Contrastes. Vivimos en un mundo de polos opuestos, con comportamientos variados y con consecuencias bien distintas. A veces, vemos a seres humanos dotados de esa cualidad que engrandece al individuo, pero… La benevolencia no está hecha para todos los habitantes de este caprichoso orbe en el que habitamos.
Del latín “bonus”, el hombre bueno es aquel que ayuda al necesitado, sin mirar su condición social, procedencia, raza o religión. Cuando nos movemos sin ningún tipo de interés personal, movidos por el deseo de hacer el “bien”, somos mejores. La represión, el narcisismo o acto egoísta sirven para machacar con frecuencia al débil. ¿Dónde queda el altruismo que nos lleva a proteger y beneficiar a otros?
Encendemos el televisor y podemos cambiar de canal a un ritmo vertiginoso (son muchos los operadores con los que contamos). El espectador dispone de una oferta amplísima en lo que a contenidos se refiere, si bien casi siempre es más de lo mismo: fiel reflejo de la cruda realidad que nos azota.
Fuera, más allá de nuestras fronteras, algunos siguen ejerciendo como vulgares tiranos, con un cisma que se ha cobrado ya numerosas víctimas,y, una guerra civil entre partidarios del dictador frente a los opositores.
Aquí, en nuestra siempre maravillosa, pero a la vez diversa ciudad de la Alhambra, paseo por la Carrera del Genil. Disfruto de los numerosos puestos que atraen a curiosos y ávidos lectores. Hago como muchos viandantes (pasear con mis seres queridos). Lo hago, siendo consciente de la gran suerte con la que cuento. Por muchos problemas que uno tenga, puede gritar: “ ¡ Soy feliz! “ Ir cogido de la mano de su pareja, abrazado a sus padres u orgulloso de sus pequeños, no tiene precio.
«Al entrar en el parking, un señor recrimina la actitud de un lamentable cliente. El susodicho ordena callar en reiteradas ocasiones a una pobre mujer con su cabeza cubierta con un pañuelo. ¿Cuál es su delito?” |
Al entrar en el parking, un señor recrimina la actitud de un lamentable cliente. El susodicho ordena callar en reiteradas ocasiones a una pobre mujer con su cabeza cubierta con un pañuelo. ¿Cuál es su delito?
Sin duda alguna, si se considera una actividad delictiva extender la mano en busca de unas monedas para poder comer, la víctima de esta sociedad con grandes distancias será CULPABLE.
Ahora bien, no sé si deliro o no, si sueño o camino con paso firme. Queridos amigos, ¿adónde vamos a llegar?
Mi rostro evidencia una sonora DESAPROBACIÓN que acompaño de un movimiento de cuello (de izquierda a derecha y de derecha a izquierda).
Prefiero una imagen clara y contundente que cientos de palabras que a buen seguro caerán en saco roto.
Arranco el vehículo y puedo ver la bandera arco iris, el símbolo que apuesta por la diversidad y el respeto.
Señoras y señores, todos merecemos el mismo trato, nos llamemos como nos llamemos, contemos con más o menos dinero o enarbolemos la bandera que consideremos (siempre y cuando se haga desde el respeto, nunca de la privación o represión).
Mientras aboguemos por el diálogo y no la imposición, ¿qué miedo impera en nosotros?
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Profesor del IES Ribera del Fardes
(Purullena, Granada)