Todos los pueblos, por muy pequeños que sean tienen su historia que es muy importante preservar. También imágenes en blanco y negro que merece la pena recuperar y evitar que se pierdan para siempre pues sirven para ver cómo eran, cómo vestían, cómo se divertían, las personas que nos han precedido. Solamente hacen falta personas con la sensibilidad suficiente para rescatar esas pequeñas joyas y la capacidad de contar esas peculiaridades en unas líneas. Esto es lo que ha hecho el profesor jubilado, José Luis Esperidón y el artista plástico, Juan Vida, en una meritoria publicación que lleva por título ‘Pinos Genil. Un recuerdo compartido’. Se presentaba el pasado 13 de abril en la iglesia parroquial de esta bella localidad y más recientemente, el miércoles, 5 de junio, en el Kiosco Las Titas, en el transcurso de la cena fin de curso de la Asociación Amigos del Instituto Padre Manjón.
Del primer acto, José Luis Esperidón, nos cuenta que la iglesia estuvo «llena como el día del Patrón». También que se trata de una obra coral cuya idea, realización y coordinación ha estado a cargo del pintor Juan Vida. Respecto al texto señala que ha sido escrito esencialmente por él y otros colaboradores como Ángel Baena, Victoriano Gómez, Conchita López, José López, Rafael Roldán y la importante aportación, como documentalista de Jacob Zúñiga.
En dicha presentación intervino el alcalde Gabriel Gómez y Juan Vida explicó la génesis y la estructura argumental del texto. Posteriormente fueron dando una breve explicación de sus aportaciones todos los colaboradores y, por último, José Luis Esperidón expuso al auditorio que el libro nace con la idea principal de ser muy gráfico, casi 300 fotografías, para que sea agradable de leer y en el que el lector pueda reconocer a los personajes, a nivel local, que fueron protagonistas de la pequeña historia del siglo XX en Pinos Genil, en la mayoría de los casos con fotografías de los mismos.
El argumento se basa en lo que el autor llama Empresas-Institución: El Blanqueo (fábrica de papel), la Central Eléctrica, El Tranvía a Sierra Nevada y las Aguas Potables de Granada. También se detiene en su importancia económica, en un pueblo de algo más de mil habitantes, daría lugar a unas relaciones humanas y sociales que han incidido definitivamente en la vida de este pueblo hasta la década de los años 80. Desde el punto de vista de los vecinos, sus costumbres, sus fiestas, sus tradiciones y sus acontecimientos familiares también los años 80 son unas fechas trascendentales pues a partir de esa época todo su mundo se orienta hacia la capital. En definitiva, «Pinos Genil vive de Granada y se ha convertido en un pueblo de empleados, funcionarios y hosteleros con una agricultura de ocio y de fin de semana», indica.
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