No es ninguna casualidad que estemos viviendo una epidemia, las pandemias de gripe son algo recurrente en la historia. La de 1918, la gripe española, no fue la primera ni la última.
El mundo volvió a vivir episodios similares, pero no tan letales, en 1957-58 y 1968-69. A estas hay que añadir otras epidemias de distinto origen (Ébola, SARS, etc.) y ahora, el Coronavirus.
Aun así, parece que los humanos tenemos muy mala memoria, ante la posibilidad de sufrir una nueva pandemia no se ha hecho absolutamente nada.
¿Por qué? Intuyo que una de las razones es que los humanos vivimos como en una ensoñación, como si no quisiéramos saber nada de la realidad, como si lo de ahí fuera no fuese con nosotros. Aturdidos, conocemos lo que pasó en la historia como si hubiese pasado en otro sistema planetario.
En la actualidad, ese estado hipnótico es aún más pronunciado: vivimos aturdidos en un mundo virtual sobresaturado de información. Las máquinas dominan nuestras vidas (Terminator se queda corto). Esta información excesiva hace que no sepamos dónde dirigir la atención, por lo que las falsas noticias corren como la pólvora.
Y a pesar de todo no despertamos, una y otra vez nos vuelven a pasar, siglo tras siglo, las mismas cosas. El hombre no quiere entender que es vulnerable, que es mortal, así de sencillo, por eso nos drogamos y por eso vivimos como lo hacemos, como si la vida no fuese con nosotros, en un perpetúo estado etílico.
Hay más razones por las que se producen estos “olvidos históricos”. La gripe española se situó en la I Guerra Mundial (se sospecha que pudo influir en el final de ésta). El Coronavirus aparece en plena guerra por la conquista del 5G. El mapa que nos ofrece la situación es este: el coronavirus ha provocado que la vieja Europa caiga, que los EEUU sean ya los segundones oficiales, y que China se erija como la ganadora ya que ha sido ésta la que le ha dicho al mundo qué hacer y cómo actuar frente al virus (seguro que también sacan la vacuna pronto, auguro). Así que está claro; ya tenemos 5G “made in China”. Aquel que domine la industria del 5G, hará lo mismo con la economía mundial.
El Coronavirus, nos hace pensar que estamos más unidos que nunca, pero el virus nos aísla e individualiza.
El Coronavirus, nos hace pensar que estamos más unidos que nunca, pero el virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa.
Ojalá mejore nuestra memoria histórica exponencialmente y sobre todo sepamos cómo amarnos después de todo esto.
“Yo he hecho eso, – dice mi memoria. Yo no puedo haber hecho eso – dice mi orgullo y permanece inflexible. Al final la memoria cede.” Friedrich Wilhelm Nietzsche
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso