Rafael Bailón Ruiz: «Hagamos teatro»

Es el teatro (del griego θέατρον o theátron) género literario basado en el diálogo. En “el arte de la palabra” u “obra dramática”, la actuación lleva aparejada una serie de elementos tales como el texto, la música, la iluminación o el llamado “atrezzo”.

Nos centraremos en la utilidad del teatro como instrumento o estrategia, dejando a un lado supersticiones, creencias o costumbres ligadas al “modus operandi” de dicho género, tales como empezar y terminar la temporada con el mismo traje o mirar al patio de butacas (signo de mal augurio).

Estimular al alumnado, transmitir sensaciones y emociones al espectador mediante la escenificación o convertir la creatividad del artista en la puerta por la que entre el disfrute de nuestros escolares, debiera convertirse en uno de nuestros objetivos.

Desarrollar habilidades sociales es altamente beneficioso, por lo que como docente no puedo limitarme a los contenidos tratados en los libros. Necesitamos nuevos métodos, propuestas pedagógicas que capten el interés del adolescente, interactuar y fomentar el espíritu de trabajo en equipo, contribuir a una educación que incluya nuevos aprendizajes. En definitiva, el teatro debe convertirse en materia, como lo son Matemáticas, Lengua o Inglés.

“La formación integral del individuo necesita de nuevas estrategias, siendo el mundo de la escena herramienta de enseñanza a nivel individual y grupal”

La formación integral del individuo necesita de nuevas estrategias, siendo el mundo de la escena herramienta de enseñanza a nivel individual y grupal.  Interpretar historias a la vez que conseguimos el disfrute o divertimento, mejorar la concentración, hacer que nuestros destinatarios se sientan más seguros (es constatable los numerosos aportes que tiene la representación en pro de una mejora de la autoestima), fomentar la lectura de un género menos leído (al igual que ocurre con la poesía), transmitir y educar en valores, invitar al debate dentro y fuera del aula, aprender a aprender o fomentar los lazos/vínculos existentes entre nuestro alumnado ( debe convertirse el teatro en un medio de sociabilización), son algunos de los objetivos y consecuencias positivas que se derivan del ejercicio de una educación dramática.

Ayudemos al alumnado a conectar con su mundo interior, permitamos que afloren sus sentimientos, dibujemos una amplia sonrisa en sus rostros o entrenemos su imaginación, sin ponerles límites.

Empaticemos, sabiendo colocarnos en el lugar del otro. Seamos capaces de conocer al otro, comprendiendo los estados emocionales ajenos.

Por todo lo dicho, debo insistir en la inclusión de esta herramienta educativa en los centros educativos. Desarrollemos como docentes un trabajo pedagógico que abra un canal de emociones, potenciando las capacidades de nuestros escolares a través del maravilloso mundo del teatro.

 

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Rafael Bailón Ruiz
Profesor de ESO

 

 

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