Nuevo poemario de Pedro López Ávila -el séptimo- que presenta a las 20 horas del martes, 28 de enero, en el Centro Artístico de Granada.
Un delicado pastel del alcoyano Germán Aracil ilustra la portada del séptimo poemario del catedrático de Lengua y Literatura, Pedro López Ávila (Granada, 1952). Ha sido publicado por Editorial Alhulia con el título ‘Por los caminos del aire’ y magníficamente prologado por el doctor en Filología Románica, Manuel Díaz Castillo, que define esta obra como «un delicado objeto poético articulado en torno a una reflexión lírica de madurez que se ordena hacia este afán». También destaca que hay poemas que nos señalan instrucciones para encontrar el sentido de la vida. Ambos participarán en su presentación el martes, 28 de enero, en el Centro Artístico.
– Siete eran los sabios de Grecia, siete las maravillas del mundo, siete las bellas artes, y este es su séptimo poemario ¿Qué espera de él?
– ¿Qué se puede esperar de un libro de poemas en pleno Siglo XXI? Sin embargo, si puedo decir que ha sido una liberación. Si un poema se transforma en una insoportable obsesión, un poemario es ya una locura. Baudelaire decía que corregir es más importante que hacer y Valery que el poema nunca se termina, sino que se le abandona en manos del editor.
– ¿Por qué esa reiterada preferencia por lo etéreo: aire, cielo, azul,…?
– Porque en esos elementos percibo la dimensión religiosa que acompañó a mi niñez y creo que de algún modo deben haberme marcado. Nunca he perdido ese sentimiento de lo transcendente, sino que lo mantengo intacto y hasta es probable que fortificado. Cualquiera que lea este poemario en serio podrá encontrar signos que avalan lo que digo. Lo que si he perdido es la sistematización de lo religioso.
– Según se desprende de la lectura de su poemario, sus obsesiones siguen siendo el paso del tiempo y el olvido ¿qué puede hacer el poeta frente a ambos?
– Nada o lo que decía Charles Baudelaire «Siempre lo nuevo» por eso hay que arrojarse a lo desconocido para encontrar lo nuevo, abrir la mirada hasta que se haga visión, buscar otros territorios que nos den otras respuestas que no nos puede ofrecer la razón, pues el olvido es la más profunda soledad de la memoria.
– En su trayectoria poética la poesía y la filosofía son inseparable como la cara y la cruz de una moneda ¿Por qué?
– Porque toda la vida ha sido así. No hay nada nuevo en este sentido. No se podría entender bien a Rilke o Hördeling sin su condición filosófica. Heidegger dijo: «el lenguaje es la casa del ser y en su morada habita el hombre, por eso si no se piensa y poetiza el hombre vive errante y desarraigado». Para él, los pensadores y los poetas eran los que debían custodiar esa casa del ser. Lo mismo podríamos decir de Unamuno o Antonio Machado y tantos otros, por supuesto. A este respecto María Zambrano dijo: «Poesía y filosofía son dos mitades del hombre, no se encuentra el hombre entero en la filosofía; no se encuentra la totalidad de lo humano en la poesía.
«Siempre he tenido la estúpida tentación, supongo que es una deformación profesional, de explicar lo que no se puede explicar»
– En su bello y erudito prólogo, Manuel Díaz afirma que su obra «es un delicado objeto poético articulado en torno a una reflexión lírica de madurez que se ordena hacia este afán». También que hay poemas que nos señalan instrucciones para encontrar el sentido de la vida. ¿Está de acuerdo?
– Pues creo que ahora vivo más instalado en el pasado y en el presente que en el futuro, ya va quedando menos futuro. Siempre he tenido la estúpida tentación, supongo que es una deformación profesional, de explicar lo que no se puede explicar y, a veces, cuando llega esa chispa o ese brote de imaginación en que uno percibe la palabra necesaria, pareciera que se la quiero entregar a los demás tal y como viene para que sea útil a los otros, cual si fuera un manual de instrucciones de vida. Y eso no funciona así. Quizá debiera cambiar el tono en la estructura artesanal de esos poemas, puesto que la poesía es un acto de creación individual. Por tanto, estoy de acuerdo.
– Afirma su insigne prologuista que en su libro hay una fascinación por el poder secreto de la melodía y el ritmo ¿hasta qué punto le preocupa el estilo?
– A mí, particularmente, me preocupa que poetas consagrados de la actualidad renuncien a la retórica, al artificio o a la isometría a cambio de lo vulgar, lo soez, lo antiliterario o lo confuso. Digo yo que si un poema es antiliterario, será otra cosa y no precisamente poesía. El artificio es connatural a la Literatura por mucho que se reniegue del mismo, y el ritmo de un poema o su melodía son fundamentales, pero ocurre con frecuencia que si no se sabe medir, el poema se desmorona. No es necesario que cada verso tenga el mismo número de silabas, no, pero muchas veces, por ejemplo, un endecasílabo seguido de un eneasílabo se pueden matar.
– En su poema ‘¿Para qué?’ se interroga acerca del sentido de los vanos logros, condecoraciones, «los honores oficiales,/ los reconocimientos a medida, / o los autohomenajes abúlicos?» Pero, ¿no le gustaría obtener alguno premio a su trabajo poético?
– Pues, claro que sí, para qué vamos a andarnos con fariseísmos. El ser humano es débil y le gusta que le reconozcan lo que hace y que lo aplaudan; aunque he de decirle también que en las contadas ocasiones en que he recibido algún aplauso siempre he pensado que se debe más a la cortesía que al mérito. Me siento bastante incomodo con el elogio y con el aplauso; me agobian y me incomodan, a tal extremo, que en esos momentos me siento muy inseguro y demasiado frágil. En todo caso, cualquiera que esté al tanto del funcionamiento de los premios literarios sabe de sobra como va esto, y si los ha recibido lo sabe mejor que nadie. Lo que sucede entonces es que las conciencias escrupulosas, que tanta ética reclaman en los asuntos sociales, se transforman en laxas instantáneamente, porque les reportan utilidad a su existencia. Algunos no han aprendido todavía que no se escribe para el reconocimiento, sino para vivir.
– ¿No le parece injusto que después de siete poemarios de una gran calidad no haya sido incluido en ninguna de las últimas antologías poéticas que se han publicado en Granada?
– Sinceramente, no sé lo que es justo o injusto en poesía. Sé que no soy importante y esto, aunque no lo parezca, es una ventaja, un alivio y un descanso. Ahora bien, en esta época, como ha ocurrido al transcurso de toda la historia literaria, el artista en general y el poeta en particular se acomoda con una facilidad asombrosa a la circunstancias que más le conviene, con el fin de no caer en el olvido de sus contemporáneos y, por tanto, se someten a modas impuestas por las ideologías dominantes y del mercado. Esto constituye un entramado de redes tan perfectamente organizadas, que llega a su extremo máximo cuando «promotores culturales» sin ningún rigor literario, ni histórico, ni filosófico, ni de ningún otro tipo se atreven a elaborar listas (sin ningún criterio formal) para antologías. Pero, claro, lo que no sabe esta gente es que están proporcionando un argumento indirecto del predicamento y éxito de sus comisarios culturales ante la pequeña sociedad literaria. Y eso no se puede cambiar de la noche a la mañana. En este sentido me preocupa mucho que haya personas muy jóvenes, con una capacidad de creación tremenda, que sigan escribiendo con los mismos modelos de hace cincuenta años por culpa de la fama rápida. Es inadmisible la sumisión de estas chicas y chicos que prefieren seguir bajo la tutela de sentires sazonados ideológicamente antes que salir en la búsqueda de un universo propio que se apoye en una interpretación intensamente individual de la experiencia propia de la vida.
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Pedro López Ávila, poeta y articulista
Nace en Granada. Es Catedrático de Lengua y Literatura Españolas. Ha ocupado distintos cargos directivos relacionados con la docencia. Fundador de distintas entidades privadas para el acceso a la Función Pública Docente. Coordinador de múltiples actos literarios. Ha dirigido talleres de poesía y teatro. Ejerce la crítica literaria y artística. Presenta a narradores, poetas y ensayistas relevantes de la actualidad. Formó parte del equipo de redacción de la revista de letras Ficciones. Ha publicado seis poemarios: Amanecer en la palabra (2008), Juego peligroso (2009), El azar de los días (2011), A propósito del recuerdo y del olvido (2016), Del azul nacen los caballos (2017), Un paraíso de niños (2018). Por los caminos del aire (2019) es su última creación poética. Colaborador en cadena COPE Granada en el espacio titulado «La rendija». En la actualidad es articulista en distintos medios en prensa impresa y digital. Seguir en FACEBOOK |
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