¡Cuántas veces hemos –he– citado la “frase labrada” que preside la “puerta dintelada” de la granadina Casa de los Tiros! Y es que, indudablemente, la intención del lema allí escrito va más allá de lo puramente blasonado.
Para mí, el autor quiso dejar bien claro su apuesta sobre la eterna dicotomía entre seguir al corazón o a la cabeza, dualidad que deberíamos sopesar detenidamente en nuestras acciones diarias –incluso en los empecinamientos más absurdos–.
Y aún entendiendo que, como en todo, se pueda plantear la pretensión legítima de alcanzar el “aurea mediocritas” (la virtud está en el centro), alejándose de los excesos y acercándose a la armonía, no debemos olvidar tampoco que se trata de un asunto que no tiene excepciones familiares, de amistad o partidistas. Todo lo contrario: ha de ejercerse, al menos, como forma de respirar adecuada y libre.
Es así que, en evitación de los excesos o los defectos, sentimientos e inteligencia deben coordinarse para, en un “todo social”, alcanzar la justicia propia y ajena.
A estas alturas, y repasando los últimos acontecimientos vividos –ya sabéis que soy partidario acérrimo de la “revisión selectiva” para no volver a cometer los mismos errores–, como vecino de esta bendita tierra, no puedo sino alzar mi voz en solicitud de concordia, avenencia, solidaridad…, a modo de la armonía que cualquier grupo musical desea alcanzar.
Recordatorio –ya que, por desgracia, los consejos no siempre son bien aceptados–, que siendo extensivo a todos nosotros, dirijo especialmente a aquellos que, en su perturbado afán egoísta de carácter político-económico, no son capaces de asumir que ninguno poseemos la verdad absoluta y que nuestro fin primordial no es otro que “servir” con acento global, en lo cercano y en lo distante, sin egocentrismo, codicia o ambición.
Y por si alguien pone en duda lo antedicho, sabed que tengo muy claro que sí, que hay que avanzar en diversos aspectos de nuestra actual convivencia –y no sólo, como mantienen algunos, por “adaptación a los tiempos”–.
Leer más artículos
de
Ramón Burgos
Periodista