Muchas personas sienten la necesidad de plasmar en el papel lo que sienten. Da igual su condición social o su formación.
Unos en prosa, otros en verso. Unos en sonetos, otros en verso libre. Este es el caso de Manuel Juan García, José López o José Antonio Haro. El primero, en su salutación diaria a sus grupos de Whatsapp sorprende con su maestría en la décima espinela como la escrita el quinto día de confinamiento (20 d marzo):
¿Quién ha creado este virus? ¡Por dios que acabe ya!
(ODA EN ESPINELA)
¿Quién te nació, mal nacido,
matón Covid-19?
que hasta el viento se conmueve
en un grito contenido.
Al cielo llega el gemido,
de tu huella destructora,
plaga amarga y rompedora,
del más humano sentir,
¡no más vida sin vivir!,
¡no más noches sin aurora!.
Manuel Juan, marz’20, d.a.r.
También con el soneto como ha sido el caso en la jornada de hoy, lunes, 23 de marzo:
SONETO
Con emoción espera el mundo entero,
Que un Jenner o un Pasteur aparezca,
Y fruto del saber y ciencia ofrezca,
Sagrado ungüento, eficaz y certero.
Nadie mengue su afán aventurero,
Y con ardid el encierro ennoblezca,
La gratitud vesperal con palmas crezca,
Por ser común el dolor y el sendero.
Abrir los corazones cada día,
Y ved que hay más esperanza que amargura,
Hágamos de los duelos melodía,
Resistir o comprender no sea bravura,
Olvidemos discusiones y porfía,
Para hallar horizontes de blancura.
manueljuan, marz’20. D.d A.R.
Por su parte, José López, de Padul, se ponía en contacto en la jornada del sábado para contarnos que tras ver las noticias y haber visto a esa enfermera emocionada dándole ánimo a las gentes, porque los pacientes están bien atendidos dentro de la situación, se acordaba de una de sus poesías, poesía que me mandó para «aportar su granito de arena de agradecimiento y gratitud por lo que están haciendo por las gentes en esta situación, que a saber cómo responderíamos los demás. Disculpe mi atrevimiento, pero creo que es de justicia hacerles un homenaje a esos héroes que hasta se olvidan de lo que dejan en casa por esta causa».
MÉDICO
Qué palabra más familiar y evocadora
y, sin embargo, al médico poco se valora
cuando es un ser normal que nos trata de ayudar,
a veces de un simple dolor
otras veces cosas graves, da igual, él siempre está.
Médico de familia como se le suele llamar
sobre todo, cuando interesa
o cuando nos duele la cabeza.
Qué poco valoramos cuando sanos estamos,
sin pensar que nos ayudó cuando tuvo ocasión.
Qué visión más pueril e infantil
egoísmo puro y duro el de las gentes
que le buscan con ternura y premura
y él se ofrece gentilmente cuando lo llama la gente.
Médico de familia, hombre amable por lo general,
siempre presto a ayudar cuando hay necesidad,
sin importarle dónde y cómo o en qué lugar,
lo importante es ayudar a las gentes,
niños, mayores, sin importar la enfermedad.
Tragándose lo que le pidan por ayudar
casos desagradables por la enfermedad.
Pero lo importante es estar ahí para curar,
que según pensamos, para eso están
sin pensar que han hecho su carrera
por sentirla y ayudar a la humanidad.
Otro de los amigos, muy activos poéticamente -y que siempre nos sorprende- es José Antonio Haro que desde su retiro de Nigüelas comparte con todos sus poemas en las redes sociales. He aquí el último:
EN EL TEJADO
Tenemos la pelota en el tejado;
alguien nos la lanzó de una tacada.
ES una rueda al cubo y al cuadrado,
extraña, polimófica y pesada.
Una pelota que al jugar con ella
te deja en mal lugar las zapatillas;
que allá por donde pasa deja huella,
te humilla y te castiga de rodillas.
ES un juego de azar que cuando toca,
toca pero de forma negativa;
es una bonoloto a la deriva.
No es un apieda más, es una roca
que impide transitar por el camino,
un muro que atraviesa tu destino.
Granada, 18/03/2020
Juan Antonio Haro
Comentarios
Una respuesta a «Poemas en tiempos de confinamiento»
Nos necesitamos
para repudiar la soledad ,
Nos llamamos
para olvidar el olvido
Nos separamos
pero seguimos unidos
Nos encerramos
algunos pensamos,
por otros lloramos
y otros reímos.
Muchos cantamos,
poemas regalamos
y ánimo subimos .
El tiempo empleamos
en quehaceres dejados
y ahora encontrados
en rincones perdidos.
Pueblos enclaustrados,
miles desempleados,
trabajos agobiados,
sin pausa y sin egoísmos
día tras día encargados
de parar este seísmo.
¡No quiero calles vacias¡
¡Quitad de mi este silencio¡
Quiero ver niños jugando,
a los amigos abrazando,
a novios llenos de besos,
a abuelitos disfrutando,
con sus dulces nietecitos.
Quiero hospitales vacíos
de los virus asesinos.
Quiero a los sanitarios
perder ese stress maldito
Y a todos los que han currado
y aún curran los benditos
qué está plaga se acabe
que nuestras lágrimas paren
por todos los que se han ido
Y salgamos a las calles,
señal de que hemos vencido
a este monstruo chiquitito
que tanto mal ha traído.
Nuestras vidas cambiarán
yo creo que para bién,
y todo el mundo pensará
que lo pasado pasará,
sin olvidar lo que fue.
Queridos compañeros…
os deseo lo mejor,
hacer caso es lo primero,
vosotros y el mundo entero
y acabará este terror.
Volveremos a juntarnos,
abrazamos y besarnos,
sin olvidar lo que pasó
en el noviembre pasado
donde el olvido no fustró
y se mantiene grabado
a fuego en nuestro corazón