Rafael Bailón Ruiz: «Bibliotecas y teatro»

Es el teatro una de las actividades más completas que pueden desarrollarse en un centro educativo. En este sentido, estimular sensorialmente a nuestros destinatarios, así como el desarrollo cognitivo de los mismos, son algunas de las consecuencias positivas que tiene la escenificación.

Junto al teatro como iniciativa, las bibliotecas deben convertirse en foco de difusión cultural. El fomento de la lectura debe hacerse partiendo de las bibliotecas de colegios e institutos. Cierto es que los tiempos han cambiado, siendo muy distinto el enfoque o concepto que hoy en día se tiene de una biblioteca (se ve muy lejano ese aprecio que se tuvo de la misma, encontrándonos ante espacios que se usaban como casa de conocimiento universal). Sin duda alguna, debemos volver a la senda de otorgar un papel pedagógico a las bibliotecas (han sido parte siempre de nuestra cultura educativa y recreativa).

Por otro lado, hemos de abogar por espacios inclusivos y no exclusivos. Promocionar y/o transmitir valores tales como la tolerancia, la igualdad o la paz, debe convertirse en uno de los cometidos que busquen las bibliotecas. Pero, no podemos confundirnos. Contamos con un recurso más o una herramienta pedagógica utilísima que ha de servir como complemento o ayuda al sistema educativo.

Fomentemos el aprecio por los libros como fuentes del conocimiento e instrumentos que nos otorguen un placer o paz interior. De la misma forma, forjemos ciudadanos responsables, siendo capaces de atraer sus intereses, ser conocedores de sus inquietudes. Así, la motivación debe ser el pilar sobre el que sustentemos los cambios. Un alumno motivado es el punto de arranque hacia al éxito o poder aprovechar los conocimientos transmitidos. La lectura es tarea primordial para el ser humano, contando con numerosos servicios, si somos usuarios de una biblioteca: préstamos, lecturas en línea, servicio de asesoramiento,…

Por otro lado, insistamos o fomentemos el amor por las letras. Convirtámonos en encantadores o magos que animan a leer, así como a representar. Podemos conjugar ambas tareas: leer y escenificar. Con la unión de las antes citadas, hemos de extraer todo el potencial de nuestros destinatarios, mejorar la autoestima, el trabajo en equipo o la creatividad.

Por tanto, nos encontramos ante recursos en potencia de los que podemos sacar el máximo partido. Ejercitar la memoria y dejar a un lado la inseguridad o timidez son cuestiones o beneficios que se desprenden de la práctica teatral, trabajando la educación en valores (muy necesaria en los tiempos que corren). Esperando que mis deseos no caigan en saco roto, fomentemos el uso de las bibliotecas y la práctica teatral como herramientas pedagógicas.

BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS:

  • Ruiz, R. B. (2019). El teatro y las bibliotecas: una herramienta pedagógica que facilita la transmisión de valores. Mi biblioteca: La revista del mundo bibliotecario, (58), 50-53.
  • Ruiz, R.B. (2012). Recursos y experiencias educativas para el profesor del siglo XXI. Aula de innovación educativa, (212), 60-62.

 

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Rafael Bailón Ruiz

Profesor de ESO

 

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