El crítico de IDEAL, Andrés Molinari, estuvo en las sesiones de Poesía en el Jardín en las que fueron protagonistas el poeta Carmelo Sánchez Muros, acompañado a la guitarra por Rafael Soler y al martes siguiente Rosa Berbel y Noelia Arco (percusión). Así lo vivió y lo contó para los lectores.
NO SÓLO DE POESÍA VIVE LA NOCHE
El entrañable poeta granadino Carmelo Sánchez Muros, con su voz añosa y serena, caligrafió la segunda página, por este septiembre, del ciclo Poesía en el Jardín. Decenas de mujeres y hombres, aquí ya acullá, sentados en sillas y arrumbados en escalones, de pie entre el boje o apoyados sobre los troncos resinosos de los viejos cipreses que se yerguen en el que fue huerto trasero de los Granada Venegas. Todos escuchando poemas, publicados e inéditos, en la fresca noche que despide quedamente el tórrido verano que hemos sufrido. Cada vez más gente en este ciclo que organizan Álvaro Salvador, en nombre del Ateneo de Granada, y el Centro Andaluz de las Letras. Cada vez más entusiasmo al llegar y satisfacción al partir. El recoleto y casi monacal jardín de La Casa de los Tiros, hogaño dirigida por Emilio Escoriza, se queda cada vez más pequeño. Pero los cuerpos, provectos o juveniles, se adecúan a huecos de seto, escalones de ladrillo o apoyo del costado sobre la dureza muraria, siempre en busca, siempre ansiando un bálsamo para el alma. Y ese bálsamo se llama poesía.
No solitaria, que ahí estaba, en segundo plano pero imprescindible, la guitarra de Rafael Soler, improvisando siempre pero con la seguridad de un grandísimo maestro que sabe acallar bordón y prima para que la quebrada voz de Carmelo refulja en el terciopelo de la noche de martes con el relente ya en el horizonte. Música adecuada para los versos del poeta que desdeña posturas y egocentrismos, currículos falsos y falsas modestias. Él se apoya en un bastón más de elegancia que de necesidad como se apoya en el lenguaje sutil y casi cotidiano para volar de Sicilia a Granada, siempre con esa compañera que genera tanto amor como recelo y que se llama soledad.
Noche preciosa que se enhebrará en otras dos más, de martes crepusculares, en este ciclo Poesía en el Jardín. Siempre a las nueve en punto de la noche: la hora granadina de la poesía. Lástima que el Centro Andaluz de la Letras y el Ateneo de Granada no se prodiguen más en otros jardines, en otros géneros literarios.
ANDRÉS MOLINARI
Publicado en IDEAL, 12/09/2019, pág. 52
TRAS LOS TIROS, POESÍA
La Casa de los Tiros tiene su trasera. Tras la monumental fachada y el torreón de cuadra dorada yace, casi abandonado, un recoleto jardín, que cada martes de septiembre, en el crepúsculo, se torna precioso cenáculo para la poesía. Es el noveno ciclo Poesía en el Jardín y ésta ha sido la tercera entrega de este año, con Álvaro Salvador como director y presentador escueto, y la nueva directora del Centro Andaluz de las Letras en primera fila. Y, como siempre, muchos asistentes, aquí y acullá, sentados los más diligentes y tempraneros, en pie los más demorados y tardos.
Noche femenina, con dos melenas de mujer, acastañadas y con esmerado desorden, al aire casi cálido de estos anocheceres tras aquellas tormentas de casi anteayer. Dos mujeres resueltas en negro atuendo, una más estampada, la otra más neta de ropaje y de visaje. Dos voces para un diálogo entre poesía y música, deleitoso hasta el extremo y breve por sorpresa, que dejó al mucho público con ganas de más, de mucho más, porque era tan bello lo que se oía que todos enmudecimos tras el último aplauso, rememorando aquel viejo adagio de que lo bueno si breve… Esta vez de verdad.
La jovencísima Rosa Berbel llegaba con muchos e importantes premios bajo el brazo, pero supo desasirse de todo el almidón del galardonado y toda la retórica del que ve su nombre en letras de imprenta. Y leyó sus poemas de lo cotidiano, del amor y del desamor del día a día, de la confesión propia y la reflexión ante el desierto. Cuando creíamos, que el humor le era esquivo, como a tantos poetas noveles y empingorotados, nos sorprendió con una preciosa retahíla numerada, entre lo sarcástico y lo hiperreal, que comenzaba con las tarjetas de visita. Calidad en la brevedad, que sólo el último poema pasó de las dos páginas: los demás casi sentencias. Rima interna, que su tilde atañe más al objeto que a la sílaba. Bocado con sabor a poesía de mujer que siempre me deja un paladar agridulce.
Y qué decir de Noelia Arco, la diosa del xilófono y la marimba, jugando con los timbres y los volúmenes para adecuarse a los poemas de Rosa. Mejor si para el metal grade hubiese prescindido de altavoces. Pero un dechado de originalidad, abstracción sonora y ambientación anímica. Difícil dirimir si era protagonista de concierto o acompañante de recital. Con este original diálogo entre mujeres el Ciclo Poesía en el Jardín se yergue como una de las citas culturales más importantes de la Granada septembrina. Larga vida al mismo.
ANDRÉS MOLINARI
Publicado en IDEAL, 19/09/2019, pág. 53
ELODIA CAMPRA HOMENAJEARÁ A JUAN DE LOXA
Y tras el éxito esplendoroso de Pedro Enríquez, que junto con Habiba Chaouf y Pilar Alonso, para cerrar el ciclo de Poesía en el Jardín, que en 2019 ha alcanzado su novena edición, su director Álvaro Salvador ha querido que sea con un homenaje al tristemente desaparecido Juan de Loxa. Para ello, el martes 24 de septiembre contará con la intervención de Elodia Campra, que acompañada de los violoncelistas Matthias Stern y José Ignacio Perbech (21 horas).