Su prologuista que da muestras de conocerle bien, Jesús Martínez Gómez, califica a Juan García Conesa (Cartagena, 1972), autor de ‘Claro mapamundi del viejo orden mundial’ (Dialéctica Ed.) de «apátrida que se siente de Murcia, Granada y Almería», al tiempo que lo define como «un fingidor impenitente, un viejo y duro roquero que, a escondidas, se debate entre el bolero y las cartageneras… Un rojo vocacional y familiar, inteligente y crítico, irónico y divertido, ácido, agudo, sagaz y bueno… Un enamorado de Dylan y de Lennon».
También es un reincidente sin remedio pues dos años después de publicar ‘Poemario para un Adiós’ ha vuelto a publicar con el sello granadino y lo volverá a presentar en el Cuarto Real, el viernes, 9 de noviembre, a las 18 horas, donde estará acompañado por el prologuista y por su editor, Víctor Miguel Gallardo. Para su prologuista estamos ante «una poesía heredera en su concepción de autores como Gil de Biedma Luis García Montero o Javier Egea; una poesía que bebe y se nutre de la experiencia, de esa nueva sentimentalidad que hace de lo cotidiano fuente poética desde la que reivindicar un nuevo espacio personal y colectivo».
Por su parte el autor entiende que «este libro da una visión de mi universo personal, pero extrapolable a otras sensaciones y sentimientos compartidos con los lectores». Asimismo que es cierto que habla de las vivencias vividas, o de experiencias satisfechas, pero también de lo contrario, de cosas imaginadas o deseadas. De esta forma García Conesa se sirve de la poesía, en palabras de Jesús Martínez, para rendir cuentas sin rendirse jamás, para rezarle a Marx por los suyos y lo suyo, para reírse de cuanto pueda y llorar sin estridencias, como lo hacen quienes se saben afortunados al juntar cielo y tierra entre las calles sinuosas, negras y blancas, que surcan ciudades de papel tintadas sin descanso bajo la piel.
Igualmente manifiesta que con su lírica tiende «siempre a poemas cortos y a frases duras, que conjugan la realidad tal y como para mí es. Pero sobre todo me centro en la importancia del amor como fórmula irrenunciable de vida de todos los seres vivos, entre los que cuento a los animales, fundamentales para mi». Un volumen dividido en cuatro partes de largos y curiosos títulos en los que también tiene un emotivo recuerdo para su padre Lucas, recientemente fallecido y para su madre por lo admirable de su educación y esfuerzo.