Con frecuencia, hemos tenido que soportar chistes, críticas o algún que otro cliché o prejuicio tan infundado como injusto. ¿Quién no ha oído hablar del “andaluz vago” o del “andaluz fiestero”?
A veces, ha sido algo tan fácil y gratuito, que hay quienes llegan a sufrir el “síndrome de la veracidad absoluta”, consistente en dar crédito a todo lo que nos llega a través de la caja tonta o del periódico de gran tirada.
Pero, recordaré que Andalucía es la tierra del flamenco, de nombres que han paseado por los grandes festivales del cine (sin olvidarnos de la alfombra roja de Hollywood), de astrónomos reputados, escritores líderes en ventas, científicos de prestigio, enorme nivel en sus Universidades o grandes figuras en el deporte, por citar algunos reclamos de nuestra tierra.
Sí, señores, me dirijo a quienes obvian la magia del patrimonio existente en Andalucía (Giralda, Torre del Oro, Alhambra, Catedral de Sevilla, Museo Picasso, Sierra de Cazorla, Mezquita de Córdoba, Ateneo de Sevilla, …)
Antonio Banderas, Picasso, Gustavo Adolfo Bécquer, Rafael Alberti, Manuel de Falla, Blas Infante, Federico García Lorca, Enrique Morente, Sergio Ramos, Carlos Cano,Camarón de la lsla, J.R.Jiménez, Curro Romero, Paquirri, Velázquez, Arias Montano, Fernán Caballero, María Bellido, Eugenia de Montijo, Teresa de Acosta, Elena Martín Vivaldi o María José Rienda son algunos de los nombres de nuestra magnífica tierra.
Debemos sentir orgullo, y, lejos de naturalizar o aceptar críticas que no hacen justicia a la magia que atesoran las ocho provincias que conforman nuestra Comunidad, debemos rebelarnos y citar cada uno de los nombres que hicieron o hacen historia, resaltar los numerosos parajes o rutas vibrantes y culturalmente significativas, disfrutar de una gastronomía ante la que se rinden propios y extraños, captar privilegiadas panorámicas desde rincones envidiables como el Mirador de San Nicolás o persuadir a aquellos que desconocen las virtudes o rasgos diferenciales que nos hacen ser únicos, de comprobar con sus propios ojos.
Porque los andaluces somos algo más, y, la lluvia fina a veces cala para hacer daño, basta de etiquetas, chistes malos (para los buenos ya tenemos a los hermanos gaditanos) o críticas tan torpes como ácidas.
¡Qué mis deseos no caigan en saco roto!
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Profesor de ESO