El lunes, 18 de marzo, el poeta, ensayista, novelista, traductor y crítico literario, Justo Navarro (Granada, 1953), regresa a su tierra natal para presentar su nueva novela que lleva por título ‘Petit Paris’, (Ed. Anagrama). Será dentro de las actividades programadas por el Centro Andaluz de las Letras en el ciclo Letras Capitales y tendrá lugar en la Biblioteca de Andalucía donde estará acompañado por el escritor y especialista en literatura noir, Jesús Lens (20 horas) que la recomienda porque «es una apasionante historia que bucea en un pasado no tan lejano como pudiera parecer y plantea una paradoja muy interesante: la investigación de asesinatos en el contexto de II Guerra Mundial, del París ocupado por los nazis. Además, nos traslada a una Granada muy particular, en la que todavía había grandes industriales. También es un juego de espejos entre dos Granadas que, en según qué cuestiones, no ha cambiado tanto, por desgracia».
– Gran Granada y Petit Paris, ¿es mucho más que un juego de palabras que comparten personajes? ¿Qué debe la segunda a la primera o viceversa?
– La semejanza entre los títulos ha sido voluntaria. Las dos novelas tratan de círculos muy cerrados, restringidos, muy estrechos. La ‘Gran Granada’ de la primera novela era la Granada de los grandes del régimen franquista, de los poderosos de entonces, los grandes política y económicamente hablando, la élite de la sociedad, la Administración, la universidad, el arzobispado, el ejército, la judicatura. El pequeño París de ‘Petit Paris’ está formado por policías o colaboradores de la policía ligados al Consulado General de España. El comisario Polo es el nexo de unión entre esos dos mundos.
– ¿Es cierto que el comisario Polo le recuerda al director espiritual que tuvo mientras estudiaba en los Maristas?
– No me lo recuerda. Es algo más: tomé como modelo físico a mi director espiritual. Ahí terminan las semejanzas. Son puramente externas.
– La primera está ambientada en 1963 y la segunda veinte años antes, ¿cómo ha sido el ejercicio de rejuvenecer dos décadas a este comisario protagonista?
– Tenía que rejuvenecerlo porque en ‘Gran Granada’ tenía ya más de 80 años y estaba casi ciego. Elegí un poco al azar 1943. Me parecía un año interesante y una ciudad interesante, París. Los irresistibles alemanes, que habían conquistado París tres años antes, empezaban a perder la guerra. Los momentos de descomposición dan buenas historias.
– Las guerras tienen consecuencias nefastas, pero lo cierto es que a los escritores les vienen muy bien como fuente de inspiración ¿Cuánto hay de real y ficticio en esta nueva obra?
– Las guerras son un momento excepcional en el que se convierte en mérito infringir las leyes que prohíben el asesinato o el saqueo, por ejemplo. Invitan a mentir a los bandos en guerra. El Estado Mayor alemán contaba la retirada de Rusia como una sucesión de victorias, como un avance. Pero el avance era hacia el Oeste, es decir, hacia Berlín. Era una retirada. Todo el fondo de ‘Petit Paris’ es histórico. Los ambientes están documentados: desde el tabaco que se fumaba a las películas que se proyectaban en los cines. Incluso se registra el cambio horario –se adelanta el reloj una hora, como en el presente– en la noche del 27 al 28 de marzo de 1943. La aventura criminal la he imaginado.
– ¿Y Salas, el industrial del azúcar y del tabaco que le pide a Polo que recupere varios kilos de oro que uno de los protagonistas se llevó en su huida a Francia?
– El industrial no tiene ningún modelo determinado. Surge de mis recuerdos de infancia y adolescencia, de mis imágenes de la Granada de los últimos años cincuenta y los años sesenta. La casa donde vive sí existe, la visité cuando tenía once o doce años.
– Al parecer varios periódicos franceses consultados a través de sus ediciones digitales y los locales Patria e IDEAL, le han sido de gran utilidad….
– He leído día por día los periódicos, tanto de París como de Granada, correspondientes a las fechas, de marzo a abril de 1943, en las que se desarrolla la acción de la novela. Las informaciones sobre el desarrollo de la guerra mundial se parecían mucho, sobre todo las que ofrecía Patria. Las redactaban o supervisaban en los Estados Mayores de los ejércitos alemán e italiano. Algo así pasa también en las guerras de hoy, ¿no?
– Se afirma que con esta obra rinde homenaje a Georges Simenon, Leo Malet y Patrick Modiano ¿Está de acuerdo?
– Yo diría que hay escondidos en Petit Paris pequeños homenajes a esos escritores. Incluirlos ha sido una manera de divertirme escribiendo. Lo veo parecido a los secretos que esconden en sus videojuegos los programadores.
– Hablando de influencias ¿cuánto le debe ‘Petit Paris’ a ‘La llave de cristal’, de Hammett?
– Traduje a Dashiell Hammett hace tiempo. Es mi modelo de concisión y contundencia. No he sido consciente mientras escribía ‘Petit Paris’, pero ahora, pensando como un crítico de novela negra, quizá sugeriría como punto de unión con ‘La llave de cristal’ el tema de las relaciones de amistad entre hombres. También aparecía en ‘Gran Granada’. Es algo que también he encontrado en las películas de Jean-Pierre Melville.
– ¿Hasta qué punto le beneficia como escritor el hecho de ser crítico de novela negra, thrillers y best sellers en Babelia? ¿Y su labor de traductor de prestigiosos escritores como Paul Auster, Francis Scott Fitzgerald o Virginia Woolf?
– Creo que lo que me ayuda es leer, en general, desde que era niño. Traducir es una forma muy especial, muy atenta, de leer, como hacer crítica literaria.
– ¿Cómo están modificando Internet y el teléfono móvil la forma de contar historias?
– No solo están cambiando la forma de contar historias. Están cambiando la forma de construir las frases, la sintaxis, es decir, la forma de pensar o razonar. Hay otra cosa: antes, por poner un ejemplo, la gente se sabía los teléfonos de memoria, ahora se los confía a la memoria del móvil. Tener una memoria exterior (la del teléfono móvil) no es igual que tener una memoria interior. Este cambio en la manera de memorizar supongo que también influirá en el modo de contar historias, algo que se basa en el recuerdo de los hechos memorables.