnos cuenta de cuáles son nuestros pensamientos erróneos y catastrofistas, podremos alcanzar un estado más sereno, del que nuestros hijos/as se percatarán, aprenderán e imitarán, a través de esos ojos tan grandes con los que los niños/as se dan cuenta de todo.
Nuestra serenidad ante la situación, nuestra comunicación verbal y no verbal hacia ellos/as, nuestra tranquilidad, les tranquilizará, haciendo de este cambio algo normal y necesario.
Bien, ¿y cómo, nosotros padres y madres podemos hacer esto, nosotras/os que no tenemos una guía para consultar si hacemos bien o mal un papel tan importante y determinante? Reconociendo qué sentimos, tener un tiempo con nosotros/as mismos, con nuestra pareja, si la tenemos, hablar sobre cómo nos sentimos ante esta situación concreta. Con mucha suavidad hablar de nuestros miedos, de nuestras preocupaciones, de nuestras expectativas, de nuestra ansiedad. Reconocerlas como emociones propias y ajustadas al momento, aceptando que están ahí, que nuestro miedo es una emoción normal ante el cambio. Si conseguimos aceptar que sentimos lo que sentimos, darnos cuenta dónde podemos estar exagerando y magnificando el miedo, si somos capaces de pasar ese tiempo de comunicación a solas, en pareja, y otorgarnos la posibilidad de hablar desde lo que más nos preocupa, lo que conseguiremos es reflejar en nuestros hijos/as un fiel espejo donde mirarse y calmar sus propios miedos.
Una vez que hemos aceptando la situación estresante, que nos hemos dado la oportunidad de comprendernos a nosotros mismos/as, podemos pasar a la acción con nuestros/as hijos/as, y me diréis, ¿cómo? Pues como lo habéis hechos con vosotros/as:
Habla con tu hijo/a de cómo se siente, de qué siente, de qué le preocupa. Háblale como te has hablado a ti mismo/a, llena de compresión, con apertura. Escúchale/a muy atento, ahora tú, con eso mismos ojos grandes de niño/a adulto/a.
Una vez identificada la emoción, qué les ocurre, qué miedos atenazan su existencia en estos momentos, pasa a sentir cómo sienten ellos/as, y háblales señalando dónde los miedos no son tan reales como creen.
Si son más pequeños, entre tres-once años, puedes utilizar una técnica para que te hablen con más exactitud de su emoción, le puedes preguntar:
¿Qué sientes?
¿Dónde lo sientes, señálame la parte de tu cuerpo donde está, por ejemplo, tu miedo?
¿Me harías un dibujo de esa emoción, cómo sería, redonda, cuadrada, intenta ponerle forma y sabrías decirme de qué color es?
Hablar desde las emociones, es hablar desde el corazón, porque cuando hablamos de lo que sentimos hablamos de nosotros/as mismos, de lo que nuestro cuerpo siente, de lo que estamos pensado; de nuestro mundo interior. Al hablar así, nuestros hijos/as, se sienten reconocidos, escuchados, importantes, comprendidos.
Sienten que la vuelta al cole será una tarea de adaptación a cambios, pero llena de nuevas oportunidades para abrazar el conocimiento, la amistad, el compartir, a la vida en fin. Nosotros/as como pilares fundamentales en sus vidas, habremos podido entrar en su mundo interior a través del nuestro, conociendo sus miedos, porque también los sentimos.
Y si a esto le añadimos el inmenso amor que nos une, como diría Serrat, “a estos locos bajitos”, esa temida vuelta se convierte en una oportunidad única para abrirnos a nuestros/as hijos/as, asumiendo que sentimos de la misma manera y que a pesar de la distancia generacional, nos une un compromiso de hacernos mejores personas, ellos/as, nosotros/as, de forma paralela y conjunta.
Virtudes Montoro López
Psicóloga especializada en Mindfulness y en Terapia de aceptación y compromiso.
Imparte talleres de Mindfulness en la Asociación TOC Granada y Cruz Roja, en esta última soy también es voluntaria.
Psicóloga domiciliaria.
Durante más de seis años ha sido Orientadora Sociolaboral y Técnica en Inclusión social en distintas administraciones públicas, así como docente de FPE.
Autora de libros de índole educativos https://www.todostuslibros.com/autor/montoro-lopez-virtudes
Autora de los poemarios: «Como Brújula sin Norte» (2014) y «La insólita extinción de la Hormiga» (2017), a la espera de publicar «Clavícula Rota» (2018).
Comentarios
Una respuesta a «Virtudes Montoro: «La vuelta al cole con Inteligencia Emocional. ¿Cómo transmitir a nuestros hijos/as serenidad ante los cambios?»»
Me ha encantado el artículo. Alejado de los viejos clichés conductistas creo que la autora da un enfoque maravilloso que permita profundizar en nuestro propio conocimiento y el de nuestros hijos, trabajando en una disciplina cada vez más necesaria hoy en día a la vez que olvidada como es la Educación Emocional. Conocer nuestras emociones, expresarlas, compartirlas es fundamental si queremos tener una vida plena. Enhorabuena. Esperamos seguir contando por mucho tiempo con tan fantásticas reflexiones. Gracias por compartirlas