A propósito del estreno musical de la temporada. ‘Sonrisas y Lágrimas’ y de la vida del capitán Von Trapp y sus hijos. Podría ser un buen título para cualquier biografía, la tuya, la mía. Reconozco que de todo ha habido a lo largo y ancho de mis 63 años de vida.
Amplias sonrisas, como el haber podido formar una familia con mi mujer y mis hijas que lo son todo para mí y amargas lágrimas, como la pérdida de mis padres y mi hermana, que no superaré nunca, pues les adoraba. La vida de cualquier persona está hecha de capítulos tristes y alegres, por tanto la mía no iba a ser una excepción. Años alegres y despreocupados de una infancia vivida a tope en mi querida Salobreña; adolescencia confusa y convulsa, rodeada de tristeza, mucha tristeza, ocasionada por la pérdida irreparable de mis padres, que dejaron a sus hijos jóvenes, casi niños y perdidos, muy perdidos. Pero como se suele decir, no hay mal que cien años dure y siempre hay un resquicio por el que entra la luz.
“Tuve que madurar a fuerza de trabajo, desapego y mucho sentimiento.” |
Tuve que madurar a fuerza de trabajo, desapego y mucho sentimiento. Siempre he sido un besucón y he manifestado todos mis sentimientos sin pudor ni vergüenza alguna. Nunca me importó que la gente me viera emocionarme y llorar por cualquier sentimiento a flor de piel. A veces digo para tratar de explicar en algo mi forma de ser y actuar, que soy un sensiblero, en lugar de reconocer que me muero por una caricia, una sonrisa o una palabra de aliento. Tal vez la vida, la tuya, la mía como decía antes, esté hecha de sonrisas y lágrimas, de ahí que al leer el estreno del musical, me haya acordado a borbotones, como me ocurre siempre de lo que ha sido el discurrir de mi existencia en estos años transcurridos.
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