Cierto es que impulsar un cambio o modificación significativa en nuestra sociedad requiere actuaciones desde abajo. Quiero decir con ello que hemos de emprender o sembrar iniciativas que supongan nuevas aptitudes y actitudes, trasladando a nuestros destinatarios la capacidad de empatía. Impulsemos valores dentro y fuera del aula, llevando a cabo la necesaria reflexión.
Dialoguemos y reaccionemos ante los nuevos retos que han de caminar conjuntamente con los tiempos que corren. En este sentido, las palabras pueden ser magníficos instrumentos si sabemos darles uso, si bien costumbres denigrantes (en caso contrario).
“La inteligencia debe ir de la mano de los actos, evitando el daño del prójimo” |
Desterremos conductas de empoderamiento de unos frente a la debilidad de otros (víctimas del sometimiento). Seamos rápidos en casos de bullying (ya sea directo o indirecto si es por medio de Internet). El acoso convierte al insolente en abusador, causando un enorme perjuicio en aquel que sufre las consecuencias del mismo. El lenguaje deja su huella, ya sea de manera positiva o negativa, a tenor de la manera en que lo usemos. Corrijamos nuestros hábitos, tendiendo la mano al que sufre, siendo conscientes de nuestro importante papel en aras de una sociedad más justa e igualitaria. Somos y hemos de comportarnos como seres humanos. La inteligencia debe ir de la mano de los actos, evitando el daño del prójimo. La violencia se dispara, siendo a veces percibida como algo normal, inmersos en una sociedad que preocupa. La espiral en la que nos movemos a diario, con titulares que debieran ser motivo de atención, ofrecen una radiografía que comienza a ser semilla de un entorno que necesita nuevos moldes.
Comprendamos, comentemos y actuemos. Pero, mayormente, ejemplifiquemos. Hagámoslo con hechos, no limitándonos únicamente a palabras vacías. Como docentes, hemos de ser espejo en el que mirarnos. Nuestros/as alumnos/as reaccionarán ante los nuevos retos que demanda la sociedad del futuro, siempre y cuando prediquemos con el ejemplo. Si hay lacras que hemos de eliminar, contribuyamos a educar desde la igualdad, abogando por usar instrumentos de análisis, con el necesario debate en las aulas, sin prejuicios ni etiquetas, otorgando el papel de protagonista a nuestros/as pupilos/as.
Dejemos atrás situaciones de inferioridad o incumplimiento de derechos, abriendo camino a una transición que busque una concienciación social, un espacio común desde el que construir una nueva realidad, un nuevo contexto que promueva acciones claras en pro de motivaciones que informen y sensibilicen, porque vivimos en un mundo tan diverso que no debiera impedir que seamos iguales.
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Rafael Bailón Ruiz |
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