Virtudes Montoro: «¿Propósitos u objetivos?»

Comienza el año y de manera consciente o inconsciente, nos proponemos una nueva vida llena de propósitos que nos cambiarán, que nos hace soñar despiertos con aquello que tanto ansiamos conseguir. Esto lo saben muy bien los publicistas, nos inundan de colecciones interminables que bien sabemos nunca concluiremos. Para que no nos pase esto con los objetivos que nos hemos propuesto para estos trescientos sesenta y cinco días, os voy a proponer un método que nos puede ser muy útil para este año, sí, conseguir aquello que nos hemos propuesto: aprobar todas las asignaturas, sacar mejor nota, cómo no, adelgazar (después de los atracones que nos hemos concedido), dejar de fumar, y un largo etcétera.

Se trata del Método SMART, una eficaz herramienta que nos facilita la formulación de objetivos, replanteándolos de forma más específica, realista, medible y por tanto alcanzable.

Las siglas de SMART hacen referencia a que nuestros objetivos, sean:

S de Específico: cuánto más específicos sean los objetivos, más fácilmente serán alcanzables. Por ejemplo, si te planteas sacar mejores notas, tendrás que preguntarte; ¿qué nota quiero sacar?, ¿cuántas horas de estudio necesitaré?

M de medible: Nuestros objetivos deben ser totalmente cuantificables. Siguiendo el ejemplo anterior, nos podríamos plantear que nuestra nota sea 9.

“Para  alcanzar nuestros objetivos, estos deben formularse en positivo, dividirse en sub-objetivos, ser específicos, alcanzables, realista, y limitarse a una fecha concreta”

A de alcanzable: ¿Mi objetivo es alcanzable, lo puedo conseguir? “Tanto si piensas que puedes, como si no puedes estás en lo cierto”, que diría Henry Ford. Si consideras que no puedes conseguir tu objetivo, es posible que no lo consigas, en psicología esto se denomina “profecía autocumplida”. Si crees en tus posibilidades, conseguirás aquello que te propongas.

R de realista: Siendo consciente de los recursos de los que disponemos y de los que necesitaremos, seremos capaces de alcanzar nuestros objetivos, no podemos pretender sacar un 9 sin estudiar, esperando a que se obre el milagro. Tener claro que lo podemos conseguir y los recursos que necesitamos (atención a las clases, tomar apuntes, horas de estudio necesarias, repasos necesarios). Nos podemos preguntar ¿puedo sacar un?, claro que puedo, está en mi mano. Si nos preguntamos ¿puedo ir a la luna? Las probabilidades de viajar son poco realistas.

T de temporizado: todo aquello que no planificamos no lo haremos, de ahí la importancia de poner fecha a nuestro objetivo; “sacaré un nueve en mi primer examen”. Marcamos cuándo lo vamos a conseguir, haciendo aún más específico mi objetivo. Si no sacara esa nota, podría ver dónde he fallado, y tomar las acciones correctoras oportunas.

Así vemos que, para conseguir alcanzar nuestros objetivos, estos deben formularse en positivo, dividirse en sub-objetivos, ser específicos, alcanzables, realista, y limitarse a una fecha concreta.

Podemos ver hechos realidad nuestros objetivos con la determinación y la acción necesarias. Cuanto más detallados sean, más probabilidades tenemos de conseguirlos. Empezar poco a poco, sin obligarnos a cumplirlos en un corto periodo, evaluar en qué estamos fallando si no lo conseguimos, perseverar, anotar los éxitos y confiar en nosotros mismos y en que somos capaces de hacerlo; conseguiremos que esos propósitos tan difusos, tan impetuosos, a veces tan irrealistas que nos planteamos para este año, sean perfectamente conseguidos.

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Virtudes Montoro López

Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso

 

 

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