Lorenzo Algar Molinos (Granada, 1976) nació cerca de la Plaza de los Lobos, aunque la mayor parte del tiempo lo pasó en la calle Sócrates, que es donde residen sus padres. Estudió la licenciatura en Dirección y Administración de Empresas que le ha llevado a desempeñar la labor de Inspector de Trabajo. Residente en Huelva, está casado y es padre de familia numerosa, además de gran aficionado a la historia y al latín como queda de manifiesto en su trilogía ‘Sit tibi terra levis’, a la que ha dedicado cuatro años de intenso trabajo. El primer volumen, publicado en la Editorial Nazarí, lleva por ‘De laetitiae diebus’ (Los días de la alegría). Está ambientado en el siglo II d.C y narra la historia de Tito Annio Corintho en un periplo entre Augusta Emérita, Itálica, Mauretania, Onuba, Ilipla y Turóbriga. Lo presenta hoy, sábado, 24 de noviembre, a las 19:30 horas, en el Centro Artístico junto al profesor de Geografía e Historia Miguel Escandón y el editor, Alejandro Santiago.
Según cuenta el origen de esta obra hay que buscarlo en un viaje que realizó en 2010 con su familia a Mérida para visitar la domus del Mitreo donde encontró, entre las muchas frases de autores clásicos la de Epicuro, su filósofo preferido y donde, en el área funeraria pudo observar dos grandes mausoleos, el de los Voconio y el de los Julios, y una tumba discreta con la numeración, XXXXV. «Reparé en su edad, y me dio lástima, salvando la distancia con lo que ello suponía hace dos mil años, que falleciera tan joven. Me entristeció verlo allí solo, y que la gente pasara a su lado sin mirarlo, sin desearle que la tierra le fuera leve, y me pregunté quien fue, si fue querido, qué hizo en la vida…y me sentí unido a él y a la tierra, al entorno, a Augusta Emerita, pues comprendí que allí estaban mis raíces, mi lenguaje, mi forma de entender la vida, mis cánones de belleza. Nada más llegar al hotel encargué on line un libro de latín, y desde entonces no pasa un solo día sin que le dedique un rato. Pasados tres años era tal el volumen de información sobre los monumentos de Augusta Emerita, y mi interés por Tito Annio Corintho, que me decidí a escribir el libro», cuenta antes de aclarar que al principio fue complejo, pero «poco a poco los personajes fueron tomando forma y haciéndose con el control del libro, hasta tal punto que tengo la sensación de que son ellos los que han decidido su contenido. Aquí quiero agradecer a dos grandísimos actores, Belén López y Juan Díaz Pardeiro, que sin saberlo me prestaran sus rostros para los progenitores de Tito, Eilena y Cayo».
Así nació esta trilogía histórica ambientada en el siglo II d.C, concretamente en el año 112 d.C. en la que todos los personajes son ficticios, salvo Tito Annio Corintho, quien yace en los Columbarios, y Adriano, aunque su personaje es más secundario. A la familia Annio Corintho se contrapone otra de poder en la urbe, la de los Hostilio Bruto, que como su nomen y cognomen indican, no son nada amistosos. Novela histórica por su ambientación, pero también tiene cabida para los entresijos políticos, los juegos en el amphiteatrum y su doble óptica, diversión y crueldad, la clandestinidad de los cristianos en el momento, los sueños y temores de un niño como Tito, el amor infinito entre Eilena y Cayo… Reconoce que Internet ha sido fundamental para la fase de documentación e indica que «desde el año 2010 promediamos un viaje trimestral a Mérida, y en todas las ocasiones vuelvo con algún libro adquirido en el MNAR, o en la tienda especializada de cualquiera de los monumentos». La abundancia el latinismos la justifica por su deseo de ambientar la novela, y para su entendimiento ha incluido notas al pie de página y un extenso glosario. «La novela es también una llamada de atención tanto a la sociedad como a la clase política, por la desastrosa gestión que de la asignatura de Latín se viene realizando. No solo nuestra lengua, también nuestros cánones de belleza y el modo de entender la vida son grecolatinos», añade. En su opinión cualquier persona puede disfrutar con su obra pues en ella hay «intrigas políticas y económicas, persecuciones religiosas, la incertidumbre de la mujer ante su futuro al llegar a la adolescencia o el del niño conforme crece, las relaciones de pareja…».