Confinados. Así titulaba mi último artículo, y, así se podría titular el presente.
Pero, algo ha cambiado. Soy optimista por naturaleza, por más golpes que la vida pueda darnos. Señoras y señores, a todos los que lean estas líneas (sin excepciones de ningún tipo), les diré: ¡Cálmense!
Contemos hasta tres antes de mostrarnos iracundos, sin capacidad de raciocinio, impulsivos y sin nadie que nos frene.
En mi última colaboración ataqué a los que todo lo saben o a quienes critican porque son grandes expertos desde la barrera (no me escondo cuando he de hacerlo). Seguiré siendo “yo mismo” (sin pelos en la lengua) y llamando a cada cosa por su nombre.
De nuevo, hago un llamamiento al diálogo, empezando por la clase política (no aprobaré las malas artes de todo aquel que busca ganar un puñado de votos, aprovechándose de una situación que está dejando miles de muertos en todos los países).
No me río (dado que la situación no debiera llevarnos a mostrar dicha expresión en el rostro), pero dirigentes o diputados de la oposición (aquí no caben los colores), voy a pedirles una cosa: “¡Muestren dignidad!”
En segundo lugar, añadiré algo más: “¡ Respeten a su pueblo!“
Me da igual que se llamen PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos o Ganemos (por cierto, hay pueblos en los que entiendo porque ganan algunas candidaturas, con siglas similares a esta última). Me estoy refiriendo a la empatía (esa cercanía que cada vez echo más en falta).
Dirigentes ( llámense Pablos, Pedros, Santiagos o Robertos), ahora más que nunca, deben estar unidos. A la población, pediría lo mismo.
Sé que es doloroso perder a un ser querido o ver cientos de personas hacinadas en hospitales, pasillos en los que no cabe ni un alfiler.
Pero, ¿quién predijo esta pandemia de tal envergadura?
Si alguien sabía cómo pararla, los consejos a posteriori no me sirven.
Jamás aprobaré el oportunismo (sacar rédito con la famosa frase de “YA LO SABÍA”).
Concluiré, incidiendo en una necesidad prioritaria: «¡Arrimemos el hombro!»
Menos ira y más amabilidad, menos oportunismo o mítines de precampaña y más solidaridad.
¡Qué mis deseos no caigan en saco roto!
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Profesor de ESO