El Aula Permanente de Formación Abierta de la UGR contó con 1.300 alumnos en el pasado curso matriculados en las distintas sedes (Granada, Guadix, Baza, Motril, Ceuta y Melilla)
No corren buenos tiempos para los Programas Universitarios de Mayores. En el caso concreto del Aula Permanente de Formación Abierta de la UGR ha pasado de percibir 70.000 euros de la Consejería de Igualdad, a 20.000 el curso pasado y, ahora, cero céntimos al haberse suprimido la línea 13 de la Orden de 14 de julio de 2020 que recogía la convocatoria de este tipo de ayudas. La catedrática de Derecho Civil y directora de esta institución desde hace cinco años, María del Carmen García Garnica, explica que en el curso recientemente finalizado estuvieron matriculados cerca de 1.300 alumnos mayores repartidos entre las distintas sedes (Granada, Guadix, Baza, Motril, Ceuta y Melilla) y realizaron su actividad docente en torno a 250 profesores colaboradores. A nivel andaluz, el número de personas afectadas por esta medida se eleva a diez mil. «Ha sido un varapalo que nos ha pillado por sorpresa a finales de julio con todo organizado tanto en Granada como en el resto de las sedes», afirma la directora. Por su parte, José Rodríguez, uno de los usuarios y presidente de ALUMA, comenta que «no entendemos los criterios que han manejado para tomar una decisión tan lesiva para el colectivo de los mayores y de la comunidad universitaria. Si son criterios económicos, están totalmente equivocados, el dinero que se invierte en la formación a lo largo de la vida, se devuelve multiplicado a la sociedad».
Sobre la fecha de publicación, García Garnica indica que el que haya sido en la última semana de julio «no sé si ha sido casualidad o premeditado pues en agosto ya sabemos que es un mes donde poco se puede hacer. Con todo y con eso, nos estamos poniendo en contacto con el resto de universidades andaluzas para ponernos de acuerdo. También con la Diputación de Granada para intentar conseguir el apoyo que no hemos conseguido de la Junta y llamar a todas las instituciones públicas posibles». Tienen muy claro que no quieren una planificación distinta o más recortada pues su idea es la de mantener la oferta a pesar de las circunstancias, «seguir impartiendo docencia con la misma calidad y el mismo número de horas que en años anteriores, con más seguridad y si volvemos a tener alguna dificultad se pueda impartir la docencia en directo y de forma virtual. Todo eso lleva un esfuerzo humano y económico adicional al que hemos tenido en años anteriores».
También indica que aprovecharon el periodo de alegaciones al borrador de la orden donde ya se planteaba financiar solo parte del programa y todas las universidades andaluzas alegaron en contra por el daño que supone a estos programas que tienen una finalidad educativa fundamental y que en el caso de Granada han ayudado durante 26 años a que muchas personas, especialmente mujeres, que no pudieron acceder a la universidad en su juventud por carga familiares hayan podido hacerlo, «es decir, que hayan contribuido a la igualdad de una forma ejemplar, favoreciendo la integración de las personas mayores, haciendo visibles sus capacidades, que no son clases pasivas, son personas muy activas con muchas ganas de aprender lo cual tiene una repercusión incluso a nivel sanitario». Esta directora y también profesora del Aula añade estar encantada con los comentarios de los alumnos que le comentan que el participar en las actividades formativas les «ha sacado de una depresión, les da la vida o que han aparcado las pastillas gracias al programa».
26 años de historia
Este Aula, una iniciativa pionera en España, que puso en marcha la actual rectora de la UGR, Pilar Aranda, con sede en la Antigua Facultad de Medicina, cuenta con una larga trayectoria pues inició su andadura en 1994. En el curso 19/20, en cada una de las sedes de la provincia han estado matriculados una media de 50 a 60 alumnos. En la capital siguen estas enseñanzas en torno a los mil alumnos. En total, cerca de 1.300 estudiantes mayores que cuentan con unos 250 profesores colaboradores «de lo mejorcito y con gran veteranía, absolutamente entregados que les apasiona dar clase a este alumnado tan entregado e ilusionado como en ningún otro nivel de enseñanza».El miedo a los contagios y el rechazo a lo digital ha hecho que las preinscripciones para el curso próximo durante el mes de julio para los alumnos de nuevo ingreso no hayan sido tan altas como otros años.«Con todo y eso tenemos un número razonable, más de 60 nuevos alumnos interesados, y en septiembre todavía pueden preinscribirse las personas interesadas, sabiendo que para nosotros la salud va a ser la prioridad», añade antes de añadir que la situación es «complicada y previsible».
Por eso han previsto todos los escenarios posibles, desde el ideal que sería dar las clases con normalidad y de forma presencial, hasta el peor que es el no poder darlas al tratarse de un colectivo más sensible, en cuyo caso se mantendría la docencia en formato online, o la situación intermedia que consistiría en limitar el aforo, para mantener la distancia social en las aulas con todas las medidas de higiene por lo que se ofrecería a los alumnos las clases en directo pudiendo participar y hacer preguntas como si estuvieran en el aula en los caso de que no pudieran asistir. La idea es que no se vea afectado, lo único que puede cambiar es la forma de impartir las clases. «La pandemia ya ha hecho bastante daño para que ahora le privemos de esto que tanto les gusta y les llena. Algunas universidades se plantean hacer una especie de standby, lo cual es muy preocupante. En la UGR no queremos ni hacer un parón ni ofrecer menos de lo que se ha ofrecido hasta ahora pero evidentemente seguiremos alegando para ver si esto tuviera vuelta atrás», concluye.
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Oír audio de la entrevista a la directora del AULA, Mª CARMEN GARCÍA GARNICA:
Más información: AULA PERMANENTE DE FORMACIÓN ABIERTA
