Virtudes Montoro: «¿Qué es el Síndrome de Alienación Parental?»

El SAP (Síndrome de alienación parental) se produce tras un divorcio, una de los padres pone al hijo/os en contra del otro progenitor, se trata de una forma de maltrato infantil, con unas consecuencias devastadoras para el menor. Se empieza a denigrar al padre o la madre hablando mal de éste al niño, hasta lograr un lavado de cerebro que tiene como consecuencia el rechazo al padre o madre objeto del odio del otro. Se trata de personas que quieren mantener un control enfermizo sobre los hijos y que el odio al que fue su pareja les lleva a poner en contra al hijo, hasta que logre el rechazo y aversión hacia éste. 

 

Vemos hasta qué punto el odio es el arma más poderosa de destrucción que existe, tanto para el que odia, como para el odiado, pero sobre todo para los hijos, que están en medio mamando todo ese odio, que después, si no se corrige, puede seguir en el hijo toda su vida.  ¿Cómo actúan los padres alienadores?

Estos son los comportamientos característicos de los padres que llevan a cabo el SAP:

  • Menospreciar, insultar o desvalorizar al otro padre delante del niño, mencionando temas de la pareja que no tienen que ver con el vínculo parental.
  • Contarle a un hijo los detalles del divorcio, culpabilizando al otro. El padre alienador lo que busca es que el niño piense que el otro progenitor es culpable y que, de esta manera, no empatice con él.
  • No permitir el derecho de convivencia del hijo con el otro progenitor. Plantear cambios de custodia, impedir régimen de visitas.
  • Influir en los niños con mentiras sobre el otro llegando a asustarlos.
  • Incluir al entorno familiar y a los amigos en los ataques.
  • Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia su padre/madre.
  • Gratificar y reforzar los comportamientos despectivos y de rechazo.
  • Denigrar hasta la ropa con la que el otro progenitor viste al niño, como si estuviese contaminada.
  • No mantienen al tanto al otro de todo lo relacionado con sus hijos. Por ejemplo, dejan de informarle cómo van en el colegio, cómo se encuentran de salud, lo mucho que les echan de menos, entre otras cosas importantes.
  • Tratan de impedir que el otro progenitor visite a sus hijos, para ello, programa actividades para mantenerlos el mayor tiempo posible ocupados.
  • Evitan en la medida de lo posible que sus hijos reciban cartas, regalos, paquetes, etc., de su otro padre.
  • En caso de que el otro padre tenga pareja, pueden inventar cosas negativas acerca de esa persona e incluso decirles que ellos ya pasaron a segundo plano.
  • No solo manipulan a los hijos, sino también tratan de manipular a todo su entorno como a su familia y amigos para poner al otro progenitor en su contra.
  • Pueden intentar cambiar los nombres y/o apellidos de los hijos.
  • Suelen amenazar a sus hijos si estos expresan su deseo por estar con el otro.
  • Le echan la culpa al otro progenitor del mal comportamiento de sus hijos.
  • No toman en cuenta la opinión del otro progenitor a la hora de tomar decisiones importantes en la vida de sus hijos.
  • Pueden llegar a tirar o a destruir los objetos que le ha regalado el otro progenitor a sus hijos.

Los síntomas que pueden aparecer en el niño:

  • Aparece un rechazo evidente hacia el otro progenitor y tratan de evitar cualquier tipo de encuentro con él.
  • Hablan de manera negativa acerca de su otro padre/madre, e incluso pueden llegar a insultarlo.
  • Son incapaces de ponerse en el lugar del otro progenitor, incluso si este les demuestra lo mal que se siente de ser rechazado.
  • Suelen utilizar y repetir frases propias del padre alienador en donde se juzga y critica injustificadamente al otro progenitor.
  • Pueden manifestar un cambio evidente de conducta física y verbal, volviéndose ésta más agresiva.
  • Llevar a cabo conductas en donde se vea reflejado su rechazo hacia el otro progenitor, las cuales serán premiadas por el padre alienador.
  • Se muestra temeroso a expresar su deseo de contacto con el otro progenitor.

Las consecuencias para el niño, son:

  • Pueden volverse sumamente retraídos, tímidos o algunos otros muy violentos.
  • Se instaura en ellos un miedo exagerado al abandono.
  • Pueden llegar a sufrir depresión.
  • Como han convivido tanto con el progenitor manipulador, aprenden a adoptar este tipo de conducta, por lo que tienden a manipular a los padres y a las personas que los rodean.
  • Muestran un bajo rendimiento escolar.
  • Tienen problemas de autoestima, por lo que comienzan a carecer de amor propio.
  • Aparecen en ellos sentimientos de culpabilidad.
  • Con el tiempo, pueden llegar a romper la relación con ambos padres.
  • En casos de mayor gravedad, pueden llegar a adoptar conductas delictivas como manera de vengarse de los padres.
  • Se frustran fácilmente ante cualquier tipo de incidente o situación.
  • Tienen dificultades para construir relaciones de amistad o de pareja estables.

Para los padres y madres divorciados, estar atentos a nuestros hijos y a su adecuado crecimiento y estabilidad psicológica y emocional, es una de nuestras tareas principales sobre todo para minimizar el impacto que éste tiene sobre sus vidas.

Para el padre objeto de todo esto, lo más adecuado es no reaccionar de la misma manera. Denigrar por venganza al otro padre solo empeora la situación. Se trata de hacer todo lo contrario que el padre alienador hace, mostrar amor al niño, y no caer en el mismo juego, ya que las consecuencias para los niños al verse envueltos en esta guerra pueden ser irreversibles. Hablar con el hijo, cuando éste quiera hacerlo, saber cómo se siente, acudir a psicólogos especializados, y sobre todo llenar de amor aquello que está lleno de odio.

Minimizar el sufrimiento del menor, debería ser, ante todo y sobre todo, el objetivo de cada una de las decisiones que tomemos. Por amor, por este amor tan inmenso y puro se perdona, se perdona aquello que está lleno de odio, de ignorancia. Se traspasa cualquier circunstancia con sabiduría, se coloca a nuestros hijos por encima de nuestra soberbia, se aprende a ser humilde por amor a ellos. El que no entienda que el odio hacia su otro padre / madre, conlleva el mayor daño posible a su hijo, tampoco sabe que puede ser la peor enfermedad para su hijo.

«Guardar rencor es como sujetar un carbón caliente con la intención de lanzárselo a alguien más; es uno el que se quema». Buda

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Virtudes Montoro López

Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso

 

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