En el barrio del Albaicín, en la Plaza Larga se encuentra el cafetín ‘La Porrona’. Te atiende la auténtica Porrona, libreta en mano y sonrisa eterna, sabedora de que es famosa por haber ‘bailao’ con la mismísima, Michael Obama. Gente de barrio de toda la vida, todos se conocen. Y ella es la reina de Plaza Larga.
«You… here… Granada… Mojama»: Cuatro palabras han separado todo este tiempo a la “Porrona” del estrellato mediático. Se las espetó a Michelle Obama después de bailar para ella y su hija en las cuevas de Sacromonte, cuna del flamenco de raza. Desde entonces, la artista anteriormente conocida como la “Porrona” se hace llamar la “Porrona Mojama”.
Tiene arte. Y el sentido del humor por bandera. «Yo me estoy todo el día riendo. Tengo un bar en la plaza larga del Albaicín y la gente se parte cuando voy con mi bandeja bailando y cantando. Prefiero el cante, ¿no sabes? Pero desde que me operaron de pólipos, se acabó el escenario para eso», su local está repleto de instantáneas de sus actuaciones.
Ahora «amontona» 56 años, dos hijos y el doble de nietos. En estas cuatro décadas ha actuado para, entre otros muchos, el Rey Juan Carlos («que es mu’ agradable»); Sofía y Letizia («tengo fotos chulas con ellas»); Balduino («me quiso tirar a una poza con agua»), varios «reyes árabes, que no me acuerdo de cómo se llaman»; actores internacionales («Ava Gardner era muy guapa y cuando vino Omar Sharif me agarré al taxi y me caí en una curva») y hasta astronautas («a Pedro Duque le pregunté si había hecho el amor allá arriba»).
“Cuando se apagan las luces y candilejas, sigue siendo Porrona, con todo su arte y toda su bondad para el que visita su negocio” |
Precisamente gracias a su restaurante pudo comunicarse con la primera dama del mundo. «¿Que si me entendió? ¡Pues claro! Yo sólo he ido un día a la escuela, pero me he preocupado por saber leer, escribir, hacer mis cuentas y aprender idiomas. Por los clientes sé una ‘mijina’ de inglés, de francés y de italiano: Lo de ‘vulevú’ y así».
Pero cuando se apagan las luces y candilejas, sigue siendo Porrona, con todo su arte y toda su bondad para el que visita su negocio. Yo puedo dar fe de ello, pues durante todo el curso del año 1974-75 estuve viviendo en el Albaicín y no pasaba un día sin pasarme por su bar para probar esas migas tan ricas que le salen de bien hechas. Hace unos días nos encontramos y le estuve hablando de lo famosa que es, pues sale en múltiples programas de televisión, pero siempre, siempre sigue siendo Porrona.
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