Metidos de lleno en el mes de junio, nos despertamos tras la resaca de un domingo con urnas. Los españoles hemos decidido nuestro voto en Europa, así como en ayuntamientos y comunidades autónomas. Pero, resulta, como mínimo desconcertante, escuchar las declaraciones de algunos regidores (con escasa valía para dirigir el futuro de los diferentes consistorios). Algunos hablan de líneas rojas, obviando los escándalos de sus partidos, las irregularidades de financiación o los “pucherazos” en sus primarias (algunas, tras robar a los ex de sus rivales políticos).
Queridos lectores, siento pena. Una enorme desazón recorre cada centímetro de mi cuerpo. ¿Por qué no son capaces los dirigentes de establecer acuerdos que fructifiquen y redunden en el beneficio de todos nosotros?
Algunos (unos más que otros), se limitan a enseñar “músculo”. Es, al parecer, trascendental, mostrarse fuerte como bloque. Así, unos se empeñan en insistir con el “155”. Frente a quienes consideran lo anteriormente citado como requisito de obligado cumplimiento, otros se erigen en portavoces del pueblo o VOX (en latín) de todos nosotros (insisten en la defensa de tradiciones tales como la tauromaquia o la caza y la expulsión obligada de los inmigrantes.
Señores y señoras, me pregunto ¿adónde vamos a llegar?
Sería positivo sentar las bases de acuerdos programáticos estables. Cierto es que nos convendría dejar las diferencias (aparentemente irreconciliables).
¿Por qué algunos parecen más interesados en coger asientos o desempeñar funciones ministeriales?
Sin duda alguna, asistimos atónitos a cambios de cromos o repartos de territorios que parecen evocar a otros tiempos (esos en los que las grandes metrópolis se quedaban con las colonias).
En los próximos días, sabremos el futuro de pueblos, ciudades y/o regiones (todos aquellos territorios en los que ninguna fuerza logró mayoría absoluta).
A buen seguro, algunas fuerzas se sentarán en la mesa y decidirán en función de sus intereses (nunca guiados por lo que dijeron los ciudadanos en las urnas).
A los políticos camastrones, les pediría que piensen más en nosotros, con leyes de consenso en materias fundamentales como educación o sanidad (dejemos ya los parches con una duración máxima de 4 años). No me gustaría verles lanzando órdagos para seducir a sus votantes,y, sí dejar atrás ese narcisismo que les convierte en soberbios y acomodados individuos.
Que mis palabras no caigan en saco roto.
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Profesor del IES Ribera del Fardes
(Purullena, Granada)