Jesús Fernández Osorio: «28 F: la conquista de la autonomía»

Hoy, 28 de febrero, cuarenta años después del referéndum que arrancó la autonomía andaluza.

 

Y mientras algún partido político se permite cuestionar públicamente la idoneidad y oportunidad de su conquista, no estaría de más recordar la importancia de tal efeméride. Fecha simbólica que, sin lugar a dudas, supondrá un punto de inflexión en la historia de Andalucía.

Tras la muerte del dictador, Francisco Franco, se reinició el proceso autonómico andaluz, interrumpido por el golpe militar perpetrado contra la Segunda República1. El 4 de diciembre de 1977 casi dos millones de andaluces salieron a las calles a manifestarse por la autonomía de su tierra. Movilizaciones populares masivas, en defensa de la autonomía andaluza, que tuvieron lugar en las ocho capitales de provincia. El espíritu reivindicativo autonomista se expresaba tras tener conocimiento, por el borrador de la Constitución que en esos momentos se estaba redactando, de la discriminación que suponía el hecho de que tanto el País Vasco, como Cataluña y Galicia serían reconocidas como nacionalidades históricas; con autonomía plena y sus respectivos parlamentos y estatutos. Mientras que para Andalucía, como para el resto de territorios, se contemplaba una simple descentralización administrativa. Es, por tanto, esta fecha (el 4 de diciembre) un referente imprescindible del imaginario andaluz –que tendrá, además, una importancia capital en la configuración final de la España autonómica– y un recordatorio, una vez más, de que los derechos y libertades se conquistan, pues, tal como nos han enseñado las lecciones de la historia, nunca se conceden graciosamente ni se regalan así como así.

En esos momentos, en la conciencia de identidad histórica y cultural andaluza estaban cifradas todas las esperanzas para salir del atraso y el subdesarrollo endémico en que había estado postrada nuestra tierra, especialmente durante toda la dictadura: pobreza endémica, caciquismo local, paro, analfabetismo, desigualdades sociales y emigración. Identidad histórica andaluza a la que el cantautor granadino, Carlos Cano, supo poner letra y música en su emblemática canción Verde, blanca y verde (conocida como la verdiblanca). Letra que pronto se convertiría en un verdadero himno popular:

De Ronda vengo/ lo mío buscando/ la flor del pueblo/ la flor de mayo/ Verde, blanca y verde.
Ay, qué bonica/ verla en el aire/ quitando penas/ quitando hambres/ Verde, blanca y verde.
Amo mi tierra/ lucho por ella/ mi esperanza/ es su bandera/ Verde, blanca y verde.
Qué alegres cantan/ las golondrinas/ tierra sin amos/ tierra de espigas/ Verde, blanca y verde.
Cómo relucen/las amapolas/de Andalucía/trabajadora/Verde, blanca y verde.
Amo mi tierra/lucho por ella/mi esperanza/es su bandera/Verde, blanca y verde.

Sentir popular por unos símbolos que, además, se verá acompañado, en el mismo sentido, por una identificación clara con las carencias de un pueblo para su desarrollo. Entre ellas, el mismo autor las recogerá en el clamor de uno de los versos de sus canciones: “qué vuelvan pronto los emigrantes2. Una tierra, Andalucía, que, hasta entonces, recordémoslo, habría venido expulsando sistemáticamente a sus hijos en una auténtica diáspora por medio mundo.

Tres largos años después, de largo y enrevesado camino, de lucha política y de afrontar adversidades de todo tipo, se convocó, para el 20 de febrero de 1980, el referéndum sobre la autonomía de Andalucía. La recién aprobada Constitución permitía dos caminos de acceso a la autonomía: a través de los artículos 143 ó 151. Se optó por este último, por la “vía rápida”, ante el sentimiento de agravio frente a otros territorios que suponía el primero de los artículos. Insólitamente, el Gobierno de la UCD se inclinó por la abstención. La pregunta que se sometía a consulta no podía ser más esperpéntica y, además, ni mencionaba para nada la palabra Andalucía: ¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?3

El resultado del referéndum fue confuso, ya que era necesario el voto afirmativo de más del 50 por ciento del electorado (no de los votantes) en todas y cada una de las provincias. Y así se cumplió el requisito de ratificación popular, excepto en Almería, donde faltaron unos escasos votos. Por un lado fue una derrota legal y por otra una importante victoria política; pues, el pueblo había hablado. Finalmente se desbloquearía el difícil proceso y Andalucía conseguiría arrancar su autogobierno. Tras la elaboración y ratificación del Estatuto de Autonomía de Andalucía en el año 1981 llegaremos al 23 de mayo de 1982, fecha esta en la que se celebrarán las primeras elecciones al Parlamento de Andalucía.

Transcurridas cuatro décadas de aquella triunfal derrota que fue el referéndum del 28F podemos significar que la autonomía política andaluza está plenamente consolidada y que, pese a las lagunas y sesgos partidistas, ha conseguido invertir los procesos de deterioro social, cultural, político y económico que venían lastrando a nuestra tierra.

Para terminar, en este Día de Andalucía tan especial, en el que se cumple el cuarenta aniversario del 28 de febrero de 1980, en el que nos hacemos eco de aquel momento histórico en el que los andaluces acudieron masivamente a votar en un referéndum convocado con la finalidad contraria, debemos recordar que siguen siendo esenciales la defensa y el compromiso permanente –sobre todo entre las jóvenes generaciones– por los valores que representan los derechos y libertades conquistados pues, fruto de la vulnerabilidad de los valores democráticos, los que ayer se oponían al autogobierno son los que hoy nos gobiernan. Y, como siempre, muy atentos a sus viejos intereses políticos e ideológicos, como podemos comprobar.

FOTO: Cartel de la campaña institucional del 28F, de Manuel Gandul/Museo de la Autonomía de Andalucía

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1 Blas Infante participó activamente en la elaboración del Anteproyecto para el Estatuto de Andalucía. En el verano de 1936, tras la sublevación militar, el notario malagueño fue fusilado, el día 11 de agosto, por las tropas de Franco. El crimen se perpetró en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona.
2 “La murga de los currelantes”, Carlos Cano, 1977.
3 Antonio Rodríguez Almodóvar, en un artículo titulado: “Al encuentro de la identidad perdida”, publicado en el diario El País, el Día de Andalucía del año 2000, refiriéndose a la pregunta tramposa y enrevesada, escribe que “alguien dijo que si el pueblo andaluz era capaz de entender la preguntita que se le hacía, cómo no lo iba a ser de gobernarse a sí mismo”.

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Jesús Fernández Osorio

Maestro del CEIP Reina Fabiola (Motril).

Autor de los libros ‘Cogollos y la Obra Pía del marqués de Villena.

Desde la Conquista castellana hasta el final del Antiguo Régimen

y ‘Entre la Sierra y el Llano. Cogollos a lo largo del siglo XX

 

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