‘Azul… cuando lo perdido regresa’, 17 obras creadas durante el confinamiento, se pueden contemplar hasta el 30 de junio
Tras tres meses de confinamiento, el martes abría sus puertas la Sala Apperley del Centro Artístico. Y lo hacía cumpliendo todos los protocolos y medidas sanitarias por lo que la inauguración de la exposición ‘Azul… cuando lo perdido regresa’ de Jacinto García Rodríguez (Íllora, 1954) se hacía con la sola presencia de la presidenta de la institución, el alcalde y concejal de Cultura de Ogíjares, y la pintora y escritora, Marijose Muñoz. Junto a ellos apenas una decena de personas, entre representantes del Centro Artístico y amigos del pintor. Ya se había advertido que sería así «debido a la pandemia provocada por el virus Covid 19 no habrá acto de inauguración». No obstante, se pensó que se podría hacer y mediante vídeo llevarlo al público interesado.
Y así fue, Celia Correa, en su calidad de anfitriona fue la encargada de dar la bienvenida y dar la palabra. El primer edil de Ogíjares agradeció la acogida de la obra de Jacinto, «su amigo y vecino» por aquello de tener fijada su residencia, su estudio y sala de exposiciones, Zócalo Arte, en esta localidad. Seguidamente, Marijose Muñoz le dedicaría un bello texto al artista con recorrido por casi todas las obras expuestas en la sala para terminar diciendo «eres, querido Jacinto, la esencia de phosphóros en un mundo perfecto y silente que se ensordece aún más en los colores tendidos sobre estrellas. En tus obras nos ofreces rituales de té de hierbabuena con matices de luces y sombras».
AZUL… CUANDO LO PERDIDO REGRESA
Por Marijose Muñoz Rubio
«Perla azul de Marruecos, que un día fue blanca y hermana de nuestro Albaycín, parentesco singular de familia alpujarreña. Ese Farolillo testigo de sueños que iluminan cientos de arcos de herradura, reflejando añiles que marcan pórticos celestiales sobre las azoteas de aquella ciudad al oeste del Rif, pasadizos abovedados por cientos de años de Historia que crece en serpenteadas calles de adoquines, con artesonados de madera astillada, como astillados están los corazones tras capas y capas de cal, pieles y gachas de habas. A veces, un cableado de modernidad invade a sus habitantes de esa utopía del rico occidente… es la quimera de unas ropas raídas, o tal vez pueda ser la sobriedad de una chilaba decorosa.
Una escalera que asciende al creyente hasta un Alá convertido en luminoso suspiro, puertas cerradas al misterio nila por donde camina un serio olor a verde cannabis en la noche negra, cansadas babuchas de cuero que no comprenden de días de fiesta, antaño al waqfa era una medida que marcaban las mujeres para el camino de los hombres.
De Chauen a Granada, solo nos separan 528 años de gnósticas lámparas de forja bronceada, un mar, una catedral y las silenciosas y amargas lágrimas de Boabdil a caballo, en la colina, errante de unas Alpujarras huérfanas del Corán, un rey que sueña con regresar a las “fantasías del fuego” amamantado por caminos que conducen a la Meca, entelequia de culturas antiguas, que antaño construyeron palacios como la Alhambra, suntuosas estancias de paraísos divinos, dónde el sol cada tarde se queda a vivir en sus rojizas fachadas. ¿Qué importa si eres rico o mendigo? El crepúsculo nos visita a todos por igual, sin distinciones.
Regresa el espejismo de un oasis a través de la mirada de luz de esa niña que sueña con bailes de vientre y danzas de paz. La juventud de unos oficios que alimentan día a día la mirada pobre y serena de aquel que espera el milagro divino de un porvenir que lo aleje de las calles y la mezquindad que nos revele el tiempo de orientarnos hacia la cañada sin retorno de Baba, el mendigo. Si alguna vez pudiera bajar por la Carrera del Darro a bañarse de oro en sus frías y doradas aguas seguramente lavaría para siempre su humildad en preciosos lubricantes vespertinos de una Granada que sin duda le pertenece para siempre.
Eres, querido Jacinto, la esencia de phosphóros en un mundo perfecto y silente que se ensordece aún más en los colores tendidos sobre estrellas. En tus obras nos ofreces rituales de té de hierbabuena con matices de luces y sombras. Ofréceme siempre tu pincel y tu luna en forma de lágrima y serán plata en mi corazón. De tu mano, toda la cultura cabe en un clavel que al bañarlo con la pleamar de nuestro Mediterráneo, redime odios pasados con sabor a canela».
17 OBRAS REALIZADAS DURANTE EL CONFINAMIENTO
A continuación tocaría el turno al artista que reconocería vivía un momento muy especial pues se trata de «la primera exposición que se realiza para dar entrada a la nueva realidad» y que le ha movido su deseo «de romper con el miedo». Así mismo, que las 17 obras mostradas han sido realizadas durante el tiempo de confinamiento, «un tiempo que para un artista no ha sido especialmente penoso pues está acostumbrado a pasar mucho tiempo en la soledad de su estudio». Obras de diferentes formatos (la mayor 140x70cm y la menor 60x40cm) en la que ha optado por el continuismo, ya que se considera heredero «de los grandes pintores que Granada ha dado y que a veces la ciudad olvida» y cuyo título obedece a un doble sentido, el primero relacionado con los efectos que el Covid 19 ha ocasionado al arte y los artistas y el segundo con la interpretación del color: azul, mi color». Cerraría el acto, Celia Correa, recordando a los grandes maestros granadinos que han expuesto en el Centro Artístico y de cómo el origen de esta institución, hace 135 años, estuvo en un grupo de pintores. Hasta el 30 de junio, en horario de 18 a 21:30 h.
AZUL… CUANDO LO PERDIDO REGRESA
por JACINTO GARCÍA RODRÍGUEZ
Si tuviésemos la capacidad de mirar el momento presente desde el futuro, nos daríamos cuenta de su importancia, es la primera exposición que se realiza para dar entrada a la nueva realidad.
El arte necesita del apoyo de personas e instituciones; los efectos de la pandemia provocada por el covid 19 sitúan a los artistas como uno de los grupos más vulnerables, si la situación ya era mala antes de la pandemia, sin duda muchos quedarán entre los grupos de la pobreza.
Hace unos meses se suspendió la anterior exposición que tenía programada aquí en el Centro Artístico, y no me importa, pese a las dificultades, abrir esta nueva realidad, porque vengo aquí no por interés crematístico sino con el ánimo de romper con el miedo, miedo que psicológicamente es un potente mecanismo de defensa, pero al que hay que ponerle freno porque si no también se llevará consigo grandes momentos.
En ésta exposición he querido traer lo realizado durante el tiempo de confinamiento, un tiempo que para un artista no ha sido especialmente penoso, está acostumbrado a pasar mucho tiempo en la soledad de su estudio, porque es en esa soledad llena donde la magia de la creación y el diálogo con la obra trasciende en un plano de semiinconsciencia; el tiempo desaparece y cuando regresas la obra está allí hablándonos y a veces sorprendiéndonos a nosotros mismos.
Pudiendo haberme inclinado como artista por el rupturismo, he optado por el continuismo, aprender e interiorizar de todo aquello que me gusta… ser heredero de toda aquella sabiduría de los que nos precedieron y muy especialmente de los grandes pintores que Granada ha dado y que a veces la ciudad olvida.
He titulado esta exposición: Azul… cuando lo perdido regresa con un doble sentido, el primero relacionado con los efectos que el covid 19 ha ocasionado al arte y los artistas. El segundo con la interpretación del color: azul, mi color.
El azul suele vincularse a la introspección, a la timidez, la serenidad y la calma, así como la paz, el entendimiento y la protección.
Grandes cuadros de la historia del Arte fueron realizados sin el uso del azul. Conseguir el tono azul fue muy importante porque se asoció a lo religioso… recrear el color del cielo, sobre todo en los cuadros que empezaron a retratar a la Virgen, si la Virgen había subido al cielo, su manto, el cielo mismo, debían ser pintado de azul.
El azul lapislázuli, el más intenso, importado por los mercaderes desde las tierras lejanas de Afganistán hasta Venecia, llegó a pagarse a precio de oro.
Si das una ligera visual sobre las obras que aquí expongo te darás cuenta que son azules y naranjas los colores predominantes, son los colores favoritos de los pintores impresionistas quienes lo usaron no solo para describir la naturaleza, sino también para crear estados de ánimo, sentimientos y atmósferas. Con la llegada de los impresionistas se abre un nuevo tiempo en la pintura, ya no se realizan aquellas grandes obras inspiradas en lo religioso, lo épico y lo mitológico. El campo y sus labores, la naturaleza, el paisaje, la luz y sus cambios son el objeto de inspiración. Los impresionistas fueron los primeros en darse cuenta de que el color azul forma parte de las sombras.
En cuanto a la temática, sin querer o queriendo, es una visión cercana a lo que hicieron aquellos pintores viajeros románticos que llegaron a Granada atraídos por su impactante belleza y su orientalismo.
Mi pintura es Granada, la de esta y la de la otra orilla, llevándome hasta ChefCháuen, la perla azul, donde confluyen dos de mis grandes preferencias, el azul y el orientalismo.
El pintor, escultor y escritor Manuel Martín Quesada, inspirado por el cuadro de ChefChauen que ilustra el cartel de la exposición me escribió el siguiente comentario:…. “Curiosamente el azul es el color del silencio. Te produce soñar, volar, imaginar la soledad o sobrevolar la fantasía…pero te hace callar en la respuesta.
Desde aquí quiero dirigirme a las instituciones cercanas, al Ayuntamiento de Granada, a su Alcalde y a la Concejalía de Cultura, el arte necesita de vuestro apoyo. Granada cuenta con muchos artistas con dificultades de poder enseñar su obra, no es una petición de dinero sino de soluciones imaginativas. Me imagino una Granada donde las plazas se llenen de arte y los artistas puedan enseñarnos su trabajo y si cabe poder vivir de ella; Arte en la Calle.
Desde aquí quiero dirigirme a los artistas: la vida del arte y del artista nunca estuvo exenta de “rivalidad y polémica”. Fue en el pasado la pugna de dibujantes contra pintores y en la actualidad entre rupturistas y continuistas. La vida del artista gira en un diálogo entre su “yo” y la obra, incluso a la que da vueltas a su alrededor físicamente, con el peligro de que en su concepto permanezca mirándose el ombligo, en su esencia no está la idea de colectivo, así nos va.
Desde aquí, quiero dirigirme a los que estáis detrás de la pantalla, porque aquí no ha hay nadie. En el ciclo de la creación el público es imprescindible, porque un museo o una exposición no tendrían sentido alguno sin el espectador. Venced vuestro miedo y venir a ver esta exposición que estará abierta hasta el 30 de junio, el arte y los artistas necesitan de vosotros, porque la vida sin arte sería como una calle sin luz, como una casa sin ventanas en las que siempre vamos a encontrar algo que mirar.
ENTREVISTA:
Jacinto Rodríguez: «Te jubilas de todo, menos de la necesidad de pintar»
Maestro de Educación Primaria casi 40 años y ausente de los espacios artísticos, ha retomado aquel camino desde el año 2014…. pues en su opinión «te jubilas de todo, menos de la necesidad de pintar»
- ¿Cuándo arranca su interés por la pintura?
- Nací en Íllora (Granada) en el año 1954. Desde niño manifesté interés por la pintura. A la edad de 7 años los avatares de la vida me llevaron a la antigua Escuela de Artes y Oficios de Granada de la mano de una alumna de D. Gabriel Morcillo, el cual me acepto en sus clases sin tener la edad necesaria para matricularme oficialmente. De la mano de María del Pilar pintábamos en la Alhambra y el Albaicín. Sin duda esas vivencias de la infancia y abrir los ojos al color de la escuela granadina es una influencia que ha perdurado en toda mi obra. Desde siempre el arte fue una necesidad vital, lo mismo que lo es comer, dormir y amar. Aquello que vivimos de niños, marca en gran manera los recuerdos y lo que somos de mayores. Aprendí a mirar, a ver la luz; lo básico a la hora de pintar: centro de interés, equilibrio de color, equilibrio de la composición, a dibujar…..
- ¿Quiénes fueron sus primeros maestros?
- Mi formación es autodidacta. Hasta los 20 años mi pintura giraba entorno a la copia… Velázquez, Goya, Rembrandt…. Y sobre todo la pintura flamenca… por aquel tiempo uno de los artistas de prestigio en Granada era Manuel López Vázquez. Mi amistad con Miguel Martínez Hita, pintor nacido en Maracena y residente en el Albaicín me animó a dejar la copia para entrar de lleno en la pintura de escuela granadina… así fue como realicé mi primera exposición en la Sala de exposiciones que la General tenía en Almuñécar.
- ¿Quiénes son sus pintores favoritos?
- Muchos, los granadinos: Mariano Bertuchi, Manuel López Vázquez, Gabriel Morcillo, José Ortuño, Rafael Revelles, Soria Aedo, los hermanos Carazo, y un largo etc……Sobre todo a los impresionistas franceses y españoles. He optado por el continuismo, aprender e interiorizar de todo aquello que me gusta… muy especialmente de los grandes pintores que Granada ha dado y que a veces la ciudad olvida. Mi pintura es Granada, la de esta y la de la otra orilla, llevándome hasta Chauen, la perla azul, donde confluyen dos de mis grandes preferencias, el azul y el orientalismo.
- ¿Cómo fueron sus primeras exposiciones?
- Realicé exposiciones individuales y colectivas: Almuñécar, Granada y Vergara (Guipúzcoa), entre otras. Con motivo de la inauguración de Galerías Preciados, hoy Corte Inglés, recibí buenas críticas de D. Marino Antequera (por entonces crítico de arte de Ideal). Por aquel tiempo se me incluyó en el Diccionario de Escultores y Pintores del siglo XX. Editorial Fórum Artis, tomo 6, pág. 1553.