‘Incertitude (Incertidumbres)‘, del artista Gorlob, alter ego de Guillermo Fernández de Lema, es, antes que amable, una exposición desasosegante. Y no por ello deja de ser tremendamente atractiva y recomendable. Para entendernos, sería como ver una película de Hitchcock, que encoge el corazón pero no puede dejar de verse.
La exposición, que estará en el Cuarto Real de Santo Domingo, hasta el 12 de diciembre, reúne unas decenas de objetos imposibles de tal fuerza expresiva que irremediablemente impactan al visitante. Para elaborar esas piezas el autor recurre a materiales variopintos. A la madera de olivo, soporte noble de natural humildad, se contraponen ariscas objetos artificiales en metal y plástico hallados en la basura: teléfonos piezas de motor y carrocería, viejos contadores de luz… A través de una obsesiva manipulación de esas materias, Gorlob crea piezas de tan perversa ironía que rebota en las entrañas y revoluciona la mente.
Pongamos un ejemplo. Al contemplar ‘La máquina para destruir el Mundo’, con sus instrucciones en francés, resulta inevitable esbozar una sonrisa. Sin embargo, esa sonrisa desaparece cuando el autor aclara que el contador del artefacto sirve para saber el número de víctimas que el Apocalipsis está desencadenando.
Otra obra de gran impacto es la pareja de lienzos llamada ‘Santa María de la Comunicación’. En ella aparecen, enmarcados por arcos ojivales y a modo de vidrieras, teléfonos viejos colgados que nunca comunicarán con Dios, porque ‘todas las líneas están ocupadas’. De forma repetitiva, las diferentes piezas muestran las distintas obsesiones de su autor: la preocupación por el uso abusivo del conocimiento; la concepción de la ciencia como fin en sí misma; la belleza de lo inútil o el valor de lo absurdo.
Guillermo Fernández de Lema (Gorlob) es miembro del IPG (Institutum Pataphysicum Granatensis). Como tal, algunas de sus obras pueden considerarse “objetos pataphysicos”. Es decir, obras que combaten “con absoluta rebelión la totalidad de la simpleza”, tal como ya expresó en su momento de manera preclara Alfred Jarry, el fundador de la Pataphysica.