Jesús Fernández Osorio: «El oficio de maestro; una profesión al servicio del pueblo ( y III)»

 

Tercera y última entrega sobre el oficio de maestro en la comarca del Marquesado de Zenete.

 

En la evolución del oficio de maestro nos seguiremos centrando en la diversa consideración e importancia que se seguirá concediendo a los espacios dedicados a la enseñanza, a los variopintos edificios en que se alojarán las escuelas en el primer cuarto del siglo XX.

Para empezar, nos ha resultado llamativo, y quizás representativo del escaso interés de ciertas autoridades municipales por el estado de las aulas –y de la educación en general–, un simbólico caso ocurrido en el contexto comarcal del Marquesado del Zenete que será conocido como: “la escuela chiquero”. Allí, en el contexto de las fiestas locales del pueblo de Jérez del Marquesado, en septiembre de 1911, el maestro notificará al gobernador civil que el alcalde “le ha exigido que le entregue la llave de la casa-escuela con el objeto de que sean enchiquerados, en el local donde reciben la enseñanza los alumnos, los toros que han de ser lidiados en la capea organizada hoy con motivo de las fiestas que se están celebrando en dicho pueblo” (1).

El gobernador no atribuirá demasiada importancia al comunicado, pero, desde el ámbito periodístico, –que recordemos todavía tendría un acceso muy limitado, dado el elevadísimo índice de analfabetismo reinante–, se considerará un auténtico sinsentido y un total despropósito. Consecuente con todo ello, las crónicas publicadas lo tratarán de un modo un tanto sarcástico y terminarán preguntándose si ¿no había otro local, además de la escuela, más adecuado para encerrar las reses?

En la misma línea anterior nos encontramos, dos años antes, a la maestra de la escuela de niñas de Albuñán quejándose del estado de abandono del local ya que, “además sirve de depósito de pulpa de la fábrica azucarera de San Torcuato” (2). Ante la improvisada ubicación de la clase escolar, desde la Junta Provincial de Instrucción Pública se ordenará tajantemente al Ayuntamiento de Albuñán que trasladase la escuela de allí “enseguida”.

En un sentido mucho más positivo, en otro de los pueblos de la comarca de Guadix, encontramos, en el año 1912, el emblemático acto de “colocación de la primera piedra de un grupo escolar en Alquife. Evento que será reconocido socialmente como una “fiesta de la cultura”, pues, se aventuraba que el pueblo “dentro de poco contará con una escuela como ni aún en la misma capital existe”. Será un acontecimiento local trascendental, que tendrá una amplia acogida en el conjunto de la prensa diaria de Granada (en la expedición viajará un representante de cada uno de los diarios existentes: «La Publicidad», «Noticiero Granadino» y «El Defensor de Granada»). Ceremonia inaugural a la que asistirá –en representación del Gobierno– el entonces subsecretario de Instrucción Pública y, como sabemos, diputado a Cortes por el distrito de Órgiva, Natalio Rivas Santiago (3).

Material escolar de otros tiempos

La encomiable iniciativa habría partido de la donación de “diez mil pesetas”, realizada al Ayuntamiento de Alquife por “la compañía minera «William Baird» (The Alquife Mines), para que fuesen destinadas a la construcción de un grupo escolar que reúna, en lo posible, todas las condiciones higiénicas y pedagógicas en que con arreglo a los mayores adelantos, debe desenvolverse la inteligencia de la niñez”.

A la llegada de las autoridades, a la estación del pueblo, “fueron acogidos los expedicionarios con vivas, música y disparos de cohetes que atronaban los oídos”. Mandatarios que, acompañados por los niños y niñas de las escuelas y “escoltados por centenares de mineros”, pasarán a hacer su entrada en el pueblo “que, como en días de gran fiesta, luce colgaduras en sus balcones”. En la plaza, “se congregaba una muchedumbre que no cesó de dar vivas al diputado por el distrito y a las demás autoridades”.

A continuación, y ya en el lugar previsto para las escuelas, dirigirán sus discursos los expedicionarios. Todos se harán eco y agradecerán la generosidad de la sociedad minera alquifeña: “que procura no sólo el bienestar material de los trabajadores, sino que atiende también a que sus hijos reciban aquí los beneficios de la educación e instrucción”. El representante del Gobierno, Natalio Rivas, referirá las reformas emprendidas por su partido (Partido Liberal), “por sus constantes y progresivas reformas a favor de la educación primaria”. En primer lugar la medida –tomada por Romanones– de que, desde 1902, “el maestro pasara a ser un funcionario del Estado, cobrando directamente sus haberes y redimiéndose de las estrecheces en que vivía” y, en segundo lugar, “la llevada a cabo por el último ministro, elevando a mil pesetas el sueldo mínimo del maestro”.

En otros casos de la época las noticias que nos lleguen sobre educación no serán tan alentadoras. En Lugros, también dentro de la comarca accitana, se nos informa que la escuela, ante la enfermedad del maestro, está cerrada y “los alumnos llevan ya cerca de cuatro meses sin recibir la necesaria instrucción”, pues, no se sustituía al profesor mientras durase su afección y solo se volverían a abrir las puertas con su nueva incorporación a la clase; tras su restablecimiento más o menos prolongado. Entre los problemas fundamentales, que se reconoce siguen existiendo, al final de la etapa de que nos estamos ocupando, uno de los más importantes es, –además de que se construyan “edificios escolares en condiciones pedagógicas adecuadas”–, dar “al maestro la categoría social que merece por la importancia de su sacerdocio, pues […] no puede ser modelo de ciudadanos un país donde hay pocas escuelas y muchas tabernas” (4). Reconocimiento social que, según reconocen, era clamar como quien clama en el desierto.

Ver también: 

«El oficio de maestro; una profesión al servicio del pueblo (I)»

«El oficio de maestro; una profesión al servicio del pueblo (II)»

 

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(1) El Defensor de Granada, 08/09/1911, p. 1.
(2) El Defensor de Granada, 02/04/1909, p. 2.
(3) El Defensor de Granada, 25/01/1912, p. 1. Natalio Rivas Santiago, posteriormente, ocupará el cargo de ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, en 1919
(4) El Defensor de Granada, 17/01/1924, p. 1

 

 

Jesús Fernández Osorio

Maestro del CEIP Reina Fabiola (Motril).

Autor de los libros ‘Cogollos y la Obra Pía del marqués de Villena.

Desde la Conquista castellana hasta el final del Antiguo Régimen

y ‘Entre la Sierra y el Llano. Cogollos a lo largo del siglo XX

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