Juan A. Díaz y María Castaño: «El Cascamorras en la historia, la tradición y la fiesta»

 

Hablar de la figura de Cascamorras en Baza y en Guadix es hablar de toda una leyenda en donde se mezclan la religiosidad y lo profano. Sin lugar a dudas, podemos afirmar que el Cascamorras es una de las fiestas más singulares, a día de hoy, del antiguo Reino de Granada.

Siguiendo el trabajo del profesor Brisset, podemos ver como él nos pone de manifiesto que se enteró de la existencia de dicha fiesta por unos reportajes que se emitieron en TVE a medidos de la década de los años 70. Desde luego, la imagen que se daba de esta fiesta no era nada halagüeña, los reporteros mostraban una fiesta poco menos que de salvajes y bárbaros, puesto que se pensaba que la persona que encarnaba la figura del Cascamorras sufría daños físicos al jugar su papel dentro de esta fiesta. Nada más lejos de la realidad y así lo afirma este profesor cuando él mismo, siendo testigo presencial de la celebración de la fiesta en el año 1978, pudo comprobar que esta información que había difundido la televisión era radicalmente falsa y que seguramente lo hacían para ganar audiencia e interés por el morbo que producía en la población estas “muestras de brutalidad y barbarie” de las que se les acusaba a los bastetanos tan alegremente. Es cierto, no lo podemos negar, siguiendo el trabajo de Antonio Sánchez Carrillo, que la fiesta ha evolucionado bastante desde que este boticario bastetano escribiera el primer artículo sobre el tema allá por la década de los años 50 del siglo XX, a cuando el profesor Brisset visitó Baza en 1978, a lo que en la actualidad consiste dicha fiesta. A lo largo de este medio siglo, hemos podido asistir a la evolución de la fiesta.

Con el Cascamorras da comienzo la feria de Baza. Ese día seis de septiembre a las seis de la tarde cuando las campanas comienzan a repicar, un accitano, vecino de Guadix que encarna la figura de “Cascamorras”, se dispone a dar cumplimiento a una de las más arraigadas tradiciones que hay establecidas entre las dos ciudades. Éste pretende desafiar al pueblo de Baza a que si es capaz de realizar el tramo que dista desde el cerro de las Arrodeas y llegar limpio e impoluto hasta el convento de la Merced de Baza (una distancia de unos tres kilómetros aproximadamente) en donde se custodia la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad, tendrá todo el derecho legítimo para llevarse esta imagen a Guadix. Lógicamente, Cascamorras no conseguirá su objetivo y el día 9 habrá de rendir cuentas ante sus paisanos accitanos, quienes lo recibirán con pintura y almagre, y protagonizará otra espectacular carrera por las calles de la ciudad accitana buscando refugio en la iglesia de San Miguel.

El día previo al 6 de septiembre, Cascamorras realiza una cuestación por las calles de Guadix. Y, concretamente, en la madrugada del 5 al 6 de septiembre, a las 00:00 horas aproximadamente, Cascamorras, acompañado siempre por su fiel tamborero, sale en comitiva desde la iglesia de San Miguel de Guadix, recorriendo toda la ciudad hasta llegar al puente del Río Verde en donde será despedido por los accitanos y miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Virgen de la Piedad de Guadix

La vestimenta de Cascamorras es un tanto pintoresca, en la descripción que Antonio Sánchez Carrillo realiza de la misma, podemos ver que se trata de un traje típico de un antiguo bufón medieval: “Cascamorrras viste una chaqueta corta de paño basto o bayeta en varios colores, alternando éstos con simétrica uniformidad. Parte exterior de la manga, roja; parte posterior de la misma, pajiza. Cuello de la prenda, rojo. Pechera, amarilla y roja. Espalda, amarilla en una mitad y verde en la otra, y encima cortado en paño encarnado el emblema de la Virgen; jarrón con cinco azucenas. Pantalón recto y largo, en igual o parecida forma para la colocación de los colores…” Por el contrario, la que nos ofrecen las profesoras Andrés Aparicio y Granados Valverde ya comienza a distar un poco más, al ser ésta cuarenta años más reciente que la anterior: “Cascamorras viste actualmente (sic) de varios colores, en los que predominan, alternando, el rojo, el amarillo y el verde. En la parte delantera de la chaqueta, que es bastante ajustada lleva dibujos de soles, estrellas y lunas en telas de otro color sobrepuestas, y en la espalda, el emblema de la Virgen, un gran jarrón típico de la zona con cinco azucenas. Los pantalones son del mismo estilo que la chaqueta, con alternancia de los colores mencionados y los mismos dibujos en recortes de tela sobrepuestos. En la cabeza no lleva nada…” La prensa granadina, accitana y bastetana de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX nos ofrece varias descripciones de la vestimenta de Cascamorras, en periódicos como “El Defensor” de Granada, “El Porvenir” de Guadix o “El Bastetano”. Este personaje también es un abanderado: “…Forma la bandera un palón grande hecho en varias piezas de color amarillo, verde y encarnado, llevando en el centro una estampa con la imagen de la titular y los nombres de los antiguos hermanos. Su mástil lleva como remate muchísimas corbatas y cintas que caen a lo largo del mismo, que son ofrecidas como exvotos y entregadas cuando Cascamorras llega a las casas postulando”.

El Cascamorras únicamente tiene como legítima defensa una porra que no es más que un palo del que pende una vejiga rellena con serrín y trapos. Como podemos discurrir es un reto totalmente imposible de cumplir, puesto que Cascamorras llega al convento de la Merced totalmente tiznado de pintura negra ecológica (antiguamente era aceite quemado). No es más que un acto simbólico que pretende ser la solución a un pleito que la ciudad de Guadix tuvo contra la ciudad de Baza a lo largo de la Edad Moderna. Pero esta afirmación que aquí les exponemos no es más que una mera hipótesis puesto que el origen de la fiesta se remonta, aunque no tenemos pruebas jurídico-documentales fehacientes de ello, a la leyenda que fue recogida por Luis Magaña Visbal en su obra “Baza Histórica”− dice lo siguiente:

“Al año siguiente de la conquista de Baza, el cuatro de diciembre de 1489, un grupo de albañiles estaban removiendo los escombros y cascotes de una antigua iglesia mozárabe, donde los musulmanes nazaríes encarcelaban y martirizaban a los mozárabes de la época de esplendor y dominio islámico. Un peón accitano, Juan Pedernal, con el pico golpeó un muro y en ese momento se oyó una exclamación: “¡Baza, Guadix, piedad de mí!”. Junto con otros vecinos de Guadix, subió el icono a un carro para llevarla a su ciudad pero los animales no quisieron avanzar. Las autoridades bastetanas confiscaron la sagrada imagen diciendo que su custodia quedaría en la ciudad de Baza. Por supuesto, el cabildo accitano no estaba dispuesto a aceptar esta orden e inició un pleito alegando el derecho de posesión que les otorgaba a los accitanos ser los autores del descubrimiento de dicha imagen. Este pleito ascendió a los tribunales, los cuales dictaminaron una sentencia salomónica: la Virgen quedaría en Baza pero su fiesta sería celebrada por la corporación municipal”.

Como podemos ver en la leyenda, las dos ciudades se disputaban el derecho de posesión de la imagen y los tribunales adoptaron una solución salomónica para tener contentas a sendas ciudades, sin embargo de momento no hemos podido encontrar en el Archivo de la Real Chancillería de Granada los expedientes de ese pleito, pueden ocurrir varias circunstancias: o que ese pleito nunca se celebró ni se llevó a las manos de la justicia o que en el archivo no se encuentre dicha documentación puesto que sabemos que todos los archivos han sido saqueados y expoliados en innumerables ocasiones, coyunturas y circunstancias históricas.

En la información que nos aporta el padre Barroso en su manuscrito escrito en 1744, la leyenda coincide perfectamente, variando un poco en sus dos versiones (Baza y Guadix) con la leyenda que el profesor Brisset había recogido de la tradición oral en su artículo ya citado y que también coincide con la recogida por Magaña. Incluso podemos llegar a encontrarnos con una tercera versión que es la esbozada y escrita por Joriartiz que era periodista de “El Accitano”. Haciendo algunas consideraciones en torno a esta versión de la leyenda debemos de decir que coincidimos plenamente con la opinión del profesor Jaramillo: “…Esta rivalidad es llevada hasta el extremo de que hay dos versiones de la aparición de la Virgen de la Piedad, la bastetana [con las dos variantes que nos ofrece el Padre Barroso] y la accitana. La primera con mayores signos de verosimilitud que la segunda o, si se quiere, con mejor trabazón lógica”.

Como podemos ver en la fuente documental aportada en este artículo no se hace referencia a la tradición del cascamorras por ello lo más probable que esa “oportunidad” que anualmente tiene Guadix de “llevarse” la Virgen de la Piedad de Baza se arraiga en la siguiente afirmación que nos da el profesor Brisset: “Cada año el obispo y cabildos accitanos entraba, el 8 de septiembre, en Baza, para mantener su derecho a presidir la solemne procesión. Un bufón les acompañaba y provocaba a los niños diciéndoles que venía a robarles la Virgen, por lo que éstos le correrían. A la muerte del bufón, algún feligrés ocuparía su puesto para que quedase siempre el recuerdo del bufón o cascamorras…”

Esta es, sin lugar a dudas, la hipótesis más probable de lo que podemos entender como el origen de la figura de cascamorras. El origen de la fiesta, por los documentos aportados anteriormente del manuscrito del Padre Barroso, sí que lo tenemos perfectamente documentado y éste puede que sea el origen del Cascamorras. En la actualidad la fiesta no se entiende sin el Cascamorras y éste no se entiende sin la festividad religiosa de la Virgen de la Piedad. La festividad de la Virgen de la Piedad y de Cascamorras está inmersa dentro de la actual feria de Baza cuyo origen se remonta a 1583 cuando el rey Felipe II concedió a los frailes mercedarios una feria anual de ganado, la cual era de la más concurrida de la zona. Otra de las pruebas que podemos aportar de la celebración del cascamorras en la ciudad de Baza es que don Miguel de Cervantes cuando vino como recaudador de impuestos a Baza lo dejó reflejado en Don Quijote de la Mancha. Otros autores han aventurado otras teorías en cuanto al origen de la figura y fiesta de “Cascamorras”, llegándolo a poner en relación con los personajes greco-latinos “pharmakoi” que equivalen al “chivo expiatorio” de los hebreos, según las profesoras Andrés Aparicio y Granados Valverde.

Para nuestro entender, la hipótesis más viable es que el origen de la figura y fiesta de “Cascamorras” se encuentra a finales del siglo XV. Partiendo de la leyenda descrita anteriormente y apostando fuertemente por la teoría del profesor Brisset que viene a corroborar la esgrimida por Luis Magaña Visbal: “Cascamorras” no dejaría de ser un representante de aquel paje o bufón que acompañaba a la comitiva del obispo de Guadix cuando venía éste, junto a todo su séquito a Baza, para celebrar la festividad del nacimiento de la Stma. Virgen, el día 8 de septiembre, día en que se celebra la festividad de la Virgen de la Piedad. A propósito de la fecha: “…en el calendario del rabí Ben Zaid, obispo de Elvira (…) aparecen las principales fiestas que celebraba la iglesia mozárabe española, superando por extensión a todos los santorales góticos. En él se halla la fiesta de la Natividad de la Virgen: “September, VIII, in ipso est nativitas Mariae Virginis”. Como podemos comprobar, las fiestas actuales en honor a la Virgen de la Piedad coinciden con esta fecha”.

Toda esta centenaria disputa se fundamenta, como hemos visto anteriormente, en la posesión legítima de la imagen de la Stma. Virgen de la Piedad que se venera en el antiguo convento de la Merced de la ciudad de Baza.

El profesor Brisset ha puesto en relación esta fiesta del Cascamorras con otros “Cascamorras”, “Cascaborras”, “Botargas”… que se dan en distintos lugares de España: en el Piornal (Sierra de Gredos) tenemos “El Jarramplás”, en Tarazona “El Cipotegato”, en Retiendas (Guadalajara) tenemos al “Botarga” carnavalesco, en Labourd (Euskadi Norte) nos encontramos con “la marcha de las cascarotas”, en Orce (Granada) sale por San Antón el Cascaborras, también en la Puebla de Don Fadrique, en Huéscar salía con motivo de la festividad de las ánimas benditas al amparo de los franciscanos y varios pueblos de Almería. Pero no sólo ha sido el profesor Brisset quien ha puesto en relación esta fiesta con otras muy similares en España, sino que las profesoras Andrés Aparicio y Granados Valverde también la han puesto en relación con otras.

JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ y MARÍA CASTAÑO JIMÉNEZ
(PÉNDULO. PAPELES DE BASTITANIA)

Redacción

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